Al minuto de juego, Nicolás Blandi realizó una arremetida individual que terminó arrojando un tiro libre inmejorable para el pie derecho de Juan Román Riquelme. El 10 lo ejecutó, la pelota pegó en el palo y el propio delantero que había generado la falta empujó la pelota al gol. Lo festejó, pero el árbitro Juan Pablo Pompei, apoyado en el juez de línea, no lo convalidó porque determinó que la pelota no había pasado la línea.
A partir de entonces, el local se hizo amo y señor del balón. Se adueñó de la posesión de la pelota, pero ahí surgió el primer inconveniente. Riquelme sufrió una nueva molestia muscular y debió dejarle su lugar a Juan Sánchez Miño. Con esta modificación, el esquema del conjunto de Carlos Bianchi mutó a un 4-4-2.
El ingreso del joven mediocampista le dio al local mayor profundidad por la banda izquierda. Sin embargo, no supo aprovecharlo para generar situaciones claras. Encima, Belgrano salía rápido de contraataque y delataba los problemas defensivos de Boca. De todos modos, el Pirata cordobés no inquietó a Agustín Orión en todo el primer tiempo.
Las lesiones no dejaron de atormentar al elenco de la Ribera porque, a los cuatro minutos de la segunda etapa, Matías Caruzzo sufrió una lesión, también muscular, y lo sustituyó Lisandro Magallán.
Juan Manuel Martínez, por momentos, tuvo chispazos de todo lo que había insinuado en sus primeros partidos en el club. Luego, el público contagió a los jugadores y Boca estuvo muy cerca de inaugurar el marcador, pero Leandro Marín, Walter Erviti y Magallán no pudieron vulnerar a Juan Carlos Olave.
La más clara de la visita llegó a los 47 minutos de la segunda etapa. César Carranza se escapó por la izquierda, aunque su remate cruzado se topó con las manos de Orión. Así se murió el encuentro.