Torneo Final: Independiente y Boca quedaron a mano en Avellaneda

Sólo dos argumentos son válidos a la hora de explicar por qué Independiente se fue al descanso con bronca y abajo en el marcador. Dos individualidades aisladas le arruinaron los planes al Rojo, muy superior durante todo el primer tiempo al compás de las ideas de Montenegro y Miranda.

El primero fue Agustín Orion, quien tuvo una tarde de recuerdo. A los 11, el arquero del Xeneize le atajó un penal a Montenegro, mientras que luego abortó los múltiples intentos del colombiano Caicedo. Fue lo único potable de una defensa patética, que perdió a Cellay a los 15 minutos por expulsión.

Y el segundo factor clave fue la cabeza del uruguayo Santiago Silva, que a los 38 conectó un centro de Sánchez Miño y logró una ventaja inmerecida. El centro lo mandó Sánchez Miño desde la izquierda, luego de aprovechar la poca marca de Fredes por ese costado.

Los gestos llenos de impotencia de Gallego estuvieron fundamentados, porque su equipo no pudo marcar a pesar de ganar el mediocampo con mucha presión central y fabricar seis remates al arco contra dos del visitante. Independiente tuvo movilidad, agresividad y vuelo, pero le faltó serenidad para burlar la muralla de Orion.

La temática no se alteró en el complemento. Gallego sacó a Fredes y puso a Villafañez para atacar más por derecha, mientras que Bianchi vio la roja por la demora en volver del vestuario. La tarde de Orion sumó más elogios por las salvadas ante Tula, Miranda, Montenegro y Clemente, que entró y casi hace un gol en contra.

A pesar de las chances despilfarradas, Independiente siempre mantuvo su actitud ofensiva y la potenció con el correr de los minutos. Mancuello dejó la línea de cuatro y se sumó al mediocampo para dañar con su velocidad. Luego, Farías entró por Miranda. El desahogo Rojo llegó a los 17, cuando Morel Rodríguez tomó un rebote de Orion ante el Tecla y puso justicia. No obstante, el gol debió ser anulado por offside de Farías.

La entrada de Somoza por Martínez ratificó la postura mezquina de Boca, que sólo dejó arriba a Silva. El resto de las energías se concentraron en contener a un local desenfocado, que se cansó de chocar contra el increíble Orion. Vargas se vistió de conductor y empujó hasta donde pudo, en tanto que Benítez aportó desequilibrio. Sin embargo, nadie pudo con el ex San Lorenzo. La maldición de Independiente hoy quedó más clara que nunca, publica TyC Sports.

Foto: Télam

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