Sección

Memoria Frágil: Los incendios que conmovieron a Paraná

En el programa de televisión “Memoria Frágil” que se emite todos los sábados a las 20:30 por Canal 9 Litoral, y también disponible en YouTube (http://www.youtube.com / @memoriafragiltv16), se abordaron los incendios que conmovieron a Paraná.

A través de los testimonios de Guillermo Ventosinos, Jorge Riani, Fernando Canzonetta, Sergio Ruiz, Roberto Borré y Pedro González se reviven esos hechos que conmocionaron a la capital provincial.

En el pulso de la memoria urbana hay heridas que el tiempo no logra borrar. Las ciudades, como los cuerpos, conservan cicatrices que arden todavía cuando el recuerdo se enciende. Paraná, tantas veces bañada por el Paraná manso, también conoció la furia del fuego. Los incendios que marcaron su historia reciente no sólo consumieron galpones, techos o mercaderías; devoraron también fragmentos de una identidad colectiva que se construye entre las llamas y las cenizas.

Cada tragedia encierra una crónica humana: el humo que se eleva sobre los techos, los rostros que miran sin comprender, los trabajadores que corren, los bomberos que resisten con el agua y el coraje, los vecinos que ayudan o lloran. En esa suma de gestos solidarios y pérdidas irreparables se dibuja una parte de lo que fuimos.

El incendio de la “Ferretería Arcioni”, en abril de 1981, ocupa un lugar imborrable en esa memoria frágil. El fuego, desatado en pleno corazón de la ciudad, borró más de un siglo de historia comercial. Fundada en 1870 por Ángelo Arcioni, la empresa había sido símbolo de progreso y trabajo. Sus estanterías, colmadas de herramientas, pinturas y materiales inflamables, se convirtieron en alimento para un infierno que ningún esfuerzo pudo contener. Los aerosoles estallaban como fuegos artificiales, las paredes cedían al calor, y el aire se llenaba de ese olor espeso que mezcla hierro, madera y desesperación.

En aquella jornada, Paraná fue otra. El humo cubrió el cielo y la comunidad entera asistió, entre la impotencia y la incredulidad, al final de una era. Los empresarios no lograron recuperarse y la ferretería más grande de la ciudad cerró para siempre. Fue un incendio que, más allá de las pérdidas materiales, encendió la conciencia de la vulnerabilidad y la fuerza de la comunidad.

Décadas más tarde, en agosto de 2006, la historia volvió a repetirse con otro nombre: “Cartocor”. El fuego comenzó con una explosión en el sector de expedición del Parque Industrial y se expandió como una lengua viva, devorando paredes, techos y esperanzas. Dos días demandaron los trabajos para extinguir las llamas. Los bomberos recordaron después que la temperatura había superado los 2.500 grados. Cinco trabajadores sufrieron principios de asfixia y fueron trasladados al hospital.

El incendio de Cartocor fue más que un episodio fabril: fue el espejo de un tiempo donde la industria, motor de sueños y empleo, se enfrentaba a su propia fragilidad. En esa mañana de humo y sirenas se condensó la angustia de una ciudad que veía otra vez su esfuerzo reducido a cenizas.

En noviembre de 2011, el fuego volvió a escribirse en la crónica local. Esta vez fue el “depósito del bazar El Entrerriano”, sobre calle Almafuerte, el que se transformó en un horno descontrolado. Heladeras, computadoras, televisores: los objetos cotidianos que pueblan los hogares se fundieron en una misma materia negra y ardiente. El siniestro alcanzó también a una pollería vecina. Y mientras las llamas se extendían, los vecinos se convirtieron nuevamente en protagonistas anónimos de la emergencia: ayudaron, corrieron autos, sostuvieron mangueras, respiraron el mismo aire caliente de los bomberos exhaustos.

De cada incendio quedaron fotografías, titulares de diarios, testimonios y, sobre todo, un eco persistente. “Memoria Frágil”, el documental que los rescata, no busca sólo narrar la destrucción, sino también iluminar los gestos humanos que se encienden en medio del caos. El fuego, con su violencia y su misterio, revela lo esencial: la solidaridad, la pérdida, la reconstrucción.

Paraná aprendió, a fuerza de tragedias, que una ciudad se mide también por su capacidad de recomponerse. Las llamas pasaron, pero el relato continúa. En cada historia quemada, en cada recuerdo rescatado, late la convicción de que “la memoria —como el fuego— puede consumir o iluminar, según lo que elijamos hacer con ella”.

Los incendios que conmovieron a Paraná

En la historia reciente, la capital entrerriana se vio conmocionada por varios incendios que dejaron una marca muy fuerte, por su magnitud y secuelas. En diferentes casos, la voracidad del fuego, durante horas, mantuvo en vilo a la población y provocó situaciones de zozobra entre empresarios y trabajadores. Hubo situaciones críticas y complejas, como también la destrucción total de una empresa, que nunca más se pudo levantar desde esas cenizas.

