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Días extraños

En la Casa de Gobierno hay un clima que Rogelio Frigerio nunca había tenido desde que asumió el cargo. Es como que después del triunfo de las elecciones de medio término trajeron alivio y hubo guiños desde la Casa Rosada que generan esa situación, más allá de que siguen existiendo casi todos los mismos problemas que en el arranque de la gestión. Todavía falta el dinero para casi todos los sectores y diciembre siempre es complicado porque hay que juntar para sueldo y también para aguinaldo, en una provincia y en un país en crisis, más allá de las promesas.

No obstante, la gestión disfruta del escenario y, si puede, lo alimenta. El oficialismo atraviesa semanas de oxígeno político: viene de esa mencionada victoria contundente en las urnas y suma algunas buenas noticias para su hoja de ruta.

El Presupuesto 2026, como se preveía, pasó sin sobresaltos por la Cámara de Diputados y ya está en manos del Senado para su tratamiento. La Cámara Alta aprobó la prórroga del período de Sesiones Ordinarias hasta el 14 de febrero, un día antes de la Asamblea Legislativa de 2026.

A eso se suma que el último fin de semana largo dejó señales alentadoras en materia turística: alta ocupación y un ingreso económico considerable, un dato que el gobierno capitaliza en un contexto donde necesita exhibir orden y gestión.

El reloj político corre, 2026 pisa los talones y pasado el fervor electoral nadie habla de 2027. El oficialismo sabe que su suerte está atada a lo que pueda lograr en materia de gestión en estos dos años que quedan, sobre todo, en materia de obras públicas.

Las apuestas más fuertes son a que las condiciones acompañen para obtener recursos vía endeudamiento y a la cercanía con el nuevo ministro del Interior, Diego Santilli. Claro que más allá de estas buenas relaciones, si el gobierno de Javier Milei comete errores y molesta a la gente -que le volvió a dar un respaldo, pese a todo-, ello afectará también directamente a sus aliados. Y uno de los principales es Rogelio Frigerio, que se jugó al todo o nada con el presidente y quedó más cerca que nunca, incluso por encima del resto de los gobernadores.

Frigerio tendrá que terminar de consolidar su consenso en la Cámara de Senadores, para la sanción definitiva del Presupuesto 2026 y apretar el acelerador para llevar adelante la tan enunciada reforma previsional. El borrador estaba confeccionado antes de las elecciones, pasó casi un mes y aún no ingresó como proyecto oficial a la Legislatura. Y a medida que corren los días y no se concreta tal instancia -que va a generar una obvia reacción en mucha gente-, ello conspira contra las pretensiones del oficialismo. Salvo que Frigerio ordene que se sancione sí o sí en las próximas semanas que quedan, en que la gente empieza a estar con la cabeza en otro escenario, por la proximidad de las fiestas de fin de año y es como “un caminito” donde se puede acelerar y lograr el objetivo. Lo han hecho otros gobernantes con leyes complejas. A algunos les fue bien y a otros muy mal. Diciembre y enero siempre son propicios para sancionar cambios que entre marzo y noviembre siempre generan más resistencia.

La Casa de Gobierno entra en receso administrativo, las escuelas también y toda la estructura pública pasa a trabajar en un 50 por ciento o quizás menos.

Mientras tanto, en los próximos días, Frigerio tendrá que definir quiénes reemplazarán a Alicia Fregonese al frente de Educación y al ministro de Planeamiento, Darío Schneider, ambos diputados nacionales electos. Y habrá que ver si no hay otros cargos del Poder Ejecutivo también a ser reemplazados.

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En la oposición, el peronismo entrerriano vive otra situación, Transita uno de sus momentos más confusos en años. No es nuevo que la derrota electoral suele dejar heridas, reproches y pases de factura, pero esta vez el clima interno aparece mucho más enrarecido.

Hay como una cierta desorientación, silencios llamativos, renuncias, pedidos de sanciones y una dirigencia que parece más ocupada en reacomodarse que en ofrecer un horizonte político.

El primer encuentro formal post derrota, realizado días atrás en Aldea San Antonio (Departamento Gualeguaychú), fue un poco una muestra de ese desconcierto.

La reunión estuvo rodeada de hermetismo desde el minuto cero: antes de concretarse, nadie sabía con precisión quién organizaba, quién invitaba o siquiera bajo qué consigna se llevaba adelante.

