De ANÁLISIS

Cuatro testigos convocados por la defensa de Jorge Julián Christe declararon este miércoles en el debate. Un ingeniero mecánico que estuvo en el departamento 5 del octavo piso y abonó la teoría de que Julieta Riera se cayó del balcón; una psicóloga que cuestionó las pericias psicológicas y psiquiátricas hechas a Christe; un amigo del imputado que aseguró que Julieta se emborrachaba en reuniones sociales y perdía el equilibrio; y la madre de Christe, la exjueza Ana María Stagnaro. Con su testimonio concluyó la etapa de producción de prueba. Este jueves serán los alegatos de parte. 

El debate comenzó el jueves pasado y es conducido por el juez técnico Elvio Garzón. Un jurado popular compuesto por 12 personas sigue la ventilación de pruebas, en el salón de Actos del Superior Tribunal de Justicia (STJ).

Los fiscales Ignacio Aramberry y Patricia Yedro sostienen la acusación pública; y son acompañados por la querellante Corina Beisel, que representa a la mamá de Julieta. Christe está acusado de Homicidio agravado por el vínculo, por alevosía y por mediar violencia de género. Consideran que el 30 de abril, entre las 2.30 y las 2.50 de la madrugada, Christe asfixió a la chica hasta dejarla inconsciente y la tiró por el balcón del departamento 5 en el octavo piso del edificio del Instituto del Seguro.

En contraposición, los defensores Franco Azziani Cánepa y Ladislao Uzin Olleros, aseguran que la chica se cayó accidentalmente. Sostienen que esa noche, Christe estaba sentado en el sillón del departamento y escuchó cuando la chica le decía “Juli”, miró al balcón y vio sólo una mano o un pie y nada más.

“Julieta era como una hija para mí”

Así se despachó la ex jueza Ana María Stagnaro, madre de Jorge Julián Christe. La mujer dio el último testimonio en el debate oral este miércoles. Contó que el 30 de abril de 2020 estaba despierta cuando Christe llegó a su casa. “Estaba en mi cama y escuchaba reiteradamente las campanas de la Iglesia San Miguel. En ese momento vino mi hijo, se abrazó a mi llorando y pensé que algo había pasado. Le pregunté por Julieta y me dijo que se cayó. Le pregunté si se había caído de la moto y me respondió del balcón. Me dijo Juli y se cayó, la boluda se cayó. Perdón por el término pero esto fue así. Intenté llamar al 911 porque él no tenía celular. Atiné a llamarlo a Uzín Olleros que es vecino, conocido, amigo de la familia. No me contestó. Él se fue. Después se dijeron muchas cosas, que lo asesoré, pero eso no es así y lo pueden ver en las cámaras de seguridad de mi edificio, el tiempo que estuvo en mí casa. Yo los quería a los dos. Esto ha sido una terrible tragedia y le pido a la mamá y la abuela de Julieta que entiendan, porque yo la quería como una hija, mi hijo estaba con una compañera, los veía bien. Hablaba todos los días con mi hijo”, declaró.

“Cuando me repuse porque tuve que tomar calmantes y me desmayé, pasé por lo del abogado y no me atendió y después fui a lo de mi hijo y estaban haciendo procedimientos. Ví que estaban sacando una camilla. Después lo acompañé, sentí que le estaban preguntando algo. Lo vi al defensor Sueldo, al fiscal, lo saludé al fiscal Dato. Y lo acompañé, después me fui a Criminalística porque se llevaron mi hijo. Cuando estaba en la cárcel pude preguntarle detalles. Ahí me iba contando de a poco, no me contaba lo que le pasaba en la cárcel, me contaba cómo había sido. Es algo que escuché de él directamente. No me llamó a declarar el fiscal. Se lo pedí en una audiencia. Pero no, tuve que pedir a los defensores. Y así pude declarar en Fiscalía. A la mamá y a la abuelita que Julieta amaba tanto no las pude contactar. Esa fue la tragedia de Julieta, Julián, y mi propia tragedia”, expresó.