El incendio de la ferretería Arcioni, un día de abril de 1981, fue uno de los más destructivos. Los empresarios ya habían padecido una situación similar en octubre de 1926. Pero en esta de la década del ’80 no pudieron salir adelante. El cierre definitivo de la ferretería más grande de la ciudad, resultó inevitable.

Guillermo Ventosinos

“Yo vivía a 2 cuadras sobre calle Perú y, bueno… no recuerdo bien cómo… porque eso, más o menos a las 3 y media, 4 de la tarde, según lo que leí… no recuerdo bien, pero seguro me ha llamado la atención las explosiones y, entonces, me arrimé hasta acá. Ya había bastante gente acá… más bien retirado porque las explosiones ya eran fuertes y empezaron a venir muchas dotaciones de Bomberos. Y la verdad que era un espectáculo impresionante y dramático. Porque este era un lugar, una referencia de comercio, de ferretería muy importante en el contexto del centro de Paraná. Era muy grande… muy grande. Y entonces era… creo que la temperatura de ese momento era dramática, digamos, para contar, para relatar el momento. Este, bueno, se trataba de una sucesión de explosiones sin ritmo, ¿no? Porque eran… acá había… no sé… tiene que haber habido 800-700 tachos; de esos tachos viejos donde venían los combustibles antes, combustible, pintura, thinner, todo eso, venían en los mismos tachos, que eran tachos de ´fierros´, ¿no? Tachos, este, de chapa. Y, bueno, a medida, me imagino, a medida que iban tomando temperatura… iban explotando. Entonces, había secuencia de explosión, pero no tenía ningún ritmo, por ahí explotaban 2 o 3, por ahí un ratito pasaba y bueno, ya los que estábamos acá, este, estábamos a ver atentos a cuánto se iban a explotar ¿no?”.

Jorge Riani

“Bueno, fue un incendio que, por supuesto, no pasó inadvertido… ¡Muy lejos de eso! Y son esas fechas que quedan grabadas en la memoria de quienes de quienes los vivimos. Ya hemos sido muy jóvenes o no, pero sin duda que los incendios son siniestros que quedan siempre, como digo, grabado en la memoria, ¿no es cierto? En la memoria en la memoria urbana. Y esto yo lo noto porque cuando vos ves crónicas… yo me he dedicado a indagar en crónicas urbanas antiguas de la ciudad de Paraná, de la historia de Paraná, uno ve que los incendios… bueno… este… ocupan un lugar preponderante, ¿no? Es así como nos podemos enterar del incendio, de incendios que ocurrieron en la década del ´30 o antes aún, y me parece que Arcioni, lamentablemente, se disputa un protagonismo, yo diría, central en la saga de incendios que ha tenido la ciudad de Paraná; donde podemos contar.. ¡qué sé yo! El Cine Rodrigo, que era un cine que se incendió en la en el año 1927 y que estaba ubicado donde hoy está la sede central del Bersa, el Banco de Entre Ríos Sociedad Anónima, en calle Monte Caseros y 25 de Mayo. Eso… si uno busca un poco en algún buscador de Internet encuentra fotos, ve que era un cine muy bien presentado, muy bien puesto, y además en manos de empresarios como (José) Sanz y (Antonio) Patuel y Pascual Rodrigo, que eran importantes aquí en la ciudad de Paraná porque tenían ese y otros comercios. Bueno, unos años más tarde, en 1931 se incendia una vieja imprenta y también esto eran grandes titulares, ¿no es cierto? en los diarios, El Diario de Paraná, u otros diarios que salían también en ese en ese tiempo, y el de Arcioni fue realmente muy importante. Una de las cosas que me llama la atención es que es el contraste periodístico entre lo que eran aquellos titulares: título central, tapa, diciendo siempre casi como es como una muletilla ´voraz incendio… ta ta… destruyó´ y la parte informativa. En tanto, el de Arcioni, a pesar de lo importante que fue, o sea, El Diario, más que nada, yo diría que, por dar, porque era en 1981, había como una retracción periodística al punto que no se titulaba con cosas locales. Podríamos hacer una lectura de medios y decir, esto tenía que ver quizás con la necesaria pérdida de la iniciativa periodística producto, yo creo que, de los gobiernos dictatoriales, fundamentalmente, donde trataba uno, se trataba de no publicar tanto, de intervenir más con las agencias de noticias… pero claro, si ocurría un incendio en Paraná, por supuesto que había que informar. Por eso llama mucho la atención que no haya sido un título catástrofe, como llamamos los periodistas de diarios le llamamos a eso, título catástrofe precisamente a eso, a cuando uno titula algo como un incendio, por ejemplo, ¿no?”.

