Barbagelata está a cargo de la Secretaría de Proyectos Estratégicos de la gestión municipal de Sergio Varisco. En diálogo con El Diario, señaló el posicionamiento del Municipio en relación a los arroyos de la capital entrerriana: “Debería planificarse de acuerdo a una prioridad básica esencial que es preservar las formas naturales que tuvo el terruño. El ámbito urbano desarrollado no debiera borrar los rasgos más destacados”, afirmó el especialista quién además aseguró que el intendente coincide en un 100 por ciento con esta visión.

“Hay que dedicarle un esfuerzo importante a rescatar los arroyos en aquellos sectores donde estos son trascendentes, donde demuestran que su magnitud, no solo el curso de agua sino las grandes barrancas que los rodean, tienen una extensión y se destacan urbanísticamente. Es fácil decirlo pero es bastante difícil respetarlo en el curso de las acciones de gobierno. La gente demanda soluciones más rápidas y simples, que pasan indudablemente por el entubamiento o la canalización", señaló Barbagelata.

En otras provincias, entre las cuales se destaca Córdoba, los arroyos y riachos forman parte del escenario natural y funcionan como un lugar de esparcimiento ciudadano y turístico. La relación del pueblo con la naturaleza, a pesar del presunto progreso y civilización, es de suma importancia para muchos activistas que buscan preservar el espacio público más allá de los años de abandono y desidia estatal en la materia.

"Si las cosas se hicieran con tiempo y con recursos, se podría lograr cosas hermosísimas en la ciudad, como rescatar ese rasgo de un curso de agua donde hoy tal vez se concentran los aspectos más negativos de la ciudad (marginalidad, basura, deshechos). A pesar de que es muy difícil, tenemos que hacer una selección de esos tramos que creemos que en el futuro van a configurar la estética de la ciudad”, agregó Barbagelata.

Según el ingeniero y funcionario municipal, salvar tramos de los arroyos implica preservarlos de la basura, concientizar a los vecinos, cortar las cloacas ilegales estableciendo conexiones a la red, y desplazar a los que están en zona inundable dándole alternativas a la gente. “Hay que pensar en los cañadones que tenemos abiertos, como el tramo final del Antoñico, o el pedazo de La Santiagueña desde Nogoyá hasta la costanera”, indicó.

Esto formaría parte de un plan global que se encara desde obra pública, asistencia social, educación, capacitación, servicio de recolección de residuos y unos cuantos otros factores. Entubar las nacientes que estén degradadas y rescatar los últimos tramos es el modelo que aún no tiene una planificación escrita, pero que está conversado entre Varisco y el Área de Planeamiento. “De chico he caminado por el Antoñico, y a La Santiagueña me la conozco desde el Parque Berduc hasta el río. Jugábamos en el arroyo por horas, era un lugar limpio, hermoso, con vegetación. Esa es la imagen a la que hay que llegar, pero si no emprendemos el camino, no vamos a saber nunca si podemos llegar”, expresó Barbagelata.