El Cepronat, como miembro de la Campaña “Paren de Fumigarnos” ha recibido en los últimos días numerosos informes de docentes, vecinos y padres preocupados por esta situación. Con apoyo de registros gráficos, los denunciantes aseguran que “mosquitos” y avionetas han realizado fumigaciones a escasísima distancia de establecimientos educativos, algunas a 15 metros y con los alumnos en clase, informó Notife.

Las escuelas rurales primarias Almafuerte, de Paraje El Ombú (cercano a Arroyo Seco); Villa Amelia (cercana a Rosario); Paraje El Mataco (cercano a La Rubia), son sólo una muestra de lo que sucede con las más de 800 escuelas rurales de la vecina provincia, que recibirían, según la entidad, las gotas de veneno sobre las cabezas de docentes y alumnos.

De esta manera, en un comunicado de prensa, el CeProNat no ocultó su “indignación” por “estas informaciones que referencian a una actividad habitual puesto que no se trata de personas que realizan acciones aisladas o que no cumplen con las pretendidas e ilusorias buenas prácticas agrícolas”. Todo lo contrario. Afirman que “son empresarios y productores asesorados por ingenieros agrónomos -la mayoría contratados por los proveedores de agroquímicos y semillas- que a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio pulverizan venenos a escasa distancia sin respetar leyes ni el elemental derecho a la salud y al ambiente”.

Carlos Manessi, presidente del Centro de Protección a la Naturaleza, comentó que se trata de “una vieja metodología” que se utiliza “desde hace tiempo” y que su organización denuncia con rigurosidad porque recibe “todas las quejas de los vecinos”. En el mismo sentido comentó que las escuelas rurales son muy afectadas por esta realidad “porque a la soja la tienen alambrado de por medio”.

El referente del sector también se lamentó de “la desidia del productor” a quien, pareciera, “le importa muy poco la salud de los chicos”. “Es increíble que nadie se dé cuenta de que eso está afectando la salud”, comentó.

Paralelamente reflejó “la impotencia” que representa para docentes y los padres, “ver que se sigue fumigando” sin control y que no existen organismos oficiales que pongan un freno. Incluso recordó que “hace seis meses le presentamos a Binner (en referencia al gobernador de la provincia, de nombre Hermes) un petitorio con más de 20.000 firmas para que haga efectivo y extensivo el fallo de San Jorge pero en todos lados nos encontramos con oídos sordos”.

Huelga de hambre

En Buenos Aires, frente al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, el ingeniero, Claudio Lowy inició una huelga de hambre para pedir a las autoridades que modifiquen la metodología de clasificación de los agroquímicos. Según explicó, su intención no es que la protesta sea el hecho saliente sino que hay “millones de personas que padecen las fumigaciones”.

En ese sentido mencionó que para las entidades que luchan por estos objetivos “es muy importante que las personas afectadas salgan a exponer qué les está pasando porque es justo que puedan hablar y los oyentes escuchen sus testimonios.

En cuanto al motivo de la lucha, el especialista comentó que es un reclamo de hace más de dos años que peticiona a las autoridades la modificación en el modo de rotular los pesticidas y así se coloque su toxicidad real. A esto agregó que la pelea cuenta con el aval de 10.000 ciudadanos de todo el país que dejaron su firma.

Al respecto detalló que “la metodología que se usa en este momento es la que se llama DL50, o dosis letal aguda” y “no considera las dosis subletales, es decir si enferma pero no mata, o las crónicas, es decir, si mata a largo plazo”, cuestión que consideró como “muy importante porque la gente que vive alrededor de las fumigaciones es siempre la misma”.