Fernando Canzonetta

“A pesar de que tenía 13 años, en 1981, me acuerdo perfectamente porque yo justamente ese día había salido y venía caminando por la plaza y empecé a ver un humo que salía de la mitad de la manzana. Y me asusté, porque yo vivía a la vuelta de Arcioni, sobre esa manzana. Y me asusté porque salió un incendio de la mitad de la casa; yo lo veía como si fuera de la mitad de la manzana y dije: se está incendiando mi casa. Entonces, apuré el tranco y cuando fui llegando ya a la esquina me di cuenta que era en la manzana siguiente de mi casa. Y llegué hasta la esquina de ahí de la Farmacia Moderna, enfrente y miré así para el costado, al izquierdo… y vi que se estaba incendiando la ferretería. Yo había ido muchas veces a la ferretería porque yo vivía a la vuelta y vi que salían lenguas de fuego de las ventanas. Esto estaba cortado, recién estaban llegando los Bomberos. A los 10-15 minutos de estar ahí en la esquina que ya se había juntado mucha gente viene la Policía y nos sacan… nos sacan por seguridad porque habían empezado a explotar tambores de pintura, de aerosoles. Como yo vivía ahí nomás, yo me metí en mi casa. Me subí a la terraza, no alcanzaba a ver el fuego porque había otro edificio que era un poquito más alto que mi casa; pero, se veía el humo y empecé a ver que saltaban los tambores de pintura y los aerosoles saltaban. Sentían explosiones y mucho humo… mucho humo negro por el tema de la combustión de todos los productos que tenían en la ferretería. Después, no recuerdo cuánto duró eso porque yo estuve un rato en el techo y ya era mucho el humo que se venía para donde estaba yo. Entonces, ahí ya me bajé y no recuerdo bien desde ese momento hasta cuándo duró el incendio. Lo que sí recuerdo es que estuvo mucho tiempo ahí todo abandonado y fue tanto el incendio, tan fuerte – digamos- que los fondos de Arcioni daban al Cine Rex y la pared del Cine Rex, el costado de este lado estaba rajada por el gran calor que se produjo en ese incendio”.

La ferretería, fundada en 1870 por Ángelo Arcioni, y ubicada en calle Alem, entre San Martín y Monte Caseros, se incendió un día domingo y alteró la tranquilidad de los paranaenses. El fuego incontenible, el humo, la gente que intentaba dar una mano y el accionar de los bomberos, fue una postal que nadie olvida entre los testigos del hecho. Había demasiado material inflamable, entre tachos de pintura y aerosoles que volaban como fuegos artificiales.

Guillermo Ventosinos

“Un conjunto de llamas así muy, muy alta. Se veía el fuego allá arriba y después recién el humo, ¿no? Era impresionante. La verdad fue una cosa impresionante. Pero, básicamente, dramática… esto debo decirlo porque era un lugar importante y además todo un domingo, todo silencio, entonces era el silencio y los estruendos… era tremendo eso, ¿no? Este, recuerdo que junto se vino a mi lado un señor que tenía, el señor Jajam, que tenía una tienda ahí en la esquina de Venezuela y San Martín… y compartíamos esto del dramatismo y él además tenía su buen temor a que eventualmente las llamas también lleguen y se pasen a la otra calle en San Martín, ¿no? Bueno, pero eso las expresiones del miedo, del temor, ¿no? Bueno, creo que esta gran sucesión, larga sucesión de explosiones se llevó un lugar que era un -no te voy a decir un hito-, pero sí era un buen mojón de la ciudad, ¿no? (…) Lo Arcioni era… andas buscando algo, andá a lo de Arcioni ¿no? Así era. Don Arcioni, que era amigo de mi papá, yo vivía acá cuando era chico, vivía acá a la vuelta. Y yo siempre lo acompañaba a mi papá cuando venía, porque me gustaban andar entre los tachos, era multicolor, todo eso, una cosa muy atractiva, y para mí era muy alto, todo muy grande, un lindo espacio, ¿no? Entonces, algo muy, te diría que, por lo menos yo lo percibía un lugar con mucho cariño, lo tengo vinculado a mi niñez y a mi papá…”.

Jorge Riani

“Recuerdo una tarde de mucha conmoción, recuerdo que la gente venía al centro para ver, o sea, ya las -digamos columnas de humo. Primero, no era una columna, era como una marea que agarraba toda la manzana. Estamos hablando del comercio, ubicado en calle Alem, entre lo que es peatonal San Martín y Monte Casero. Y claro, como era una ferretería y tenía productos altamente inflamables, eso no fue solamente un incendio, fue un incendio y permanentes explosiones, casi como una secuencia que prolongaba durante horas la fatalidad… La fatalidad, digo, por suerte, afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas humanas, pero sí materiales muy importantes para lo que era una casa con muchos años. Además, las ferreterías, fundamentalmente en ese tiempo, tenían un despliegue muy grande. Eran grandes comercios de superficies grandes, y con productos muy variados. Los testimonios, bueno, hablan y de que explotaban tarros de pintura o tarros de combustibles, y que eso, como digo, eran explosiones que acrecentaron más aún ese clima, casi yo diría de terror, ¿no? Porque, además, cuando ocurre un incendio así, uno sabe que están en peligro todas las casas que están en la cercanía. Esto se limitó solamente a Arcioni, pero está, como digo, grabado fuertemente en la memoria colectiva de los paranaenses”.