Más adelante señaló sobre la pareja: “Estaban todo el día juntos, iban y venían. Julián la llevaba a Julieta a la casa de su mamá, volvía, hacía trámites para la familia, hacía compras, se quedaba a comer y a la tarde la iba a buscar a Julieta y se iban. Entraba siempre al departamento y estaba ordenado, no muy limpio. Como a Julián se le había caído su teléfono de la moto, le presté un Iphone 5 que era mío”.

“Esto es increíble porque cuando uno encuentra su pareja la madre queda un poco de lado, y a él se le cayó su pareja. La prensa son odiadores seriales que dividen a la sociedad. Yo he luchado por la justicia que ahora actúa así. No me puedo conmover por el accionar de la justicia que inventó toda una trama para culpabilizarlo. Es lo que siento y veo en todo este año de torturas”, valoró.

Después sobrevino un contrainterrogatorio de Fiscalía. Se trata de una herramienta a través de la cual el testigo debe responder por sí o por no, y que intenta poner a prueba la credibilidad del testimonio.

–¿Es verdad que su hijo dijo en ese momento ‘ahora van a decir que yo la tiré’? –preguntó el fiscal.

 –No recuerdo

–¿Es verdad que Julieta no tenía celular?

–Julieta tuvo celular. Le estaba consiguiendo un trabajo. En el último momento no tenía celular. Se comunicaba por el Iphone.

–¿Es verdad que el 14 de enero de 2019, Fiorella (ex novia de Christe) le escribió mensajes a usted diciéndole que Julián está mal, está haciendo todo mal, lo van a denunciar por violento?

–No recuerdo, los vi ayer a esos mensajes, porque veo las audiencias. No los recordaba.

–¿Es verdad que el 1 de enero del 2020 Julieta le escribió ‘tu hijo me da miedo, toma y me pega, se pone violento y le mandó una foto?

–No lo recordaba cuando declaré en Fiscalía.

“Mi hijo cuando estaba en la cárcel me contó que ese día Julieta se había caído, que estuvieron tomando cerveza, que el portero había ingresado al departamento y tomaron juntos. Que cuando se fue el portero hicieron el amor, él fue al baño, Julieta quedó en el sillón. Cuando salió del baño empezó a  buscar anteojos que él le sacó para hacer el amor y que en ese momento sintió ‘Juli’, y vio los pies de Julieta que se caía por el balcón. Le pregunté qué hizo y no atinó a no hacer nada. Agarró la moto. A esto lo sufrimos después, las cosas que pasó en la cárcel. En prisión domiciliaria se ha portado, lo admiro porque es una persona sumamente amorosa. Tengo dos hijas y algunas rebeldes, el jamás. Ni una palabra en su larga vida, es un buen hijo. No puedo decir que sea brillante en sus estudios. Cuando tenía 17 años vivió en Rosario. Completó 150 horas de piloto y le faltaban 50 para ser piloto comercial. Se vino a ayudarme en tareas rurales. Estudió, le faltaban 5 o 7 materias para recibirse de Martillero. Hacía changas, tenía una camioneta, cortaba leña y la vendía. Iba a la escuela de vuelo, se quedaba como pupilo, ahí también trabajaba. En pandemia no pudo volar más. Se inscribió en Pedidos Ya y a Julieta le estaba consiguiendo trabajo en una estética de amiga”, relató.

Otros testimonios de la defensa

El ingeniero mecánico de Santa Fe, Marcelo Brachetta, declaró este miércoles en el juicio. No pudo ser perito de parte porque no está matriculado en la provincia, pero subrayó que fue mucho tiempo perito del Poder Judicial de Santa Fe. El profesional fue al departamento de los hechos. “Nos mostraron el departamento. Tomamos mediciones. Me prestaron una cinta métrica. Cuando medimos barandas no hubo problema, cuando medimos del sillón al balcón la cinta se rompió. En balcón había una hoja abierta otra cerrada. Adentro del balcón una mesita redonda, dos banquitos acomodados y una botella de cerveza parada al costado de una de las hojas. Observé para abajo. Me mostraron la red por donde pasó el cuerpo. Tomamos mediciones. La baranda del balcón mide 92 cm. Yo tengo vértigo. Me impresionó. La vi baja a la baranda. En provincia de Santa Fe por ley tiene que tener como mínimo 1 metro”, declaró.

