La subasta se iba a realizar en la sede del Juzgado Civil y Comercial Nº 3, sin base, y en un salón preparado a tal efecto. Los bienes en cuestión se dividían en siete lotes, en los que estaba incluido el terreno de 10.800 metros cuadrados, la planta procesadora, silos y distintos bienes muebles de la ex empresa industrial. La factoría es de similares características a la que está ubicada en el área industrial de Crespo, y que también perteneciera a la empresa quebrada.
Sin embargo, y de acuerdo al relato de Barbagelatta, cuando llegaron al juzgado, en el salón de audiencias del Juzgado Correccional se habían dispuesto tres audiencias impostergables, “y la opción que nos dejaban era hacerlo en un pasillo sombrío, apretados y eso iba a generar una experiencia traumática”, aseguró el martillero.
Sin embargo, el problema principal por el cual el juez José Víctor Arakaki suspendió el remate es que desde el día anterior se detectó que merodeaban por Gualeguaychú personas a las que se vincula con lo que en la jerga se llama “Liga de Compradores de Buenos Aires”. Este grupo, se contó, funciona como “una organización que, si bien no hacen nada ilegal, tienden a intimidar y desalentar la presencia de competidores, y eso les permite comprar los lotes a precio vil”, reseñó el profesional.
“La aparición de la Liga de Compradores de Buenos Aires, con personas que operaron muy alevosamente en la exhibición, a punto tal que en un momento dado tuvimos un cruce fuerte y nos increpamos duro. Esta famosa Liga utiliza artes no convencionales para intimidar y ahuyentar a los competidores, y con la Sindicatura, que participa de los remates, mantuvimos una reunión con el juez y se decidió postergar el acto”, expresó.
Dijo Barbagelatta a El Diario que una de las formas de mantener contenida a esta gente es alertar a los otros competidores y mantenerlos sentados en un lugar, y la falta de un salón este jueves actuaba a favor de los pícaros. Por eso, el juez Arakaki se comprometió a proponer una nueva fecha en forma urgente para que el proceso no se dilate, y se pueda realizar un proceso “transparente”, avanzó diciendo el martillero público.
El funcionario, finalmente, aseguró que se volvió a Paraná con la sensación de haber “fracasado por el tiempo y el esfuerzo empeñado”, pero con la “conciencia tranquila por haber hecho lo que correspondía”.