El CBD podría convertirse en un aliado clave para mantener la salud cerebral durante el envejecimiento. Un nuevo estudio canadiense financiado por el Estado reveló que este compuesto no psicoactivo del cannabis reduce la inflamación cerebral y mejora la memoria en ratones adultos mayores.
Los resultados, publicados en Frontiers in Aging Neuroscience, refuerzan la evidencia de que los cannabinoides pueden desempeñar un papel neuroprotector, con potencial para prevenir el deterioro cognitivo asociado a la edad.
Un experimento de largo plazo sobre envejecimiento y cerebro
La investigación fue llevada a cabo por científicos del Canadian Centre for Behavioural Neuroscience de la University of Lethbridge y del Douglas Research Centre de McGill University, con apoyo de los Institutos Canadienses de Investigación en Salud (CIHR).
El objetivo fue claro: entender si el CBD puede proteger el cerebro del envejecimiento. Para eso, los investigadores trabajaron con 19 ratones C57BL/6, una cepa utilizada frecuentemente en neurociencia por su similitud genética con procesos humanos de envejecimiento cerebral.
Durante siete meses consecutivos, diez ratones recibieron dosis orales de cannabidiol mezclado en aceite y Nutella, mientras que los otros nueve recibieron un placebo idéntico. Al finalizar el tratamiento, los animales tenían entre 19 y 21 meses de edad, equivalente a una vejez avanzada en humanos. Luego fueron evaluados en distintas tareas cognitivas y de coordinación motora para medir su memoria, aprendizaje y control físico.
Memoria, aprendizaje y control motor: qué cambió con el CBD
Los resultados fueron notables. Los ratones tratados con CBD recordaban mejor objetos nuevos y mostraron un desempeño superior en pruebas de memoria espacial, ambas funciones dependientes de áreas específicas del cerebro como el hipocampo y la corteza perirrinal, publicó Revista THC.
En cambio, no se observaron diferencias significativas en las tareas de equilibrio o en los tests de aprendizaje emocional, lo que sugiere que los beneficios del CBD se concentran en procesos cognitivos más que en funciones motoras.
Uno de los hallazgos más importantes fue que, tras meses de tratamiento, los animales tratados presentaban menos inflamación en el hipocampo y la corteza prefrontal medial, regiones esenciales para la memoria y la toma de decisiones. Esta reducción se midió mediante marcadores biológicos asociados a la activación de astrocitos y microglía, las células inmunes del cerebro.
En términos simples, el CBD calmó la respuesta inflamatoria crónica que suele aumentar con la edad. Esa inflamación persistente es un factor de riesgo reconocido para enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia.
El mecanismo detrás del efecto
Según los autores, la acción del CBD sobre la inflamación podría estar mediada por su interacción con el sistema endocannabinoide, un conjunto de receptores y moléculas presentes en el cerebro y el cuerpo que regulan procesos como la memoria, el ánimo, el sueño y la respuesta inmune.
A diferencia del THC, el CBD no activa directamente los receptores CB1 y CB2, sino que los modula de manera indirecta. Además, influye sobre otros sistemas de neurotransmisores y vías antiinflamatorias.
Una de las hipótesis más interesantes es que el cannabidiol aumenta los niveles de adenosina, una molécula que actúa como regulador natural de la inflamación. Al inhibir el transporte de adenosina hacia el interior de las células, el CBD potencia su acción antiinflamatoria sobre los astrocitos, reduciendo la liberación de citoquinas proinflamatorias.
El envejecimiento cerebral y el papel del hipocampo
El estudio confirma lo que la neurociencia viene observando desde hace décadas: el envejecimiento normal del cerebro no implica una destrucción masiva de neuronas, sino cambios funcionales en estructuras como el hipocampo, clave en la consolidación de recuerdos y el aprendizaje espacial.
En ratones, al igual que en humanos, el hipocampo tiende a reducir su volumen y su plasticidad con la edad. Esto genera una pérdida progresiva de memoria contextual y de orientación. El equipo encontró que el CBD mejoró la capacidad de los animales para recordar la ubicación de objetos o plataformas, lo que sugiere un fortalecimiento de los circuitos hipocampales.
Aunque el volumen del hipocampo no cambió, la disminución de los marcadores inflamatorios sugiere un efecto protector a nivel celular. Los autores destacan que el tratamiento no produjo efectos adversos y que los ratones mantuvieron un comportamiento normal durante todo el experimento, incluso tras siete meses de administración diaria.
¿Qué significa para los humanos?
Si bien los resultados son prometedores, los científicos advierten que se trata de un modelo animal, y que los efectos en humanos deben estudiarse con precaución. La dosis, la duración del tratamiento y la biodisponibilidad oral del CBD pueden variar significativamente entre especies.
Sin embargo, los datos apoyan la hipótesis de que el cannabidiol podría funcionar como suplemento neuroprotector de largo plazo, sobre todo en la prevención de procesos inflamatorios que aceleran el envejecimiento cerebral.
Estudios previos ya habían sugerido que el CBD puede favorecer la neurogénesis en el hipocampo y modular neurotransmisores como la noradrenalina y la serotonina, relacionados con la atención y el estado de ánimo. En este caso, el efecto se observó sin los riesgos psicoactivos asociados al THC, lo que lo convierte en un candidato atractivo para terapias preventivas en personas mayores.
El potencial del efecto séquito
Los autores también plantean que los beneficios podrían potenciarse al combinar CBD con THC y terpenos naturales del cannabis. Este fenómeno, conocido como efecto séquito, describe la sinergia entre distintos compuestos de la planta que amplifican sus propiedades terapéuticas.
En modelos de inflamación y dolor, se ha demostrado que los extractos completos de cannabis, que conservan el perfil natural de cannabinoides y terpenos, pueden ser más eficaces que los compuestos aislados. Por eso, el equipo propone continuar las investigaciones con formulaciones de espectro completo.
Una nueva vía para la longevidad cerebral
La investigación se suma a una creciente literatura que reevalúa el papel del cannabis en la salud cognitiva. Lejos de la vieja narrativa de que el cannabis “mata neuronas”, estos trabajos abren la puerta a una comprensión más matizada: en contextos controlados, con dosis adecuadas y compuestos no intoxicantes, los cannabinoides podrían favorecer la plasticidad cerebral y reducir procesos degenerativos.
El nuevo estudio canadiense no ofrece aún una “cura” para el envejecimiento, pero sí una pista sólida sobre cómo el CBD puede modular la inflamación del cerebro y preservar la memoria. A medida que la población mundial envejece, este tipo de hallazgos podría impulsar futuras terapias naturales para mantener la mente activa y saludable por más tiempo.