El ingeniero señaló que la baranda del balcón estaba foja. “Eso demuestra que era práctica habitual apoyarse en esa baranda. Era mucho el juego que había. Además el piso no es totalmente deslizante pero hay que tener precaución”.

La psicóloga forense María Eugenia Covacich recalcó que la “contrató la defensa para ser perito de parte o control de prácticas periciales que se le hicieron a Julián”. “Observé las entrevistas periciales que fueron tres. Tuve entrevistas con familiares de Julián. Él estaba en shock, en la primera etapa de duelo cuando le hicieron las entrevistas. Para mí estaba cursando la primera fase de duelo que es la fase de negación. Quiero dejar aclarado mi respeto por las colegas y su capacidad. Pero la psicología no es una ciencia exacta. Puede haber diferentes perspectivas. Eso no significa descalificar la experiencia y capacidad de las otras profesionales, sino observar en qué contextos y con qué técnicas se hicieron las entrevistas”.

“Fueron preguntas semiestructuradas, preguntas abiertas, orientando a conocer algo muy difícil de conocer. Estábamos ante una persona que había padecido en menos de 24 horas dos traumas muy fuertes: la pérdida de un ser amado y la pérdida de libertad. Todo lo que pudiéramos conocer de Julián en esas entrevistas iba a estar atravesado por esos dos grandes traumas”, aseguró.

Agregó después que ella le “hubiese dicho al fiscal que esa tarea que pedía era imposible”. “Que lo que se podía informar era que estaba en shock y atravesando la primera etapa de duelo. A veces las expresiones de duelo pueden aparecer como patológicas. La fase de negación es transitoria para amortiguar el dolor, permite separarse de una realidad traumática para mirarla poco a poco y puede vivirse como sensación de calma. Ellas hablaron de la supuesta frialdad emocional de Christe pero no es patológico, sino natural. Es habitual y esperable. Deberíamos formar a los policías que declararon porque entran a escenas y forman opinión. No siempre es desgarro y llanto”. “Luego sigue una fase de ira, angustia y llanto. Hay una gama de emociones que se ponen en juego y no todas las personas reaccionamos de la misma manera”.

La psicóloga hizo un contrainforme, señalando “conceptos que podían ser confusos”. Criticó las “preguntas abiertas que toman tramos de respuestas y las repreguntas estaban orientadas a abonar una única hipótesis”. “No había hipótesis alternativas. Nosotros debemos aproximarnos a la persona imputada con una actitud de asepsia cognitiva, de amplitud. Cuando repreguntaron, enfocaron y ampliaron determinadas áreas de la vida de Julián que tenían que ver con la hipótesis acusatoria, descartando aspectos que podían abonar otras hipótesis. Se focalizó en una conducta supuestamente violenta, que no es lo mismo que la agresividad. Se lo enfocó en la ocupación. Julián no hizo un curso de aviación, sino que es piloto. Estaba completando las últimas horas para ser piloto comercial. No le dan un avión a cualquier persona. Había requisitos que Julián debió haber cumplido para sostener una actividad durante diez años, para casi profesionalizarse”, alegó.

También recalcó que “Julian habla así, de modo sintético”. “Ellas se quedaron con imagen de una persona semireticente, no colaborativa. Eso no se le puede reprochar porque es inherente a su forma de comunicarse”.

Por último Daniel Henrich, amigo de Christe dijo que “a Julieta no loa conocía porque los vi muy pocas veces juntos”. “Me enteré, me mandaron que había ocurrido un incidente con la novia de Julián. Así que automáticamente pensé: esto iba a pasar. Porque Julieta, el par de veces que nos vimos, tomaba mucho alcohol y consumía sustancias y perdía equilibrio. Primero pensé que se cayó. Siempre tuve ese temor. Mi padre es alcohólico y le pasa lo mismo. Pierde el equilibrio y se cae. Los habré visto tres o cuatro veces en un restaurante de un amigo en común”.