¿Era una convocatoria de la Liga de Intendentes? ¿Era un espacio pensado para los legisladores electos? ¿O un intento de recomponer vínculos después del cimbronazo electoral? No quedó claro antes, no quedó claro durante y tampoco después.

Al término del encuentro, lejos de aportar certezas, se difundió un texto de tono estrictamente institucional, sin definiciones políticas y sin mayores novedades en el que ni siquiera se explicitó quiénes habían estado presentes, lo que obligó a la prensa (y a los ausentes) a jugar al acertijo revisando las fotos que comenzaron a circular.

Cuando parecía que el episodio podía quedar en una demostración más de desorden interno, a las pocas horas, Ricardo Bravo -intendente de Federación- difundió una carta abierta anunciando su renuncia a la presidencia de la Liga de Intendentes Justicialistas.

En el texto reclamó un “replanteo sincero” y pidió “no dejar a nadie afuera”, una frase que cayó de lleno en los debates por las posibles sanciones a quienes compitieron por afuera de la estructura partidaria en las elecciones de octubre.

Porque ese es otro capítulo espinoso: hay pedidos de afiliados de distintos sectores para que el partido analice la conducta de Carolina Gaillard, Héctor Maya, Gustavo Guzmán, Paola Rubattino y otros dirigentes que fueron candidatos con sellos ajenos al PJ.

Algunos pretenden incluso extender el análisis a la conducta de legisladores díscolos, lo que incluye a las senadoras Nancy Miranda y Gladys Domínguez por su voto favorable a la creación de OSER, y también podría alcanzar al senador nacional Edgardo Kueider, todavía afiliado peronista pese a su voto a favor de la Ley Bases y al año de detención que lleva en Paraguay por el supuesto delito de contrabando.

Hay pedidos también contra dirigentes peronistas que hicieron campaña por otros espacios, como el caso de Domingo Daniel Rossi. Y el panorama se volvió todavía más áspero en Concordia, donde la destitución del presidente del PJ local, Facundo Ruiz Díaz, derivó en un nivel de conflicto importante.

La tensión escaló hasta llegar a situaciones que bordean el escándalo, como el cambio de la cerradura de la sede partidaria. El Consejo Departamental tomó la decisión por mayoría, argumentando que Ruiz Díaz apoyó la lista encabezada por Maya y Guzmán. Como era previsible, el dirigente resiste la resolución y habrá que ver cómo continúa una disputa que ya dejó al desnudo fracturas profundas.

Gustavo Bordet, gobernador peronista hasta hace menos de dos años, quedó golpeado por la difusión en medios nacionales de los mensajes que lo mencionan en el teléfono del empresario Claudio Tórtul. A cuentagotas, se fueron dando a conocer estos elementos de prueba que están en la causa hace más de un año. También se mostraron mensajes que mencionan a Adán Bahl, flamante senador electo. Las preguntas son: si hay más dirigentes políticos mencionados en ese celular y a qué intereses responde la mecánica por la cual se están dando a conocer. La respuesta es “sí”: hay otros dirigentes mencionados; del peronismo y también del gobierno entrerriano actual, que la prensa porteña no dio a conocer o buscó evitarlos, vaya a saber por qué. En el periodismo de estos lares no tenemos acceso a esa documentación del Juzgado Federal de San Isidro.

A este clima se sumó hoy la renuncia del presidente del PJ de Nogoyá, quien en principio adujo razones personales. Habrá que ver si esas “razones” son realmente personales o si responden al mismo reacomodamiento forzado que atraviesa buena parte del partido.

Lo que aparece cada vez más nítido es un peronismo al que ya le costaba rearmarse como oposición desde la derrota de 2023, y que ahora -tras los resultados de 2025-quedó aún más descolocado.

La fuerza política que gobernó la provincia durante dos décadas hoy aparece en los titulares más por renuncias, sanciones, destituciones y disputas internas que por acciones propias de una oposición robusta con capacidad de construir una alternativa real.

El peronismo tendrá que sortear el ruido interno y encontrar la salida de su propio laberinto. Habrá que ver cuánto le cuesta y si realmente lo podrá lograr en estos dos años que restan para las elecciones generales. Parece que le resultará más difícil de lo pensado.

(*) Editorial compartida en el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral) del miércoles 26 de noviembre de 2025.

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