Fernando Canzonetta

“En esa época no había muchos medios de comunicación, salvo El Diario. Yo no recordaba qué fecha había sido y tuve la oportunidad de ir al archivo de El Diario; ahí en calle La Alameda… al Archivo de la Provincia y justo me dieron El Diario de ese día, del día siguiente digamos… y ahí pude recordar… varias fotos de todo y ahí recordé bien… incluso un conocido mío, Fernando Ponce, que tiene fotos de eso y me las pasó también. A mí me gusta mucho la historia de Paraná… soy coleccionista de muchas cosas. Incluso, también de medallas de Paraná y de postales de Paraná Antiguo. Tengo una foto de una ferretería grande de acá de Paraná, cuando estaba funcionando. Pero, no pude identificar si es Arcioni o no… me gustaría conseguir una postal que esté la fachada o que sea de la ferretería. Eso es algo que me falta todavía, conseguir (…) Nada quedó… nada… yo recuerdo que cuando ya se permitió pasar por ahí uno pasaba y veía cenizas, todas cenizas. Lo que no me acuerdo -calculo que sí- se cayó el techo, no me acuerdo. Pero, no quedó nada, nada (…) A los costados de Arcioni no recuerdo que haya habido casas de familia… negocios. Pero, la verdad que tampoco me acuerdo la hora que fue; porque yo recuerdo -como te dije al principio- que fui y tuve que salir… y cuando volvía vi el tema del humo… así que tiene que haber sido de día, pero no recuerdo la hora. Así que no sé si estaban abiertos los negocios o no estaban abiertos. La verdad que eso no recuerdo”.

Sergio Ruiz

“Fueron muchos años antes porque yo iba a la Facultad y bueno, esta inquietud de estudiante de Facultad me enteré, yo recién empezaba en esto, y me fui hasta Arcioni, hasta calle Alem, y ya habían terminado de trabajar los bomberos, ya había paso libre, digamos, porque había pasado unas cuantas horas, pero lo impresionante es que todavía había humo. Eso me quedó también grabado, por lo que tiene que haber sido eso, ¿no? Estar ahí adentro trabajando, pobre gente… me impactó, además, creo que fue uno de los primeros incendios así dentro del radio céntrico de Paraná que revolucionó toda la zona, ¿no?”.

Guillermo Ventosinos

“Yo no recuerdo cuánto duró, pero creo que por lo menos 4-5 horas, 3-4, por ahí ¿no? Este, no es una cosa así que se diluyó en una horita y media… no, no, y las situaciones no terminaban. Y en un momento, creo que, no me acuerdo ya tan… se me borra un poquitito, pero creo que pasó mi mamá y fuimos, había una amiga de mi mamá que vivía sobre calle San Martín, a la altura, más o menos, de donde termina el predio de Arcioni, un poquitito más allá, que era una vieja fábrica de botones de nácar, ¿no? Y, entonces, entramos hasta los fondos de la casa de ella y ahí yo tuve una mayor dimensión, una más ajustada dimensión de lo que era el drama, ¿no? Porque las llamas eran impresionantes… impresionantes (…) Era una ferretería muy bien provista, pero también al estilo de otros tiempos, al estilo más antiguo ¿no? O sea, había de todo ahí adentro ¿no? O sea, las cuestiones de ferretería, pero era más amplio. Era impresionante lo que había”.

Fernando Canzonetta

“No recuerdo que los vecinos hayan ayudado. Sé que había gente alrededor, pero no recuerdo que los hayan ayudado. Y te repito… a los 10-15 minutos ya empezaron a llegar los Bomberos, la Policía y nos sacaron de la esquina. Yo miraba así, tampoco me acerqué … llegué a la esquina y miraba así nada más… tampoco me quise acercar porque eran grandes las lenguas de fuego que salían de las ventanas”.

Más acá en el tiempo, hubo otros incendios que también conmocionaron a Paraná. Uno de ellos fue el de la firma Cartocor, en el Parque Industrial, sucedido en agosto de 2006, después que el fuego se inició en el sector en que estaban los materiales de mayor combustión y se extendieron rápidamente por el inmueble. El incendio se inició a las 6:45, cuando los trabajadores escucharon una tremenda explosión en el Área de Expedición de la fábrica. Los trabajos para apagar definitivamente el fuego demandarían dos días. Y hubo cinco empleados de la planta, con principios de asfixia, que tuvieron que ser trasladados al Hospital San Martín.

 

