Daniel Tirso Fiorotto
Especial para ANÁLISIS
El ecologista y bioquímico entrerriano Daniel Verzeñassi nos llamó la atención días atrás sobre la nueva dieta de Lionel Messi. El plato con alimentos orgánicos es noticia.
Era lo más natural del mundo, no así los tarros y paquetes rebosantes de químicos hoy habituales y naturalizados.
Sustancias artificiales en un alimento, pero también en el otro y en el otro, en sinergia, potenciándose unas a otras, y no un día sino acumuladas durante los 365 días del año.
Así, lo que era para la salud, enferma; y Messi daba señales con sus arcadas en pleno juego.
Nuestra pésima alimentación no es noticia. Hoy son noticia los orgánicos, el agua, lo viejo, lo tradicional pero “novedoso” gracias al crac.
Como solemos tratar los temas por arribita, a primera vista menospreciamos en este caso la historia de los alimentos y de los intereses económicos concentrados que tienen a la mesa familiar de rehén.
El médico Giuliano Poser le receta a Leo las frutas y verduras frescas sin herbicidas ni conservantes ni insecticidas; poco azúcar, medicinas naturales y energía positiva.
Es decir: gaseosas no, agronegocios no, larga vida no, apuro no, carne poca, agua abundante, malhumor cero. Y Messi es una luz. (Sabemos que la velocidad en él no es apuro, claro, porque goza de armonía, equilibrio, aplomo, belleza para llegar al gol).
La propaganda paga al periodismo y banca a Messi. Pero a Messi, nada de lo que prescriba la propaganda. Luego… (vayamos despacito, porque es doloroso caer en la cuenta de que los periodistas somos parte del engaño colectivo).
(Más información en la edición gráfica número 1040 de ANALISIS del 2 de junio de 2016)