Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)
Adán Humberto Bahl, tal cual con nombre y apellido, se sentó en su despacho mientras uno de sus colaboradores se acomodó en otro. El vicegobernador de la provincia, absolutamente sencillo,se despoja del protocolo desde las primeras palabras. Es alto (mide más de 1,85m) lo que hace que sus piernas se estiren por debajo de la pequeña mesa del despacho.
Llamado como su abuelo, es el menor de cuatro hermanos. Es papá de tres varones (Nahuel, de 19; Franco, de 14 y Joaquín, de 12). Dice que se interesan por lo que hace su padre, pero “están abocados absolutamente al estudio. Quiero que sean libres. La educación los hace libres. Son de opinar, de estar atentos. Mi hijo mayor estudia en Economía de empresas, en Buenos Aires luego de haber terminado en Connecticut la secundaria”, detalla. Y aclara que jamás hablan de política a la hora de la comida.
Beto, como todos los conocen, nació el 20 de abril, ariano. Vivió siempre en el Paracao, en la zona de Avenida de las Américas y Muñiz. “Ahí vivía cuando era soltero.Ahora vivo en calle Maipú. El lugar es re lindo. Hace 10 años que estoy ahí”, afirma.
“Estudié en la Escuela Provincia de Santa Fe en la primaria y en la ENET N° 1. Como tenía que trabajar, terminé a la noche como Maestro Mayor de obras”, relata en una particular posición que lo relaja en uno de los sillones individuales.
El vicegobernador,de a ratos,toma el mate con el escudo entrerriano y habla como si estuviera en su casa: cómodo, despojado de toda formalidad para la charla, se lo nota relajado y dispuesto.
“Trabajaba. Hacía de todo: chapa y pintura, pintaba casas, instalaciones de gas, eléctricas, peón de albañil, el verano me iba al campo, al tambo de mis primos, y sacaba leche ahí. Ésas eran mis vacaciones”, cuenta.
Comenta que a eso lo disfrutaba mucho, que el campo es su lugar en el mundo y que seguramente el día que deje la función pública será su destino.“En vacaciones de invierno arábamos y sembrábamos trigo, era la época para hacerlo”, recuerda.
Tiene 48 años y su currículum de oficios dice que trabajó en el comercio en Paraná. “Trabajé en la mueblería Jozami. En la casa donde vivimos con mi familia, las rejas, las instalaciones de electricidad, las hice yo; levantar paredes, pegar azulejos, instalaciones de agua, todo lo aprendí. La carrera técnica enseña muchos oficios, es muy bueno realmente”, cuenta y sigue explicando, con lujo de detalles, lo que sabe hacer.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS correspondiente al día 7 de julio de 2016)