Roberto Borré

“Tengo un recuerdo muy importante, no solamente yo, sino mucha gente que trabajó en la División Bomberos Zapadores de la Policía de Entre Ríos, que en definitiva no están hoy, que están tan retirados. El 7 de agosto del 2006, entre las 6 y media y las 7 de la mañana, los teléfonos -me acuerdo que estaba saliendo de guardia yo- … y los teléfonos empezaron a sonar. Y el Comando Radioeléctrico, en ese momento estaba el Comando, empezó a llamar que se estaba quemando Cartocor; la empresa Cartocor. Así que no nos dudamos y salimos 2 dotaciones. Fui el primero en que a concurrir al lugar y atrás venía otra dotación de mayor porte. Y cuando íbamos por Almafuerte, doblando por (Antonio) Salellas, la verdad que ahí nos dimos cuenta de que las lenguas de fuego de la empresa ya estaban saliendo por el techo. O sea, que ya estábamos en un incendio generalizado, en la etapa de libre combustión. Hay 3 etapas de incendio que es la incipiente, libre combustión y latente, se estaba desarrollando a pleno. Bueno, no dudé de pedir apoyo al Comando de Cuarteles de Bomberos de la zona, con el transcurrir de los minutos nomás, llegó Paraná, los Bomberos Voluntarios Paraná, llegaron de Crespo, llegó de Ramírez, llegaron de Santa Fe, pedía apoyo… porque la verdad que estábamos frente a un incendio importante, un incendio de magnitud. Porque sabíamos que dentro de la empresa teníamos una manufactura de lo que era el cartón corrugado, que era aireado, seco, y bueno, sabíamos que nos enfrentábamos a algo grande. Así que cuando ingresé a la fábrica, los empleados me fueron conduciendo y me fui a un lugar donde es de tránsito, donde el material que está acopiado, listo para ser transportado a ciertos lugares donde se quería, digamos, lo que necesitaban las empresas, las de las cajas… estaban… había muchas pilas de cartón corrugado, era un montón, tenían casi 3 metros de alto, ahí es donde se estaba desarrollando el incendio. Y era tan rápido la velocidad de combustión que generaba el cartón, que era muy difícil pararlo con la autobomba que yo estaba, con el caudal de agua. Era muy difícil. Aparte, me acuerdo que había ido con el Suboficial Ramos, que ya está retirado, y nos metimos y tuvimos que sacar la autobomba porque el incendio iba hacia nosotros. Así que, este, bueno, al rato, a la media hora-40 minutos, la otra dotación que estaba por la parte de atrás me dice: mirá, me dice, no solamente se está quemando eso, sino que se están quemando las bobinas de papel. Y las bobinas de papel eran tanta cantidad que era por una pared, se accedía a una puerta, y del otro lado había, no sé… 30-40 bobinas de papel, así que estábamos muy complicados. Bueno, empezaron a caer los Cuarteles de Bomberos, vino camiones cisterna del Municipio, ambulancias, y la verdad que el personal de Cartocor en ese momento, durante todo el día del trabajo, nos atendió de primera en todo, nos asistió en barbijo, guante, máscaras, porque era un incendio grande. Este, así que, bueno, se empezó a trabajar, y más o menos aproximadamente… bueno… el personal se subió parte de arriba del techo, porque parte del techo se cayó, pero se tenía que subir para trabajarlo de arriba. Por eso, es importante que el día de mañana se pueda llegar a comprar un hidro elevador, porque los incendios de fábricas se necesitan un hidro elevador, para trabajar en altura, máxime cuando los techos se caen. Entonces, es muy importante el equipamiento. Bueno, empezamos a formar ese pequeño sistema de comando de incidente ahí en el lugar, y en el transcurso de las horas que corrió, viene gente de la empresa y estaba el jefe de bomberos en ese momento de Zapadores, y me dice: mirá, del otro lado está el corazón de la empresa. Y era la máquina madre, que era una máquina que estaba valuada en muchos millones de dólares, pero era la que realmente generaba el producto que eran solicitado a la empresa. Bueno, entonces, como la pared que dividía de lo que era el incendio que se desarrollaba con magnitud, era importante, lo que se tenía que evitar era que pasara (le incendio) a las maquinarias. Así que se trabajó en la pared para enfriarla, evitar que se propagara, y bueno, el incendio fue dominado 4-5 de la tarde. Pero, igualmente, las hogueras de lo que eran los rollos de papel, las bobinas de papel, que se quemaban por fuera, que era muy difícil apagarla porque estaban juntas, pero estaba circunscrito”.

Sergio Ruiz

“Fue una experiencia que no volví a vivir. Muy fuerte fue, profesionalmente, porque nunca vi algo así. La verdad que he ido a otros incendios, pero impresionaba mucho el color de la llama. Las llamas eran de color naranja. Eran gigantes las llamas de donde yo estaba. Nosotros llegamos al lugar y todo tipo de acontecimientos hacen un tipo de cerco, llamémosle, donde la gente no puede llegar. El periodismo pasa, generalmente, y llega hasta un lugar donde ya no te conviene pasar, porque por razones de seguridad no te dejan y tampoco ponés riesgos tu vida también. En ese caso llegué hasta un alambrado que había, y habíamos estado a 60 metros de donde estaba una parte que podíamos llegar a hacer fotos. Había un equipo trabajando de los Bomberos de acá de Paraná, y a nivel piso me tapaba la autobomba y no podía tener una foto de los Bomberos trabajando, porque (la) llama y (el) humo y todo eso había, pero la foto fuerte eran los Bomberos trabajando… Bueno, así que había un remolque ahí y me subí… y de ahí tenía un buen tiro para la foto, y podía hacer la foto que quería, que era los Bomberos trabajando y que se viera las llamas en el lugar. Y también la autobomba era componer una linda toma de algo tan fuerte que representara lo que era, porque la verdad que era impresionante”.

