Por Betiana Spadillero, de ANALISIS DIGITAL
La presentación se desarrolló en un contexto de emoción y alegría. Emoción por el encuentro con quienes coinciden en que sin memoria no hay un futuro mejor y, menos aún, sin verdad y justicia. Y alegría porque la semana pasada comenzó el juicio a los genocidas responsables de la masacre de Margarita Belén, donde fueron asesinados y desaparecidos durante la última dictadura militar 22 detenidos políticos, entre ellos los entrerrianos Raúl Caire, Fernando Piérola y Reinaldo Amalio Zapata Soñez.
Para las 20, la sala principal del Centro Cultural Juan L. Ortiz estaba colmada. El lanzamiento en Entre Ríos del libro Amanda, dolor y esperanza comenzó con la proyección del video "Madre Amanda" (realizado por la gente de Inventario 22), con voz en off de María Luz Piérola, que recorrió la vida de la recordada militante. A ello se sumó el relato de Darío Tapita Gómez, quien colaboró con la pintora en la ejecución del mural en el aula magna de la Universidad del Nordeste, en Resistencia, llamado Argentina, dolor y esperanza, donde estudiaba Fernando Piérola.
“Vine a Paraná con una embajada chaqueña de compañeros”, comenzó diciendo Gómez, para luego compartir cómo fue la experiencia de trabajar con Amanda en Chaco. Según contó, conoció a la artista en un recital por medio de dirigentes universitarios de Resistencia: “Me dijeron 'tenés que conocer a esa vieja que es medio rara, pero tenés que conocerla'”, señaló entre risas.
“Entonces existía una solidaridad que se ha perdido. Trabajábamos juntos todos los estudiantes más allá de las diferencias partidarias. Nuestra primera bandera fue la libertad de los presos políticos, luego le siguió el regreso de los compañeros desaparecidos”, apuntó. Y remarcó que la del ’80 fue una generación de jóvenes que se formaron “oralmente, a través del relato de los compañeros”.
“Veníamos de una universidad reaccionaria, que se quería llevar el mundo por delante. Y la conocimos a Amanda, que nos transmitió que la utopía no es inalcanzable, que los sueños se pueden hacer realidad y que cuando hay unidad y protagonismo los objetivos se pueden lograr. Fue una mujer que nos enseñó a caminar con una mirada amplia”, realzó.
Enseguida, indicó que en primer término se pensaba plasmar el mural en “alguna plaza pública pidiendo permiso a la Municipalidad”, pero que cuando Amanda ingresó al aula magna de la Facultad dijo que “ese era el mural”. Ante la firme convicción de la pintora, no les quedó otra opción que acompañarla y así fue que en dos años consiguieron las firmas necesarias para que el Consejo Directivo de la alta casa de estudios les dé un espacio para defender la propuesta.
Con el asesoramiento pertinente y la insistencia, consiguieron que finalmente en 1986 se apruebe la iniciativa y trabajaron intensamente por 17 días para que la obra esté lista. Sin embargo, hubo algunas dificultades.
Las principales fueron que Amanda sufrió un aneurisma cerebral y perdió la vista, por lo que debió viajar a Canadá para ser intervenida quirúrgicamente. A los pocos días recobró la visión y regresó al país para subirse a los andamios y plasmar el boceto que habían diseñado.
Otra dificultad fue la oposición de la Iglesia Católica a la inclusión de la imagen de un sacerdote presenciando una tortura. “Aunque resulte irónico, la Iglesia fue la principal agencia de promoción del mural. Llevaron varios años hasta que se resolvió ese conflicto, porque borraban la imagen y Amanda la iba a pintar de nuevo a escondidas. Así estuvimos hasta 2004”, reseñó.
“Lo interesante fue que ningún artista chaqueño aceptó mutilar la obra y debieron enviar a pintores de brocha a hacerlo. Fue algo muy fuerte poder lograrlo y hoy representa un ícono en la región. También fue importante el acompañamiento que fuimos teniendo”, finalizó Tapita.
Amanda, según sus familiares
“Mi madre era una luchadora, nada le fue fácil, pero siempre luchó con fuerza y amor”, expresó Álvaro Piérola, y se explayó sobre la vida de Amanda según tres hitos: su nacimiento, reproducción y muerte.
Sobre el primero, aclaró que su madre renació tres veces: cuando conoció a Héctor Piérola, se casó y formó una familia; cuando decidió separarse en 1970, comenzó los estudios universitarios y de idiomas, y profundizó su veta artística; y cuando desapareció Fernando en 1976. “Allí, tocó la realidad del profundo dolor, reconoció las injusticias sociales y se sumó a la lucha por los derechos humanos. Esa es la etapa que la mayoría de las personas conocen de mi madre”, enfatizó.
En cuanto a su reproducción, remarcó que si bien “tuvo seis hijos carnales”, tuvo cientos de hijos en la lucha y en la búsqueda de verdad. En tanto, respecto a su muerte, lamentó que Amanda se haya ido de este mundo con una deuda pendiente: hallar el cuerpo de su hijo y poder enterrarlo. “Ellos seguramente ahora sí están juntos, donde sea que estén”, manifestó conmovido, al tiempo que aseguró que la artista “sigue presente” en sus obras.
Luego, Sofía Zabala, nieta de Amanda, leyó una poesía en honor a su abuela, a quien llamó con cariño “artista preferida”. Asimismo, convocó al recuerdo del trágico gobierno de facto y sus consecuencias para los argentinos, así como recalcó la importancia de los juicios a los genocidas: “Estos tiempos son más justos”, proclamó rodeada del profundo silencio de los presentes.
"Flor hecha sangre, Margarita Belén"
La jornada culminó con la presentación de números musicales que recordaron las diferentes facetas de la artista entrerriana. Incluso algunas de las composiciones se sirvieron de escritos de Amanda.
El evento estuvo organizado por la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entrerrianos y en Entre Ríos (Afader), Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) y La Solapa.
Arista y luchadora
Su currículum no sólo se nutre de estudios en Artes Visuales, sino que se recibió de Maestra Normal Nacional, Maestra de Inglés y Profesora de Italiano. Tiene en su haber 90 exposiciones colectivas y 20 individuales en Entre Ríos, Santa Fe, Chaco, Buenos Aires y Suiza.
Obtuvo numerosas distinciones entre las que se pueden mencionar el pergamino Por los valores humanos y su lucha en pos de la verdad y la justicia de la Universidad del Nordeste, plaqueta Al mérito artístico y Huésped de Honor por el Concejo Deliberante de Paraná y de Resistencia y Ciudadana Ilustre en ambas ciudades, entre otros.
Fue co-fundadora de Afader en 1995, cuando esculpió el hermoso y valioso testimonio histórico Monumento a la Memoria que se encuentra en la Plaza Sáenz Peña. Y fue noticia nacional cuando se le ocurrió pintar un mural en el aula magna de la Universidad del Nordeste, en Resistencia, llamado Argentina, dolor y esperanza.