El Vasco Irigoytía recordó aquella memorable conquista en Qatar 1995 en el inicio de la era Pekerman en las selecciones juveniles.
La Asociación del Fútbol Argentino confió durante 1994 en el proyecto de José Néstor Pekerman para las selecciones juveniles, que al año cosechó su primer fruto en la Copa del Mundo Sub 20 de Qatar, un 27 de abril de 1995, hace 25 años. Para el técnico entrerriano, el elogio es de un coterráneo: Joaquín Irigoytía, arquero y figura de aquel equipo lleno de gloria que ahora, lejos de las canchas, se dedica a la abogacía especializada en el medioambiente. “Fuimos privilegiados por ver cómo se inició ese proceso exitoso”.
“José siempre fue el más distante con nosotros, pero siempre en un equilibrio elogiable. Imponía autoridad, pero no te intimidaba ni era riguroso. Lo mismo (Hugo) Tocalli, el profe (Gerardo) Salorio... Siempre bajaron una línea muy clarita de que no solamente importaba ganar, sino todo lo de adentro y afuera”, contó el Vasco desde Gualeguaychú.
“Los tratábamos de usted, siempre hubo mucho respeto, mucha disciplina, y todo eso dio resultado. A ese cuerpo técnico solamente le faltó coronarse con un Mundial de mayores”, agregó.
Luego de un trabajado segundo puesto en el Sudamericano que lo tuvo como pieza clave en Bolivia, en medio de un contexto complejo en el que “costó mucho la adaptación” a la altura, el ex jugador formado en River se afianzó como titular y no recibió ni un gol en la fase definitoria del Mundial, donde la FIFA lo premió con el Balón de Bronce cuando los dueños de los tres palos no tenían una estatuilla específica como ahora lo es el Guante de Oro. “Igual, a ese premio lo podía ganar cualquiera de mis compañeros, se lo merecían porque habían hecho todo bien”, resaltó el entrerriano.
En la final, con victoria por 2-0 ante Brasil y revancha de la final continental (había sido 0-2 en Santa Cruz de la Sierra), hubo un detalle poco común: a poco del cierre, el entrenador decidió sacarlo para que su colega Gastón Pezzuti -el suplente- tenga participación. Aquello, consensuado, por supuesto que no le quitó ni un gramo de alegría. “Después estaba fusilado, dormí a pata suelta y me desperté sin acordarme de nada, hasta que vino el kinesiólogo Raúl Lamas y me dijo buen día, campeón del mundo. Eso no me lo olvido más”, recordó.
Más adelante repasó: “El contexto nos descolocaba porque salíamos de Doha para ir al estadio y era todo arena, parecía irreal hasta que aparecían las luces del Khalifa, esa cancha imponente”, rememora el ex arquero de 44 años, que también puso énfasis en “el trato hacia la mujer, todas tapadas y vestidas de negro y la seguridad, porque los castigos eran cortar una mano, cosas así”.
Alejado por completo del mundo del fútbol tras su retiro en Aldosivi (2006), Irigoytía solamente sigue la actualidad de River y se entretiene con la Premier League. Mientras tanto, recomienda el estudio para cualquier futbolista, algo que le sirvió. “El pasar de un mundo a otro, salir de la burbuja en la que vive el jugador constantemente, hace disfrutar mucho más las cosas”, concluyó.