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Defensores de Íbalo y Molina: "Cumplieron su deber y desgraciadamente tuvieron que dar muerte a Gusmán"

Finalizaron los alegatos de la defensa de los policías Diego Íbalo y Rodrigo Molina, acusados del homicidio de Gabriel Gusmán. Los abogados Miguel Ángel Cullen, Patricio Cozzi y Daniel Rosatelli cuestionaron la acusación de la querella y pidieron al jurado la declaración de “no culpables” de los dos imputados.

“Esta es una causa compleja. Tan compleja es que no sabemos quién disparó. Con esto me bastaría para decir que ni siquiera lo que vine a defender ha sido sostenido. Ustedes deben decir si la prueba es suficiente o no, no para elucubrar”, dijo Cullen. “Siete años de dimes y diretes”, agregó.

“Si hay prueba suficiente de intimidación a testigos no fue por la Policía. Uno de los sujetos que vino aquí dijo que la familia de Gabriel Gusmán le había quemado la casa”, recordó.

“Desde el día 1 está el parte del oficial Somer que cuenta el oficial Esquivel se había entrevistado y que dice los efectivos con intenciones de repeler la agresión efectuaron uno cada uno un disparo ¿Para qué van a falsear la prueba si en el parte, en la primera foja, ya dijeron que los dos dispararon?”, cuestionó Cullen.

“Acá se dijo que Gusmán cayó desplomado. Vino Moyano, jefe de los médicos forenses del STJ, con muchísima honestidad, y no sostuvo eso. Cuando mostró las fotos, dijo tiene el raspón en el hombro derecho porque el cuerpo estaba en movimiento. Es tal cual lo relatan Godoy y Hollotte. Iban corriendo dándose vuelta y disparando”, dijo el defensor.

Y luego remarcó: “Resulta que hoy se reconoce que la vaina número 1 que fue disparada por Diego Íbalo, se encontró, y esto no fue controvertido. Entonces Gusmán, en ese momento, luego de haberse tiroteado conjuntamente con otra banda del barrio (yo sí voy a decir banda, estoy cansado que no se pueda vivir en esta ciudad) emprende a tiros contra los funcionarios policiales, quienes hacen todo lo posible para no legar al destino fatal”.

“El planteo es que ante un sujeto que se da vuelta y les efectúa un disparo, tienen que esperar a una camioneta que está a más de una cuadra de distancia, ¡por favor!”, manifestó el abogado.

Luego se refirió a la cuestión legal: “Dicen que la Ley policial impide disparar a alguien que está huyendo. Efectivamente el hecho que un presunto delincuente no autoriza hacer uso de las armas aún cuando no haya otro medio de capturarlo. Pero les voy a leer completo el artículo: comienza ‘cuando la resistencia fuera sin armas, deberá ser dominado sin ellas’. Es cuando está sin armas, pero Gusmán estaba con un arma. Entonces que no se diga que el Reglamento de Policía no los autorizaba”.

“Una cosa que no se dijo pero que está en la prueba, es que la vaina estaba a 50 metros de distancia. En las olimpíadas se practica el tiro a 50 metros. Así y todo, les cuesta acertar al blanco. Imagínense un policía al que le están tirando un tiro, repele la agresión, si va a tener tiempo de parar, apuntar y pegarle en la cabeza”, dijo Cullen.

“Nosotros tal como lo hizo la acusación, intentamos a través de la prueba que podíamos traer, que creíamos que era útil, siempre en todo proceso hay gran parte de culpa. Siempre está la posibilidad de que nos equivoquemos, que nos dijo una cosa en el estudio y frente a ustedes se olvida. El momento donde nosotros necesitábamos que vengan los testigos, no vino nadie, les tienen más miedo a las represalias barriales que a la policía. Solo se atrevieron a venir dos mujeres. Siempre las mujeres, porque llaman a la Policía porque hay gurises, porque están sus hijos, porque están hartas, cansadas. Esas son las leonas que se animaron a venir a hablar”, destacó el defensor.