Roberto Borré

“Se trabajó durante toda la noche, porque había que estar la Guardia Ceniza para que se evitara que se propagara. Comenzaron a caer maquinarias de la empresa para poder sacar con zamping, porque al principio cuando se genera el incendio, muchos trabajadores de la empresa con zamping estaban tratando de sacar lo que era la carga de fuego que no estaba quemada. Y muchos de ellos fueron asistidos y ahí fueron derivados al Hospital San Martín por intoxicación, por monóxido de carbono, y realmente trabajaron los chicos. Este… bueno… ya para el día martes, en ese lugar donde comienza el incendio, había que trabajar… estaba la Comisaría de la jurisdicción, y con un suboficial, les dijimos: bueno, vamos a tener que hacer la pericia, les digo. Yo era el perito de incendio en ese momento, así que, bueno, con el personal, mientras el personal hacía la parte operativa, yo el día martes comencé a hacer la parte de inspección ocular para establecer origen y causa del proceso de combustible. Y así que nos llevó 5 días hacerlo. El día sábado terminamos… Bueno, comenzamos, le pedí a la empresa que, por favor, porque ya la empresa había… era tan grande la logística, y sabían que la máquina principal estaba funcionando, que lo que se había quemado era solamente una parte de una producción y bobinas, que era ´reponible´. Y es cierto, el día miércoles recuerdo perfectamente que la empresa ya había venido una empresa para trabajar en el techo y ya venían camiones para reponer la bobina, una logística tan importante tenía esa empresa y se lo sigue teniendo. Estamos hablando casi de 20 años atrás a la fecha… Entonces, este, le pedí que esa área me la dejaran para poder trabajar y establecer qué había pasado. Este… porque se manejaban muchísimas hipótesis, como como todo tipo de incendio, ¿no es cierto?”.

Las llamas afectaron a una superficie superior a los 2.000 metros cuadrados en Cartocor y se vieron a varios kilómetros del lugar. La temperatura superó los 2.500 grados centígrados, según estimaron los bomberos que trabajaron en el lugar.

Sergio Ruiz

“Sí, la verdad que era importante. Nosotros estábamos a 60 metros, 80 metros, más o menos, casi un poco más de una media cuadra, y había llevado un teleobjetivo de esos que llevaba a las canchas de fútbol para poder tener más primeros planos de una escena más fuerte. Y bueno, estaba arriba de un camión, del acoplado de un camión, que yo no me di cuenta, había una escalerita y me fui arriba, y de ahí se acababa, que quedaba a la altura más alta del alambrado perimetral. Bueno, llegan los chicos del canal y dicen, vamos a ir, ¿dónde estás? No, no. Y el periodista le dice al camarógrafo, no, que vamos a volar todo. Y me fijo y le digo, ¿qué pasa? No, dice, un tanque de combustible. Y bueno, no te das cuenta en el apuro de llegar a la foto. Y la verdad que después nos dimos cuenta que era bastante peligroso y ya nos fuimos a otro lugar, porque se sentía el calor a esa distancia, se sentía el calor en el cuerpo. O sea que ahí valoré muchísimo el trabajo de los Bomberos. Ahí aprendí lo que era estar ahí en esa situación, porque ellos tienen su uniforme y todo para protegerse, pero la verdad que la intensidad que tenía esas llamaradas y el calor que transmitían era… vos te das cuenta la distancia que estábamos, sentir la temperatura en el cuerpo”.

