Por Hernán Rausch (*)

A pocos días de las fiestas, culminando este año cargado de continuas incertidumbres y sorpresas que nos ha tocado experimentar, algunas con pocos efectos, otras con lamentables hechos Estuvimos observando definiciones políticas talvez demasiadas apresuradas y en algunas ocasiones frágiles y desacertadas. No hay que dejar de decir que nos tocan tiempos de acontecimientos epidemiológicos novedosos, complicados, de hecho, en muchos casos, fatales.

Por estos días, nuestros representantes, Honorable Cámara de Diputados y Senadores, debaten y se están ocupando de un tema que tienen que ver con lo social, pero deberían enfocarse en prioridades, entre otras podría ser las instituciones, para que funcionen y lo hagan con responsabilidad, mejorarlas para la sociedad, y así no tener que llegar a tratar un tema frágil y delicado como es la “interrupción voluntaria del embarazo”. Tal proyecto se lo puede sintetizar en palabras como abortar, sacar, desprender, descartar, eliminar, porque de eso se trata.

Antes de seguir con mi humilde opinión, quiero decir que estoy a favor de la vida, existen un sinfín de fundamentos para decir “vida”, existir es un derecho luego de ser gestado.

Ahora bien, es lógico que existan injusticias, formas injustas a la hora de concebir vida, no debe ser esforzada, amenazada, engañada, la más espantosa y repugnante es mediante una violación, que es un poco la madre de las justificaciones de aquellos que promueven esta ley.

Lamentamos profundamente que haya personas con esta mentalidad retorcida, me refiero a los abusadores y violadores, esas sí son personas canallas. Lo que aquí queda al desnudo es la tibia y temerosa actuación de algunos gobernantes, y también los líderes religiosos, que no quieren tratar temas esenciales y que revisten suma importancia y gestión políticas y en muchas ocasiones, les puede condicionar su situación.

En una república la matriz más importante de la sociedad es la educación y la justicia. Falta educación y justicia, son los eslabones perdidos del estado. Ahí es donde se fortalece un país, un pueblo, pero claro, lamentablemente siempre el hilo se corta por lo más débil, se busca ir a lo simple e insensible, romper y desacreditar lo más débil y frágil, lo indefenso y manipulable.

Fundamentan que es cuestión de salud pública, cuando bien sabemos que hay falencias más profundas, que anteceden a esa problemática. Al parecer esta promoción lo que busca es aplacar un poco el peso de sus conciencias, justificándose en una ley, pero el aborto, o como le quieren llamar, es una ley mortal.

Posiblemente los que la promueven no supieron, no saben, y quizás nunca lo sepan, no le van a confesar que talvez sobre ellos optaron por la vida. Podemos pensar que sus padres tuvieron opciones, pero eligieron que vivan, no eligieron matarlos, de ser así no tendrían una vida igual como la que se merecen los indefensos en el vientre de una mamá.

¿Por qué existen, circulan y cometen injusticias estas personas tan desagradables, ladrones, abusadores, violadores? Son los que se aprovechan de personas inocentes, o que no comparten ni toleran una idea o relación.

En mi opinión uno de los ejes es que no hay contención familiar, se está desarmando cada vez más el concepto de familias. No creo estar escribiendo nada nuevo, muchas cosas cambian, el concepto de familia original, no. La realidad es que existen niños y jóvenes huérfanos de la sociedad.

Otras de las bases es la escuela, que tiene que educar con principios, donde no puede faltar lo moral y ético, lo coherente, a lo cual debería sumarse también la renovación en infraestructura y tecnología.

Por otro lado, la justicia, la importancia de impartir con celeridad y de forma correcta y concreta, adecuada a las situaciones, muchas veces con privilegios y más favorables al perpetuador que al damnificado.

Así está nuestra querida Argentina, deteriorada, agotada, harta de ver siempre las mismas caras, los mismos intereses, una gran mayoría está sedienta de renovación política y de instituciones.

También aprovecho esta oportunidad para invitar a mis correligionarios a tener una línea coherente y honesta, y tratar de manifestarse en cualquier circunstancia, sin miedos al castigo de Dios, y pedir también justicia, manifestarse cuando son cuestiones que incumbe directamente a la Religión, son igualmente penosas y desagradables eso que todos conocemos sobre un número importante de sacerdotes. Algunas actitudes de algunos de los partidarios rozan la hipocresía. Solo llamo a la caridad y generosidad con aquellos hermanos que sufren. Porque es fácil pedir y reclamar hacia afuera, pero cuando son realidades propias, de la casa, muchos miran para otro lado, y esa actitud es muy común en la Iglesia en el plano de los abusos.

En un abuso sexual también se ataca y mata a un niño, se perjudica la adolescencia y condiciona la vida. Sé que son temas diferentes, pero en un punto se unen, la lucha debería ser la misma. En los abusados también son vidas arrebatada, maltratada y ultrajada. Por esos sucesos, no salen a pedir celeridad, verdad, esclarecimiento y justicia a nuestros pastores, Obispos, Cardenales e incluso al mismo Papa. También se debe evangelizar y pedir claridad y transparencia a nuestras propias autoridades. Dios no va a castigar porque salieron a pedir por cuestiones justas, tendrá ira sobre los que callan, encubren y minimizan hechos detestables.

Bien puede caber por estos tiempos el refrán:” En casa de herrero, cuchillo de palo”. Es un refrán popular que se refiere de manera clara a la paradoja de que faltan determinadas cosas en lugares donde deberían abundar.

(*Sobreviviente de Abuso Sexual en la Infancia por parte del cura Justo José Ilarraz)