Hugo Remedi
Fue al infierno y regresó. Entró en la noche del alcohol y las drogas que le puso un cerco a su esperanza. “Murió y resucitó”, cada día, durante siete años. Alguna vez, “empastado” hasta el final, resolvió apostar a la vida. Luchó y ganó. Hoy tiene 29 años, trabaja y formó una familia. Javier Corales es un joven común, con una historia común y el orgullo de decir “que da la cara porque no tiene nada para esconder”. Se drogó de los 14 a los 21, probó de todo: marihuana, cocaína, alcohol, cucumelo y ketamina, y se recuperó bajo tratamiento en dos años. Jugó a la ruleta rusa hasta que vio morir a un amigo. En alguna borrachera de droga le taparon la cabeza con una sábana y muchos de sus amigos ya no están. Robó, cayó preso y fue maltratado. A la salida del tratamiento lo tentaron mil veces; para algunos seguirá siendo un drogadicto. Llegó el día en que se puso la pistola en la cabeza... ya sin chances. Entonces optó por la vida, de la mano de su padre. En este caso fue un viaje de ida y vuelta. No siempre sucede.
-¿Fuiste y volviste del infierno?
-Sí. Para mí sí. Es muy difícil, porque drogarse se droga cualquiera, ahora, tomar la decisión de ir a un programa de rehabilitación y hacerlo en serio y empezarlo y terminarlo, no lo hace cualquiera. No es porque yo lo haya hecho, pero te insisto, es realmente difícil.
-¿Viste de cerca la muerte?
-Y… en algunas oportunidades. Dos o tres veces te diría que sí.
-¿Qué edad tenés?
-Veintinueve años.
-¿Y a que edad empezaste a drogarte?
-A los 14 años.
-¿Sabés hoy por qué lo hiciste?
-Por curiosidad, por boludo.
-¿Y qué es la curiosidad en ese sentido, qué significaba para vos en ese momento?
-En la calle era lo que había en ese momento. Yo salía, era algo que se hacía a escondidas, pero en mi época había códigos para consumir, no lo hacía ni todo el mundo, ni cualquiera tampoco. Era medio especial el que lo hacía.
-¿Cuáles eran esas características de especiales, como vos decís?
-Se manejaba todo con un código. Había gente que tenía...
-¿Tenía que, plata?
-Tenía plata y tenía drogas. Había que ir a buscarla, era un círculo, un juego.
-¿Cómo fue cuando empezaste, a los 14 años?, ¿en un grupo de barrio, de escuela, de amigos?
-Más que nada de la calle.
-¿Cuántos integraban ese grupo?
-Cuatro o cinco.
-¿Y ellos dónde están, qué hacen ahora?
-En general están muertos.
-¿En ese grupo se supone que uno de los integrantes empieza a drogarse y luego lo socializa en el resto?
-Sí.
-Y llegó el momento y te tocó a vos. ¿A qué te invitaron por primera vez?
-A fumar.
-Cuando uno dice fumar, ¿es marihuana?
-Sí, fumar marihuana, comer algunos hongos, tomar alcohol...
-¿Qué es comer hongos?
-Lo que crece de la bosta del cebú, el famoso cucumelo.
-¿Eso se lo come, es decir, se lo mastica y se lo traga?, ¿te entiendo bien?
-Sí, se lo mezcla con miel o alguna cosa así y se come, y genera efectos alucinógenos.
-¿Vos empezaste con alcohol o con drogas?
-No, yo empecé por la droga.
-¿Marihuana y cocaína?
-Sí, cocaína he tomado un par de veces.
-¿Cómo?
-Aspirando por la nariz.
-¿Y qué más?
-Y alcohol, algunos fármacos...
-Alcohol mezclado con algunos remedios...
-Sí.
-¿Qué más?
-Ketamina... pero después con el tiempo le vas dando rosca a lo que encontrás.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)