Mildred Burton: la artista visual del terror
Nació en Paraná, pero emigró de muy joven a Buenos Aires donde triunfó en la escena artística de los ´70 con una obra que no dejó de crecer y mutar. A fines de los ´90 volvió a nuestra provincia junto a dos jóvenes artistas para exponer en la capital entrerriana algunas de sus casi 1.200 pinturas.
Por Ferny Kosiak
La primera vez que vi una obra de Mildred Burton fue en el Museo Nacional de Bellas Artes. Un tríptico compuesto por retratos ovales reinventaba a la familia de Rosas. Los rostros parecían fotografías detallistas pero algún elemento, apenas discernible, rompía la estética tradicional de este tipo de obras. La mujer con su ojo de iguana se parecía más a la Diana de Invasión Extraterrestre que a la mujer del presidente argentino. La artista, de nombre y apellido anglosajones, me era desconocida. Tardé años en saber que había nacido en Paraná.
En 2020 se realizó en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires una muestra retrospectiva titulada Fauna del país que dejó como objeto cultural un libro de tapas duras enteladas que comienza con el cuento Millie, escrito por Mariana Enríquez, en el cual la maestra del terror literario argentino parte de algunas de las obras de Burton para escribir su texto, algo así como una cuantificación pictórica, como una contrafigura de la literatura ilustrada. En su último libro, Un lugar sombreado para gente sombría, Enríquez incluye el cuento, pero cambiándole el título por Los pájaros de la noche, con el epígrafe Bajo influencia de Mildred Burton.
Marcos Krämer fue el responsable de escribir el texto sobre la muestra Fauna del país y también de intentar una biografía de Mildred, y remarco el intentar porque quienes han trabajado con notas periodísticas y catálogos de las exposiciones se encontraron con un primer problema: aparecen cinco años diferentes de nacimiento, 1923, 1931, 1936, 1941 y 1942. Lo que no está en dudas es el lugar: nació en Paraná un 28 de diciembre, día de los inocentes. Abandonó su apellido paterno, Azcoaga, y optó por el británico materno. En su juventud estudió artes y piano en la capital entrerriana, antes de casarse con un militar de Caballería del Ejército, lo que la llevó a vivir a Buenos Aires donde estudió en la Escuela de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova y trabajó durante más de quince años en el comercio Licón Decoraciones como pintora y decoradora de mobiliarios. En los 70s participó en más de ochenta salones, con obras que la colocaron dentro del “realismo de los setenta”. En 1972 realizó su primera muestra individual; en 1974 recibió el Premio Marcelo de Ridder, auspiciado por el Museo Nacional de Bellas Artes; en 1977 participó en una estancia en el Taller D´Arcueil en París. Durante los 80s fue parte de diversas acciones artísticas entre las que se destacaron las performances gastronómicas y operísticas junto a Federico Klemm y los telones y murales efímeros para recaudar fondos para las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo durante la recuperación democrática. La crítica destaca su serie Los frutos del país, pintada a fines de la última dictadura: disimulados entre frutos autóctonos de nuestro país aparecen partes de cuerpos como clara denuncia de la violencia de nuestra historia argentina. Con intervenciones urbanísticas y una obra en constante evolución, durante los ´90 realizó muestras donde exploró desde la animalidad mítica sudamericana hasta la inscripción geográfica argentina en obras cargadas de ironía. Hacia finales de la década, sobre todo a partir de su muestra individualCerca del abismo que recorrió sus 30 años de producción, realizadaen el Museo Nacional de Bellas Artes en 1998, se inicióun proceso de reconocimiento a su trayectoria, según Krämer. Durante la primera década de nuestro siglo participó en exposiciones colectivas como la que la trajo de regreso a su ciudad natal.
A fines del siglo XX e inicios del siglo XXI, Mildred expuso dos veces en el Museo Provincial de Bellas Artes Pedro E. Martínez; las dos veces junto a los mismos jóvenes creadores: el entrerriano Gervasio Barbagelata y el bonaerense Alberto Passolini. Como una artista que viniera arrastrando jóvenes colegas a su paso, Burton trajo de Buenos Aires a Passolini y de Victoria, a Gervasio. Esa experiencia compartida y replicada los llevó a extender el arte de los tres en las salas de nuestro museo mayor.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1165, del día 30 de octubre de 2025)


