C. C.
Una primera observación científica llevada a cabo por investigadores del Conicet -invitados por la Municipalidad de Paraná- dictamina que algunos tramos de túneles de Paraná son un desagüe y un depósito industrial del siglo XIX. El equipo de arqueólogos y especialistas en construcciones históricas rechazó la idea de que se trate de túneles realizados por los jesuitas, como aseguraban investigadores como Miguel Ángel Mernes, e incluso funcionarios del intendente Julio Solanas y algunos concejales. De esta manera, la teoría de Mernes acerca de que la presencia de jesuitas en estas tierras certificaba que Paraná era la verdadera ciudad de Santa Fe producto de un artilugio histórico, queda ya sin ningún asidero.
El equipo de investigadores del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) convocado por la Municipalidad de Paraná a instancias de una comisión de paranaenses que propicia el estudio de los espacios subterráneos, estuvo este miércoles y jueves en la capital entrerriana haciendo un estudio de campo sobre lo popularmente se denomina “túneles históricos”. En la tarde del jueves, los investigadores se reunieron con el intendente Julio Solanas, integrantes de la citada comisión, funcionarios municipales y periodistas. Allí los arqueólogos y expertos en construcciones históricas destacaron el valor arquitectónico y estético de los espacios subterráneos recorridos, al punto que no dudaron en que “ya mismo se puede comenzar a explotarlos turísticamente, porque en cualquier lugar del mundo uno paga por ver esas cosas”, según explicaron.
De todos modos, los científicos se mostraron cautos ante la versión de una corriente de quienes integran la comisión mencionada y que insiste en que debajo de la ciudad corre una compleja red de túneles. Ante eso, los investigadores se limitaron a hablar de los dos sectores estudiados en detalle para concluir en un rotundo rechazo a la hipótesis de que se trate de túneles realizados por jesuitas.
Los estudiosos indicaron que el espacio subterráneo sobre Coceramic, uno de los lugares predilectos para los sostenedores de la idea de “túneles históricos” es -para el cuerpo de investigadores del Conicet- un antiguo desagüe, mientras que el espacio sobre el lateral que da a calle Echeverría del campo de Golf del Club Atlético Estudiantes perteneció al depósito de una antigua cervecería.
“En todas las excavaciones siempre hay algo, a lo mejor no lo que uno espera, pero siempre hay otras cosas”, dijo el arqueólogo Daniel Schavelzon, a cargo del equipo de investigadores durante en el encuentro en la Municipalidad. El estudioso formuló esta declaración a Cronista Digital, el medio paranaense que este fin de semana anticipó los primeros resultados los cuales, según el municipio, recién se conocerían en 15 días.
“Estuvimos estudiando con detalle dos sitios y visitamos otros muchos, tantos que nos superaron. Del túnel de Coceramic hicimos un mapeo, estuvimos metidos adentro varias horas. Hicimos un estudio bastante detallado y, en principio, es parte de un sistema de desagüe del siglo XIX, calculamos entre 1860 y 1890. Tiene tres partes, son distintas técnicas, distintas épocas. Puede haber habido un primer sector preexistente. Mucho más no le puedo decir ahora. Después estuvimos en el golf, donde está el sector subterráneo de la antigua cervecería. Todas las cervecerías hasta que se inventa el frigorífico, digamos, o las heladeras, estaban bajo tierra, de manera de mantener estable la temperatura. Es una construcción muy interesante, supongo que la más grande que he visto de estas características, realmente insólita. Como construcción está en perfecto estado de conservación; está sucia, mugrienta, llena de basura, pero para nosotros está impecable, está entera. Eso limpio, arreglado, sabiendo lo que es -tenemos claro lo que es-, creo que podría ser recuperado, visitable y no quiero pensar lo lindo que sería visitar eso de noche, sería una visita hermosa, parte de un recorrido nocturno por las ruinas y misterios del Paraná nocturno, que sería muy hermoso”, agregó el investigador, que estimó que en principio se podría concluir que son una obra pública de sanidad y una obra industrial privada, respectivamente.
Estimó que, por su topografía, Paraná tuvo una enorme cantidad de transformaciones y cambios en el rellenado de subidas y bajadas, y que todos estos cambios implicaron que galerías se hicieran túneles, que túneles se hicieran galerías. “Eran muy comunes las construcciones subterráneas hasta 1900. Ya lo perdimos, ya nos olvidamos de todo eso, del sótano de la abuelita. Antiguamente eso era habitual, ese tipo de construcciones. El tema es ubicarlas, encontrarlas, explicarlas y fundamentalmente abrirlas para que se sepa qué es lo que está pasando”, dijo Schavelzon, uno de los expertos argentinos más autorizados por estudios y trabajos de campo en arqueología urbana y que tiene prácticas realizadas en diversos lugares del mundo, como en las pirámides de Egipto. En su primera intervención pública en la capital entrerriana fue contundente al rechazar la idea de los túneles históricos jesuitas en Paraná, teoría propiciada por Miguel Ángel Mernes.
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