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El hombre que iba con 500 kilos de explosivos en la ruta 12 desestimó el peligro: "No es tan así"

Barnada

Barnada dio su versión del viaje y minimizó los riesgos de llevar el Gelamon en la camioneta.

En la segunda jornada por el caso de los 500 kilos de explosivos detectados en la caja de una camioneta en la ruta nacional 12, el conductor imputado declaró: Alberto Barnada dijo que realizó el viaje en esas condiciones para ahorrarse el costo de un transporte, explicó que carecía de documentación porque su cliente, una importante empresa constructora, no tenía el permiso para la compra del material, y sobre todo desestimó el peligro ocasionado con esa carga con la que atravesó el túnel subfluvial. Además, declararon cuatro testigos de aquel procedimiento donde se descubrió el transporte de Gelamon.

El juicio se desarrolla en el Tribunal Oral Federal de Paraná, integrado en forma unipersonal por Noemí Berros. Por la acusación pública, el fiscal general es José Ignacio Candioti, mientras que el acusado es defendido por Andrés Bacigalupo y Ladislao Uzin Olleros.

El fiscal general José Ignacio Candioti interrogó al imputado y formulará acusación pública.

Barnada tiene 77 años, es nacido en Chajarí pero desarrolló su vida en Posadas, Misiones. Se dedica al comercio de equipos viales y mineros y tiene el título terciario de piloto comercial de avión. El 12 de junio del año pasado, conducía su camioneta Toyota Hilux por la ruta nacional 12 cuando policías del puesto caminero Santa María, cerca de la localidad de Cerrito detuvieron su marcha para un control de rutina. Se comprobó poco después que el hombre llevaba 500 kilos de Gelamon V.F. 65% en 20 cajas de cartón. Cada tenía 15 panes del material explosivo, que iban debajo de una lona.

El Tribunal está integrado en forma unipersonal por la jueza Noemí Berros.

“Me venía bien”

Barnada habló inicialmente sobre “el origen del viaje” porque “se tejieron muchas suposiciones y hay algunas cosas que es importante destacar”. “No es una decisión de llevar una carga como estaba esto y sobre todo en la que no estaba al tanto el chofer como la camioneta”, comenzó, en referencia a él mismo, y continuó: “No es una cosa común. Sucede que al llegar al polvorín de San Agustín de FATMAN (empresa proveedora), cerca de Alta Gracia (provincia de Córdoba), antes de llegar al destino recibo la noticia de que la gente que estábamos inscribiendo desde hacía meses para ser usuario que recibe el servicio de voladura, que tiene una obra con un tendido de media tensión entre San Vicente y San Pedro, Misiones, la firma Proobra, no les había salido el certificado, se estaban reinscribiendo. Eso complicaba el tema porque los remitos y la papelería estaba en poder de ellos. Lo de Proobra podía salir cuando yo llegara y de no ser así hay otros inscriptos a los cuales podía recurrir para dirigirles el material y salir de la situación incómoda”.

“Soy un proveedor de Pro Obra hace casi 40 años y tengo amistad con su dueño, y los asesoro en excavación en rocas”, recordó.

Entonces, tomó la decisión de avanzar con el negocio igual: “Ahí decido de qué manera continuar con el viaje y el resto ya lo conocemos porque todo el mundo estuvo hablando de eso. Yo no tenía conmigo el bolso de chapitas para el auto, los réflex hubieran sido lo de menos porque se compraba en cualquier parte, y tampoco un remito porque FATMAN parece el aeropuerto de Posadas, una vez que se va con la carga desaparecen todos. Me cuesta quedarme dos días más si tengo que hacerlo, necesitaba además hacer viajar esa carga por la moneda que iba a arrojar ese viaje. Un viaje de camión, de 6.000 kilos, por ejemplo, o de 100, porque se cobra el viaje, es alrededor de 3.500 dólares, y llevarlo en camioneta cuesta 300, ahí tenía un ahorro importantísimo. Me venía bien. El otro tema es que iba a tener, según para quién fuera el material, una ganancia mayor o menor, pero siempre una ganancia”.

Barnada contó su vínculo con la empresa FATMAN: “Tengo una relación con un poder que tiene más de 10 años. Manejaba un montón de cosas, cobro su plata en mi zona, por ejemplo, hay una confianza y amistad de años. Me sentí desde el principio obligado a cuidarlos, porque no me habían hecho nada fuera de lugar. Se puso espeso el asunto cuando decido llevarme lo que había ahí”.

“¿Por qué lo lleva en esas condiciones?”, le preguntó el fiscal José Ignacio Candioti: “No tenía otra oportunidad, pensé que me exponía a un delito administrativo porque me estaban faltando chapas para el vehículo, documentos específicos, y para el conductor. Lo del riesgo y lo demás se ha manejado bastante pólvora, no es tan así, no hay antecedente de explosiones de camionetas ni nada por el estilo, se decía que era peligrosa por el contacto del material con el piso de la caja. La Toyota era una SRX, que tiene un diseño con una caja que viene con un cobertor de serie, es de plástico, o sea que no hay contacto con metal de ninguna clase, y hay una limitación de no llevar más de seis cajas (apiladas), pero por un tema de resistencia del cartón, no por el vehículo. Pero en toda camioneta tiene una limitación natural de no exceder el alto de la caja”, respondió.

