Sección

Entre Ríos mira hacia adelante, la transformación no se detiene

María Elena Romero

Después de dos décadas de desorden y falta de transparencia, la gestión de Rogelio Frigerio impulsa una transformación profunda, basada en valores éticos, trabajo y compromiso con los entrerrianos.

No hay transformación posible sin coraje. Y en Entre Ríos, después de más de veinte años de un mismo signo político en el gobierno (peronistas en sus diferentes y camaleónicas versiones), hacía falta precisamente eso: coraje para animarse a cambiar, para ordenar lo que estaba desordenado, para decir la verdad, y sobre todo, para volver a poner a los entrerrianos en el centro de las decisiones.

Cuando Rogelio Frigerio asumió la Gobernación, lo hizo sabiendo que heredaba una provincia endeudada, con servicios públicos deteriorados y con una administración marcada por la falta de transparencia. No se trata solo de sospechas: hubo funcionarios condenados por la Justicia (no hace falta ni mencionarlos). Y también, condenados por la sociedad, como bien pudimos ver lo que  las urnas demostraron, poner definitivamente fin a un ciclo y abrir otro. Un ciclo basado en valores éticos y morales, en la responsabilidad, en el trabajo y en la austeridad.

Desde entonces, se ha venido realizando un enorme esfuerzo. Ordenar las cuentas públicas, recuperar la obra pública con transparencia, acompañar al sector productivo y revalorizar al empleado estatal son tareas que requieren tiempo, gestión y convicción. No hay recetas mágicas, pero sí hay un rumbo claro: una provincia que se administra con eficiencia y que vuelve a mirar hacia adelante.

Esta gestión tomó una decisión profunda: transformar la matriz productiva y social de Entre Ríos. No se trata solo de administrar lo existente, sino de animarse a impulsar todo el potencial que tenemos: nuestros recursos naturales, nuestra gente trabajadora, nuestra capacidad emprendedora. Y hacerlo con una visión moderna, abierta al mundo, pero firme en sus convicciones de desarrollo equitativo y sostenido.

Feliciano y todo el norte entrerriano también forman parte de este proceso. Por largos 20 años fuimos postergados, y hoy empezamos a ver señales de cambio concretas. Caminos rurales que se recuperan, escuelas que vuelven a ser prioridad, viviendas sociales que se reactivan como también la residencia de mujeres de la escuela agrotécnica, las remodelaciones del Hospital (Francisco Ramírez), entre tantas otras. Una mirada que reconoce que el interior profundo, también es el corazón de la provincia.

Sabemos que falta mucho. Pero también sabemos que vamos por el camino correcto. El camino del trabajo, de la transparencia y de la esperanza. Porque cuando se gobierna con honestidad y con una verdadera vocación de servicio, el cambio no solo es posible: es inevitable.

(*) Diputada Provincial por el Depto. Feliciano

Edición Impresa