"Nunca hubo ninguna fiscalización ni pedido de informe del Tribunal de Cuentas por la existencia de algún tipo de error en la información que se brindaba, sino todo lo contrario”, afirmó Aizicovich.
Un proceso de compra de pañales dejó afuera a proveedores históricos, adjudicó a una empresa no inscripta y se quedó con un contrato estimado en US$450 millones.