El primer tiempo fue muy equilibrado y jugado lejos de la zona de peligro de los dos equipos (salvo en el final), por lo que careció de emociones y jugadas de peligro. Dentro de ese arco de paridad, fueron Los Pumitas los que tuvieron mayor tiempo la pelota, mientras que Gales desplegó una buena defensa que mantuvo a raya a los locales.

Eso obligó a que, al no poder vulnerar la línea defensiva de los de rojo, los conductores argentinos tuvieran que recurrir en varias oportunidades a la utilización del pie para posicionar a su equipo más adelante en el terreno, pero no siempre lo hicieron bien.

Además, a algunos errores y apresuramientos en la toma de decisiones, habrá que agregarle que Los Pumitas carecieron de efectividad, ya que de tres penales muy factibles sólo acertaron uno, mientras que Gales estuvo un poco más acertado a la hora de ejecutar las infracciones.

En los minutos finales los europeos fueron los propietarios de la pelota y exigieron a los argentinos, que mostraron algunas fallas en la marca uno a uno, pero que defendieron estoicamente su in-goal en el tramo final de la etapa durante un par de minutos que fueron interminables.

En el complemento continuó la paridad, pero ambos corrigieron detalles de su juego, aunque el trámite no pasó ser más entretenido por ello.

Los Pumitas igualaron con un penal pero Gales, con una acción similar, volvió a tomar ventajas, las que ampliaría a los 20 con un try de su medio scrum Downes.

Por como se presentaba el encuentro parecía que sería difícil de remontar, ya que pocas veces Argentina jugó cerca del ingoal rival. Pero sólo le tomó tres minutos a los albicelestes para volver a quedar a tiro. Para ello utilizaron un arma que siempre les sentó bien a los equipos argentinos: el maul, con el que “caminaron” a Gales por más de 25 metros, y así apoyar por intermedio del primera línea Barone.

Lo mejor llegó al final. Los dos se la jugaron el todo por el todo y en tiempo de descuento Los Pumitas alcanzaron una agónica igualdad, en tiempo de descuento, lo que llevó el partido a tiempo extra y definición con “muerte súbita”.

En esos siguientes 20 minutos (dos tiempos de diez) ninguno pudo sacarse ventajas. Allí se vio lo mejor de los argentinos en todo el partido, pero no supieron sacar provecho de la mejor situación, y en el segundo complementario fue Gales el que estuvo un poco más cerca, aunque tampoco consiguió marcar.

En ambos casos, los jugadores dejaron todo (jugaron 100 minutos totales), se brindaron al cien por ciento en un encuentro en el que el juego fue pobre por parte de ambos, aunque emotivamente el mismo fue en aumento límites exasperantes, consigna El Litoral.

Finalmente, la definición llegó por penales, como en el fútbol (se eligió la hache que da al Barrio Fonavi Centenario). Ejecución de kicks desde la línea de 25 metros (rotando desde tres posiciones diferentes y alternándose siempre los mismos cinco pateadores por equipo).

Allí también la igualdad y el nerviosismo se extendieron más de lo esperado. Ambos acertaron los cinco primeros. Luego vino la tanda de uno y uno. Allí, Gales acertó los tres primeros al igual que Argentina, y en el cuarto penal (noveno consecutivo de la serie) falló el pateador visitante y acertó el pibe Fernando Luna, asegurando en triunfo Pumita y poniendo fin a una agonía tremenda en otro partido inolvidable que regaló este Mundial.

El triunfo francés

Por su parte, el seleccionado de Francia no tuvo inconvenientes para derrotar a su par de Fiji en un partido jugado en condiciones totalmente atípicas para los isleños, al realizarse bajo una constante llovizna, de noche y con frío en el estadio de Colón. El conjunto Galo supo manejar mejor las condiciones y después de un primer tiempo parejo, logró asegurarse el triunfo por 44 a 9 controlando todos los intercambios en el complemento.

La gran final por el quinto puesto se disputará el próximo lunes y tendrá como escenario el estadio de Colón de Santa Fe. Por su parte, Gales y Fiji definirán su ubicación entre el séptimo y octavo lugar también en el reducto Sabalero.

Foto: Fabián Haiek