Entonces, el abogado penalista explicó al jurado por qué el accionar de los policías no fue ilegal: “Hay veces que el Estado no pena, no castiga la muerte de una persona a manos de otra. Hay momentos, circunstancias que una sociedad como la argentina permite que una persona pierda la vida a manos de otra. Se llaman causas de justificación, no elimina la muerte. El Estado justifica este accionar, y eso es lo que evaluaron los fiscales, que tantas críticas han recibido. Estoy el 99% de las veces enfrentado a los fiscales, pero no dejo de aplaudir cuando hacen las cosas bien”.

Cullen concluyó pidiendo un veredicto de no culpabilidad para los policías que "cumplieron su deber y que desgraciadamente en el cumplimiento de su deber tuvieron que dar muerte a Gabriel Guzmán".

Luego Cozzi se adhirió al protesto de Cullen, argumentando que la modificación sustancial del hecho objeto del proceso "vulnera el principio de congruencia, vulnera el debido proceso y por ende se encuentra totalmente vulnerado el derecho de defensa". Calificó la acusación de "poco seria" por pedir una pena perpetua con "liviandad", y señaló que la querella citó incorrectamente el artículo 271 del Código Penal para la omisión, ya que este artículo "habla del prevaricato, nada que ver".

Cozzi refutó la "prueba de oro" de la querella, la cual supuso que el doctor Moyano demostraría que el cuerpo estaba "perpendicular al piso, parado". Cozzi recordó que Moyano explicó que "el cuerpo estaba en movimiento".

En cuanto a los testigos, señaló que el testigo Leyes dio "tres versiones distintas" e incluso "reconoce haber estado mintiendo". En contraste, las testigos Godoy y Olote "no vinieron a mentir", y se intentó desacreditarlas con "Chumberío de barrio". Cozzi resaltó que el relato de Olote ratificó la versión de los policías: "Olote ve que frena el móvil y automáticamente ve que cae Guzmán por el disparo".

Sobre el cargo de comisión por omisión contra Íbalo, Cozzi explicó que si Molina actuó bajo legítima defensa, "es imposible ser autor de esta omisión" para Íbalo. Además, la acusación nunca probó que Íbalo "quiso el resultado de muerte de Guzmán omitiendo deliberadamente la conducta". Solicitó la declaración de no culpabilidad para Diego Íbalo.

Rosatelli, por último, ratificó que "la verdad no se puede disfrazar" y que los policías llegaron al barrio por un "pedido de auxilio". Recalcó que Godoy y Olote declararon con "claridad" que Guzmán "no solo que los recibió los disparos, sino que continuó disparando contra estos dos funcionarios policiales". Por lo tanto, actuaron en "cumplimiento de un deber y de una legítima defensa".

Criticó la "ilógica" de la querella de pedir al jurado que decida quién disparó, cuando es la obligación de la acusación demostrarlo. Rosatelli señaló que se intentó manipular la evidencia al sugerir que debieron esperar "otros 14 segundos más a que llegue otro móvil", una actitud imposible en la "milésima de segundo" del enfrentamiento.

Rosatelli abordó la prueba forense. El perito de Gendarmería, Gonzalo González, declaró que "no pudo determinar cuál fue el arma que le dio muerte a Gabriel Guzmán... Porque no hay proyectil". La honestidad de los policías quedó demostrada ya que "podrían tranquilamente haber negado", pero ambos dijeron: "Los dos tiramos".

Sobre la acusación de omisión contra Íbalo, la calificó como un "absurdo", cuestionando qué se le podría haber exigido a Diego: "Que se deje matar el compañero". Finalmente, Rosatelli pidió un veredicto de "no culpabilidad", instando al jurado a "salvar la verdad" y afirmando: "Estos dos hombres son inocentes".

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