El 21 de febrero de 2011, Nahuel Benítez convertía su primer gol en Primera con la camiseta de San Lorenzo. Ese grito de gol le costó caro al joven entrerriano, y se transformó en un grito de dolor. Porque la salida desesperada de Sebastián Torrico, arquero de Godoy Cruz, para impedir el cabezazo del juvenil, le provocó la rotura de ligamentos de la rodilla derecha.
Seis meses después de aquel episodio, el delantero concordiense continúa con su recuperación y se ilusiona con su pronto retorno. “Las ganas de jugar que me agarran generan un poco de ansiedad, pero llevé bien este tiempito fuera de las canchas. La rehabilitación viene muy positiva, ya estoy en la última etapa, sumándome al grupo de menor a mayor”, contó. “Estoy tranquilo, ahora lo más importante para mí es empezar a jugar. El objetivo es terminar de ponerme bien y pelear un lugar en el equipo”, relató el propio jugador al sitio oficial de San Lorenzo.
El goleador de las juveniles contó que no fueron días fáciles los que pasó tras la lesión. “Varias veces me agarró el bajón. Es que se hace difícil no hacer lo que me gusta. Por ahí, cuando uno estaba así, desanimado, pero ya pasó. Ahora, pienso que vendrá lo bueno y que voy a volver a ser feliz jugando al fútbol”, explicó.
Pero no será sencillo volver a jugar para Nahuel, ya que más allá de recuperarse, ahora hay delanteros que lo relegan. El momento de Emmanuel Gigliotti y Gabriel Méndez, más la historia de Bernardo Romeo en el club de Boedo. “Me pone contento por el club. Para el plantel sirve mucho que lleguen los goles y más de los delanteros”, comentó sobre ellos, Benítez.
El concordiense expresó que espera ganarse la confianza del DT, Omar Asad: “Hablamos de la lesión y siempre me pregunta cómo estoy. Ahora, lo voy a tratar más y espero escuchar y aprender de los consejos que pueda darme para la continuidad de mi carrera deportiva”. Así, Nahuel Benítez espera por volver pronto a las canchas para poder festejar goles, reproduce Olé.