En el mercado se valoró la decisión como una señal de independencia y de ratificación de los criterios que guían a la entidad en la batalla que libra contra la inflación, la que se ve afectada por los constantes ajustes de tarifas que valida el gobierno al tratar de ordenar algunos precios relativos de la economía con una premura que no muestra en otros aspectos de su política económica.

La entidad que conduce Federico Sturzenegger había quedado en un brete. Siempre destacó la necesidad de una política monetaria contractiva, frente a señales de aceleración de la inflación. Pero con la adecuación de las metas que le impuso el Gobierno se veía ante la obligación de bajar las tasas de interés pese a que, en apenas 48 horas, se hará oficial que el país tuvo en diciembre la mayor indexación promedio de precios de los últimos 14 meses, informó La Nación.

En el comunicado en que difundió su decisión el BCRA destacó que "será cauteloso en la adecuación de la política monetaria al nuevo sendero de desinflación".

"Naturalmente, si se busca una menor velocidad de desinflación que la planeada originalmente, corresponde un sendero de política monetaria menos contractivo que el que antes se preveía", prosigue. "Pero esa moderación en el sesgo contractivo sólo podrá sostenerse en el tiempo en la medida en que la evolución de la desinflación sea compatible con la trayectoria buscada", concluye antes de confirmar que su nueva meta es la cerrar el 2018 con una inflación del 15 por ciento.