Celina Zamero, entre personajes, cámaras y búsqueda constante
Por G. G. d. R.
Celina Belén Zamero es actriz, productora audiovisual y se está especializando en doblaje y actuación de voz. Nació en Paraná el 29 de abril de 1988, una fecha que recuerda con ternura: “El Día del Animal”, dice, sonriendo.
Creció en un hogar numeroso. Su infancia transcurrió entre juegos, risas y veranos en el club junto a sus padres, en Tortuguitas. “Ahí tuve mis primeros grupos de amigos fuera de la escuela. Fue un espacio donde entendí lo que significa pertenecer, compartir y disfrutar del tiempo en comunidad”, recuerda Celina en diálogo con ANÁLISIS.
Actualmente, hace cuatro años que está radicada en Buenos Aires, donde continúa desarrollando su carrera artística, aunque siempre mantiene un lazo profundo con su ciudad natal.
Entre escenarios, sets y recuerdos, Celina Zamero ha trazado un camino propio, sostenido en la pasión, el trabajo y la llama que mantiene desde sus primeros pasos en un escenario. Esta joven no se detiene y sigue proyectándose, pero sin olvidar de dónde viene.
Cursó toda su formación escolar en el Colegio Michelangelo, desde el jardín hasta la secundaria. “Fue mi primer grupo de pertenencia constante. Pero, a la par, había algo que me atraía más que nada: el teatro”, cuenta.
Tenía siete años cuando su abuela la llevó a ver “La Bella Durmiente”, dirigida por Favio Vides y Yolanda Cairó. “Salí de la función y le dije a mi abuela: ‘Quiero estar arriba del escenario, no solo mirando’. Fue una revelación, una chispa que me marcó para siempre”, recuerda con emoción.
“Ese mismo año protagonicé una obra en la escuela, cantando y actuando a capela. Había ensayaba en casa con un cassette”, admite con humor. Su puesta sorprendió a sus padres por la dedicación. Y tras esa presentación, comenzó su formación en comedia musical durante más de una década con Vides y Cairó.
Esa etapa en Paraná, aprendió a trabajar en grupo, a tener paciencia y a adaptarse, lo que le sería de gran valor en los sets de filmación como en las tablas.
Mudanza a Buenos Aires
En 2006, con 18 años, se mudó a Buenos Aires para estudiar Cine y Televisión en la escuela de Eliseo Subiela. “Extrañaba todo: mis amigos, mi familia, mi casa. Llamaba llorando, diciendo que quería volver. Fue un choque emocional enorme”, recuerda.
De esa experiencia, Celina valora haber vivido en una residencia estudiantil junto a chicas de otras provincias. “Nos hacíamos familia. Si alguna estaba bajoneada, nos quedábamos todas con ella, tomando mate y escuchando. Esa contención fue fundamental para seguir”, cuenta.
Pero no todo fue sencillo. “Hubo un momento en que renegaba del teatro. Pensaba que nunca iba a ser suficiente, que siempre habría alguien con mejor físico o más presencia. Fue un tiempo de crisis, pero también de aprendizaje. Una profesora del colegio me había hablado de estudiar cine, y ahí entendí que podía unir la técnica con la actuación”, relata.
A la par de sus estudios, empezó a trabajar detrás de cámara. En su primer largometraje, rodado en Catamarca, comenzó como runner y terminó como jefa de producción. “Aprendí a adaptarme, a organizar, a resolver sobre la marcha. Esa experiencia me dio confianza y me enseñó a valorar cada detalle de un rodaje”, resume.
Regreso a Paraná
Tras varios años en Buenos Aires, Celina regresó a Paraná. Allí combinó producción, actuación y retomó proyectos teatrales con amigos.
Su primera experiencia profesional destacada fue “Cien veces no debo”, dentro del programa Cervantes Federal, que la llevó a recorrer distintas localidades de Entre Ríos. “Actuar frente a públicos que nunca habían visto teatro fue revelador. Aprendí a recibir y a valorar el agradecimiento de la gente”, confiesa.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1165, del día 30 de octubre de 2025)