Roberto Borré

“Siguiendo un protocolo para la investigación de los incendios, como cualquier otra investigación que se sigue en protocolo, trabajamos en un ámbito de lo que era de lo general a lo particular, seleccionando los materiales, tamizándolo, circunscribiendo la zona. Nosotros teníamos una zona que más o menos era de 15 por 15, porque sabíamos que el incendio… teníamos el lugar más o menos donde había comenzado, pero no en la precisión. Aparte fui el primero que llegué, por lo cual observé de dónde venía el incendio, se tenía en cuenta mucho el deterioro de lo que la caída del revoque, la electrificación de los materiales, la caída del techo… todos esos elementos que conjugan para un perito para poder establecer exactamente el origen y la causa, ¿no es cierto? O sea, primero el origen. Hasta que fui achicándolo y estuve trabajando en un ámbito de 5 por 5 y… bueno… hablo con el encargado que estaba en ese momento, que fue el primero que, con un matafuego, porque el matafuego quedó tirado, con lo cual era un elemento indicador para mí. Y le digo, ¿qué pasó? ¿Qué viste vos? Dice: yo escuché una fuerte explosión y cuando vi la pila esta se estaba quemando de arriba para abajo, ya era un dato importante, que no era de abajo hacia arriba. ¿Y cómo la viste? ¿Arriba? Sí, sí, arriba se me estaba quemando y no lo podía apagar y se me empezó a quemar la pila siguiente. Entonces, bueno, ya ahí nos dio indicador dónde estaba el lugar donde había comenzado el incendio, pero no sabíamos el por qué. Así que empezamos a trabajar con este suboficial mientras el personal trabajaba con maquinarias, se sacaba con máquinas grandes todo el material carbonoso que había en el lugar se seguía extinguiendo. Y también había otro problema, el deterioro del techo que se podía caer. O sea, que estábamos trabajando debajo de un techo que estaba endeble. Y con el transcurso del día miércoles y jueves, fuimos encontrando lo que era el área de iluminación que estaba en la parte superior, donde había unos reflectores muy amplios, grandotes, que era lo que iluminaba ese lugar, que estaba rodeado, y veíamos que, si nos situamos en un determinado lugar, encontrábamos reflectores armados completo y otros que no estaban. Y los que no estaban era el último que coincidía con la pila que se había incendiado. Y ahí empezamos a trabajar y encontramos el reflector, todos los vidrios del reflector que estaban partidos, encontramos el área de lo que era, lo que reflectaba la luz, que era la lata, que tenía una impronta de una acción de reflector importante de un chispazo, encontramos los filamentos, también encontramos la carcasa del reflector y lo comparamos con el de al lado… que el de al lado estaba prácticamente entero y hasta que empezamos a hacerlo mucho más fino y empezamos a encontrar cables cortocircuitado. Esto es muy importante: el cable cortocircuitado porque hay cortocircuitos que se generan después del incendio que son porosos y cables cortocircuitados que son los que realmente se utilizan en la pericia que son anteriores, los que generan esa gota de agua que es muy digamos que no es porosa, sino que es lisa y encontramos un montón. Entonces, ahí es donde nos dimos cuenta que el incendio había sido esa explosión importante, generalizada, que cayó vestigios incandescentes arriba de las filas de del cartón, y ahí es donde comenzó el incendio. El incendio se propagó porque el hecho fue que era subdividido, era aireado, era un cartón seco, y la velocidad de combustión era muy elevada. Y las pilas eran de 3 metros, entonces por eso la importancia de la velocidad de combustión que era ahí muy importante y que era muy difícil de atacarla”.

Sergio Ruiz

“La verdad que era una cosa que no había vivido nunca. La temperatura se sentía, la verdad que era muy fuerte. A pesar de que era una época no de verano, digamos, también influyó el viento, en una zona muy abierta. Entonces, por ahí también tenés que fijarte en eso, dónde te ubicas para trabajar, porque el viento también te tira mucha temperatura. Las llamaradas eran altas, pero a su vez el humo, es como que se iba arriba, pero muy fácilmente, no quedaba abajo, se iba muy alto. Tal vez por la misma composición del material en combustión, ¿no? (…) Y fue prolongado también. Claro, era todo material de una combustión muy fácil. Y bueno, la anécdota que tengo es que pasan los años y voy a la zona del ferrocarril, donde está la Estación de Bomberos, y bueno, vamos a hacer una anécdota. Entonces voy y me presento y me dicen, ah, vos sos el que hiciste esta foto. Y tenía una gigante, una foto gigante ahí, en el lugar, de esa ocasión del incendio de Cartocor. Y me decían, vos sos el que sacaste la foto (…) La secuencia fue ese material, creo que esa parte, ellos fueron a pedir el material y yo les di. Eran, digamos, las mejores tomas que había, porque estaban ellos trabajando, se veía todo el fuego, ese color naranja, yo la verdad que era impresionante. Y bueno, la autobomba al lado era una foto realmente que impactaba mucho”.

En noviembre de 2011 el fuego llegó al depósito del bazar El Entrerriano, ubicado en calle Almafuerte 839 frente a uno de los extremos del terreno del ex Hipódromo paranense. El siniestro también afectó a una pollería lindera. En el lugar se encontraban guardados diversos electrodomésticos, como heladeras, computadoras, televisores y otros artefactos que fueron destruidos por el fuego.

Pedro González

“Recuerdo que era un día domingo, por la tarde ya atardeciendo, y bueno en ese momento yo me desempeñaba como superior de turno de la División Bomberos… me llama justamente el oficial que estaba a cargo de las dotaciones, informándome de la situación. Entonces se concurrió en primera instancia con dos dotaciones del Central, y una del destacamento San Agustín, para comenzar con la labor de extinción. Llegado al lugar, me informan justamente que era de grandes dimensiones, y bueno, me destaqué en el lugar. Y bueno, se comenzaron con los trabajos (…) Sí, era un depósito de electrodoméstico, como bien mencionabas, mucha variedad de materiales… había heladeras, microondas… un sector importante de lo que era piletas de lona, y eso todo, bueno, incrementa la carga de fuego por supuesto (…) En particular este depósito era de grandes dimensiones. Iba desde avenida Almafuerte hasta Pedro Seguí, que es la calle que está hacia los fondos, aproximadamente 100 metros de largo. Y bueno, tenía dos ingresos, justamente uno por cada calle, y eso hacía que justamente, si bien tenía linderos que daban en su mayoría los fondos hacia el depósito, existía la posibilidad de dos o tres viviendas que estaban justamente pegando con la medianera… que no era más el riesgo de propagación, sino más el riesgo de que se derrumbe,) se caiga en una parte estructural de este depósito. De hecho, con el pasar de las horas y la fuerza del fuego, digamos, por los efectos del fuego, cedió en su parte la cobertura a su techo (…) Si mal no recuerdo, no había mucho viento que disipe o que ayude a disipar en esa tardecita-noche en el lugar, ¿no? Estamos en un lugar abierto ahí frente al Hipódromo, donde generalmente hay corrientes de aire. Bueno, el clima ese día hacía que no se disipe tan rápidamente el humo y que, por más está a decir, de acuerdo con el material que se combustionaba, era bastante importante, ¿no? (…) Y el personal del depósito fue quien dio la alarma y afortunadamente salieron ilesos, fueron los que detectaron en primera instancia el siniestro. Y vecinos, bueno, se hizo una evaluación de todos los linderos, como mencionaba, y había dos o tres, justamente por calle Seguí, que es la del fondo, o República Dominicana, que sí se les invitó a retirarse de su casa justamente por el peligro de derrumbe, más que nada (…) Y alrededor de seis horas aproximadamente en lo que fue el controlado, porque justamente el acceso se dificultaba al tener solamente dos accesos, limitaba la forma de actuación. Cuando cedió la cobertura del techo, en un sector se pudo ingresar con una escalera y, bueno, ya se atacaba desde el frente, el fondo y el costado lateral, digamos, y ahí se tuvo un combate más efectivo. Pero, de todas maneras, como se habían formado esos cúmulos importantes de material combustionado, terminar de apagarlo era remover todo, y eso lleva su tiempo”.

