Argentina enfrenta una situación sanitaria compleja con el resurgimiento del sarampión, una enfermedad que se creía controlada. Según datos oficiales, ya son 32 los casos confirmados distribuidos en cuatro brotes activos localizados en Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires y San Luis. Sin embargo, la situación podría ser más crítica: de las 2.038 notificaciones recibidas este año, hay 500 casos en evaluación, ya que —advirtió el Gobierno— “por su complejidad epidemiológica no pudieron ser clasificados oportunamente y son objeto de una investigación especial”.

 Ante este escenario, el Ministerio de Salud lanzó dos medidas clave: una ejecutiva y otra declarativa. La primera fue la conformación de una comisión especial que se reunirá periódicamente para analizar y confirmar los casos pendientes. “Los casos que sean confirmados en el marco del trabajo de la comisión se sumarán de manera semanal al total de casos publicados en el Boletín Epidemiológico Nacional”, explicó el organismo, buscando dar mayor transparencia y rigor científico a la evolución de los brotes.

La segunda acción fue protagonizada por el propio ministro de Salud, Mario Lugones, a través de un enérgico mensaje en su cuenta de la red social X: “¡Vacuná a tu hijo contra el sarampión, ya!”. Con tono enfático, el funcionario advirtió que “la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó sobre la detección de brotes en Canadá, Estados Unidos y México. Argentina no está exenta de esta situación”.

Vacunación en crisis

El ministro también reveló una cifra alarmante sobre la cobertura de vacunación: “Más de 620.000 niños de entre 6 meses y 4 años y 11 meses residentes en el AMBA están dentro de la población objetivo. Hasta el momento, solamente se ha vacunado un 20,4%”. Y alertó: “En nuestro país, los porcentajes de vacunación en la población vienen disminuyendo desde hace años. Llegó el momento de terminar con esta tendencia”.

Sin embargo, el mensaje oficial se vio tensionado por el propio contexto político y comunicacional. Algunos usuarios respondieron al posteo del ministro con escepticismo: “¿No era acaso ‘no a la OMS’?”, señaló uno. Otro recordó: “Pero la OPS es la oficina regional de la OMS, Mario. Póngase de acuerdo”. Estas contradicciones exponen el riesgo de trasladar disputas ideológicas al terreno de la salud pública, donde la claridad y coherencia son esenciales.

Incluso, un mensaje puso en duda la seguridad de las vacunas: “Todo bien, Lugones, pero después de todo lo que saltó de las vacunas y las miles de irregularidades, tenés que venir acompañado de estudios y análisis concretos y fácticos que demuestren que las vacunas son seguras y no hay nada raro en ellas”. Frente a estos cuestionamientos, otros usuarios defendieron la vacunación.

El desafío sanitario ante una enfermedad de altísima contagiosidad

El sarampión es una enfermedad potencialmente mortal, sobre todo en menores de 5 años. Puede derivar en complicaciones respiratorias, neurológicas y secuelas crónicas. Además, su nivel de contagio es extremadamente alto: “Cada infectado puede contagiar a entre 16 y 18 personas”, advirtió el Ministerio.

Las autoridades sanitarias bonaerenses confirmaron que los brotes activos se reparten entre Ciudad, Provincia y San Luis. En el Conurbano, los contagios se concentran en Florencio Varela (4), Quilmes (5), Berazategui (2), Presidente Perón (1), Almirante Brown (3), Avellaneda (1), Lanús (1) y Moreno (1). También se reportaron dos casos con residencia transitoria en Vicente López, luego radicados en CABA.

“Al no tener tratamiento específico, la única estrategia de prevención es la vacunación”, insistió el Ministerio de Salud. Lugones reforzó ese mensaje: “La vacuna contra el sarampión se utiliza hace 60 años, ha demostrado ser segura, eficaz y reducir las probabilidades de contraer sarampión en un 95%, logrando convertir a Argentina en un país sin circulación endémica del virus”. La advertencia es clara: frente a un virus sin cura, el único escudo real sigue siendo la inmunización.

Fuente: Clarín