El ministro Néstor Roncaglia y el jefe de Policía, Claudio González, se hicieron presenes en el procedimiento, en junio del año pasado.

“Otras de las cosas que se dijeron sin conocer es que lo que iba en la camioneta son percutores, menos uno todos los demás eran martillos de percusión de 10 kilos, son para descascarar paredes o limpiar el mixer de hormigón. Le dijeron compresor a un martillo perforador de rocas”, cuestionó Barnada.

Luego, el fiscal le preguntó que, si él tenía tanto conocimiento de la legislación, los requisitos, los decretos reglamentarios, las medidas de seguridad para la camioneta y todo lo que regula la actividad, “¿no le pareció que mejor era completar la documentación y luego realizar el viaje llevando 500 kilos de explosivo de alto voltaje?”.

“Lo único que no está bien ahí es la descalificación de la camioneta, que salvo las chapitas del material, no lo tenía conmigo, por eso no lo utilicé. Pero la camioneta en particular, salvo los carteles con precintos del lado de afuera, y los réflex, por ejemplo, no tiene ninguna diferencia, solo se requiere que no tenga más de 10 años de antigüedad”, dijo Barnada, aunque sin responder precisamente la pregunta

El imputado había viajado de regreso con la carga desde Córdoba hasta Misiones, y realizó una parada en un hotel de la localidad de Cerrito. Dejó la camioneta con el explosivo estacionada a media cuadra de una estación de servicios Puma. “¿Sabe la normativa sobre las precauciones para vehículos, aún estacionados, que llevasen explosivos?”, le preguntó Candioti. Barnada dijo: “Sí, pero esa parte de la normativa viene de cuando el explosivo venía con otra preparación. Hoy en día los camiones y transportistas dedicados a eso paran a dormir en el playón de atrás de una estación de servicios”.

“No le parece riesgoso cruzar el túnel con 500 kilos de explosivos siendo que está prohibido?”, inquirió el fiscal. “Es medio parte de lo mismo, todo esto estaba irregular de alguna manera, pero no le aplica nada que sea por el túnel o no porque tiene sus propias medidas de seguridad y demás”, respondió. Candioti agregó, sobre el mismo punto: “¿Sabe que el túnel tiene la normativa que prohíbe circular terminantemente con explosivos?”. Barnada volvió a eludir el tema: “En esa época cuando circulaba con camiones o vehículos chicos estaba dando servicios una balsa del Ejército que uno la tomaba cerca de la entrada del túnel. En un momento eso dejó de prestar servicios”.

Luego, el fiscal le preguntó sobre uno de los aspectos técnicos centrales de la discusión en este caso: “¿Este explosivo es de bajo, mediano o alto voltaje?”. El imputado aseguró: “Básicamente no tiene nada de voltaje. Se refiere a un explosivo primario, este es un explosivo secundario, que necesita un iniciador”.

“¿Qué hubiese pasado si hubiese habido un choque con explosión por derrame de combustible?”, le preguntaron a Barnada para poner un ejemplo concreto, y Barnada respondió: “Los explosivos iban a ser el problema más chico, porque esto no reacciona con el fuego”.

Testigos civiles

Un hombre de apellido Miño se hizo presente en el Tribunal Oral Federal de Paraná para dar su testimonio sobre el procedimiento del hallazgo de los explosivos. “Ese día circulaba por la ruta 127, de El Pingo a Paraná, la Caminera me paró porque había una situación rara. Me tomaron de testigo de este procedimiento de explosivos. Era una camioneta blanca, Toyota Hilux, en el procedimiento de los comisarios se detectaron los explosivos, después en la camioneta había bolsos, ropa y plata”, contó.

“Estaban en 20 o 25 cajas, de cinco o 10 explosivos cada una, en la caja de la camioneta. Estaban tapadas con nailon”, recordó el hombre y agregó que también “había un celular y una tablet”. Asimismo, dijo que el vehículo “no tenía nada que indicara que llevaba explosivos”.

Hernán Reichel, el otro testigo civil del procedimiento, declaró por videoconferencia: “Estuve en Cerrito, volvía a mi casa en Hasenkamp, y me paran para salir de testigo porque habían encontrado un vehículo. Vi que había una camioneta estacionada en la comisaría. Ahí procedieron a abrirla y a sacar las cosas que estaban en la caja. Estaba todo muy escondido, me llamó mucho la atención, para tapar unas cajas que eran explosivos aparentemente, unos cosos rojos, había unas maquinaras como rotopercutores o algo así, que son herramientas para usar esos explosivos, aparentemente”, dijo el hombre.

Luego agregó: “Barnada explicó después que eso se usaba para poner explosivos adentro, eran verdes y de dos tamaños, uno más grande y otro más chico. Uno era para caminos o rocas, el otro más para edificios”.