“Las pérdidas son totales en el depósito de El Bazar”, indicó en ese momento un alto funcionario policial, mientras asistía a varios de los bomberos que se vieron sofocados por el fuego. Numerosas personas llegaron hasta la zona del incendio e incluso no fueron pocas las que tuvieron que colaborar en primera instancia, en especial para retirar los vehículos de la empresa de venta.

Pedro González

“Sí, necesitábamos mucha cantidad de agua por la cantidad de combustible que había (de que iban pasando las autobombas, hacían cisterna ahí en el Cristo, en Obras Sanitarias que sacaban agua de ahí que estaba a 5-6 cuadras. Y una vez que se hizo el circuito, ya el agua no fue un problema, ¿no? Porque las unidades iban, venían, se hacían dársenas y ya abastecían a la autobomba que estaba trabajando. O sea, los incendios en particular, una vez que llega la primera autobomba y se plantó, ya no se mueve porque es la encargada de combatir el incendio. O sea, los satélites que van y vienen. Pero, una vez que se clava la primera autobomba, se establece, ya no se mueve. Por eso, es muy importante que uno tenga el conocimiento necesario para decir dónde voy a entablar o dónde voy a establecer la primera dotación, la primera autobomba, la primera unidad de respuesta. Porque después ya no la puedo mover, porque de ahí voy a sacar todas las líneas necesarias para combatir el incendio y cada vez que yo la quiera mover voy a tener que soltar todas las mangueras, armar de vuelta… entonces… una vez que queda lo único que se hace es abastecer de agua esa unidad… una, dos o tres o las que hagan necesidad, las que hagan falta (Son riesgos a tener en cuenta, como yo le mencionaba la concesionaria lindante de este edificio a unos 50 metros, cruzando la calle había una estación de servicio. Son puntos a tener en cuenta… si bien uno va evaluando el desarrollo del fuego, las propagaciones, los vientos, todo lo que puede producir este fuego que lo tengo hoy acá, dentro de 10 minutos lo tenga 20 metros, 50 metros del otro lado. Son todas las cosas que uno tiene en cuenta justamente en el combate. No es solamente ir a echar agua, sino que evalúan todas las posibilidades de propagación del siniestro (…) Son riesgos a tener en cuenta, como yo le mencionaba la concesionaria lindante de este edificio a unos 50 metros, cruzando la calle había una estación de servicio. Son puntos a tener en cuenta… si bien uno va evaluando el desarrollo del fuego, las propagaciones, los vientos, todo lo que puede producir este fuego que lo tengo hoy acá, dentro de 10 minutos lo tenga 20 metros, 50 metros del otro lado. Son todas las cosas que uno tiene en cuenta justamente en el combate. No es solamente ir a echar agua, sino que evalúan todas las posibilidades de propagación del siniestro (…) El combate del incendio que llevó mucho tiempo por la carga de fuego que existía, el material involucrado, la dificultad para acceder hasta el medio del depósito… porque justamente en una primera instancia, cuando ya se atacó por los flancos por calle Almafuerte y por la calle trasera que es Seguí… el acceso por la parte trasera se demoró porque las llamas alcanzaban los cables de la calle digamos… y, justamente, había muchos cortocircuitos y cables y muchos chisporroteos y hasta que no estuvimos seguros de que no tuviera electricidad no entramos por ese sector porque era un lugar peligroso. Pero, había muchos cables quemados y muchos cables haciendo cortocircuitos y se demoró por ahí el ingreso… más allá de que si había llama ahí ya estaba encendido era cuestión de controlarlo nomás y que no se propague”.

Memoria Frágil: Los incendios que conmovieron a Paraná

Edición Impresa

Edición Impresa