Interrogado sobre las condiciones en que se encontraba la carga en la camioneta, Reichel dijo: “Estaba cubierto con bolsas, con plásticos, lonas, papeles, cajas, todas cosas sucias, que era para que no supieran, digo yo. Debajo de esa mugre estaban esas cajas bien ordenaditas y ocultas. Iba todo amontonado, como una ratonera. Todo arriba para taparlo”.

“Eran muchas cajas que tenían 20 o 30 explosivos cada caja. Son bolsitas que contenían un material que supuestamente era explosivo.

“¿Recuerda si la camioneta tenía o no carteles luminosos con la leyenda explosivos?”, le preguntó el fiscal. “No, era una camioneta común, sin ningún tipo de insignia, que hasta el día de hoy está guardad en el puesto caminero, y eso llamó la atención porque tuvo que pasar por el túnel con esos explosivos con la peligrosidad que eso trae, y no tuvo ningún control antes de que pasara por el túnel. El hombre contó ahí que hacía como de transportista, no que eran para él”, respondió.

Asimismo, ante una pregunta de la defensa, Reichel recordó que en el procedimiento “el ministro llegó después, junto con la gente de los explosivos para abrir las cajas por si accionaban, entonces fue gente especializada para que manipulara esas cajas, abriera y sacara los explosivos”.

Los policías del hallazgo

Dos de los policías del Puesto Caminero Santa María, ubicado cerca de Cerrito, fueron citados a declarar en el debate contra Barnada.

El oficial Pedro Luis Emiliano Bauer, de la Dirección de Prevención y Seguridad Vial de la Policía de Entre Ríos, recordó: “Esto ocurrió el año pasado, a mediados de junio. Los operativos de control son de rutina, en la DPSV nos dedicamos pura y exclusivamente al control de vehículos en las rutas los 365 días del año. Ese día detuvimos la marcha del señor, se le consulta como de costumbre qué es lo que transporta. Desde el primer momento tenía una actitud nerviosa, una vez que solicitamos que exhiba la carga, dice que llevaba herramientas, cartones y cosas de un taller. Nos abre la lona y se ve toda esa mugre y herramientas, pero más abajo se podían ver varias cajas apiladas y cerradas. Empezamos a consultarle y nos dice que eran fertilizantes y una especie de agroquímicos para campos, pero no contentos con eso y viendo su actitud dubitativa, le preguntamos si podía exhibir los elementos de esas cajas. Nos abre una y se ven una especie de chorizos de color rojo. Se ve la insignia FM que es fabricación militar, que para nosotros es conocido. Le dijimos que se sincere y nos comenta que es una especie de explosivos”.

Asimismo, el oficial contó que “se hizo todo con mucha cautela estimando la peligrosidad, se cortó en su totalidad el tránsito”.

“Recuerdo que se hicieron presentes el ministro, el jefe de Policía de la provincia, el director, el jefe de operaciones. A nosotros los funcionarios policiales que intervenimos se nos llamó a casa de gobierno y se nos entregó un diploma por ese mismo procedimiento”, recordó Bauer.

El gobernador Rogelio Frigerio entregó un diploma de reconocimiento a los policías del puesto caminero que detectaron el cargamento.

El defensor Uzin Olleros le preguntó al policía dónde se ubicó el explosivo tras sacarlo de la camioneta: “Se pusieron en hilera en el piso de la dependencia para hacer un contralor del contenido, de la cantidad, y luego fue transportada. A una distancia entre cinco y 10 metros de distancia del asfalto”.

Finalmente, el cabo primero Enzo Hernán Romero recordó el momento en que detuvieron la marcha de la Toyota Hilux, “Se le solicita documentación en un control rutinario. Procediendo con el control se lo hace orillar al vehículo, a la derecha. Se le solicitó si se podía ver lo que llevaba en la caja. Se le hace abrir la caja de la camioneta, en eso manifiesta que llevaba cosas viejas y herramientas. Cartón, unos percutores color verde, bolsas. Se le pide que saque un poco las cosas viejas para poder ver bien y se ve unas cajas en el fondo. Cuando nuevamente se le consulta qué llevaba ahí, dice que eran agroquímicos. En ese caso, como yo soy suboficial de guardia, el oficial dispone que no se toque nada y que pasemos una vuelta al vehículo con el can antinarcóticos Aquiles, que yo soy el guía, para descartar que sean estupefacientes. El perro no nos dio ningún indicio. A Barnada se le solicita que abra una de las cajas. Cuando abre una se ve la insignia en unos chorizos rojos con la insignia FM, que nosotros lo asociamos con fabricación militar. En ese momento el hombre nos confirma que era material explosivo. En ese caso el oficial a cargo solicita la presencia de personal idóneo de la Policía de Entre Ríos y Bomberos Zapadores se hicieron presentes y confirmaron que eran explosivos. Ahí fue donde el oficial pone en conocimiento del fiscal federal en turno, el Juzgado libra el oficio del secuestro, la detención de este masculino”.

Además, el cabo sostuvo que “el señor se contradijo muchas veces, estimo que por su nerviosismo. Primero que venía de córdoba, luego de Paraná, luego que el destino era Corrientes, después Misiones. Dio muchas versiones de dónde venía y hacia dónde iba”.

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