Por Julián Guarino (*)
Demasiado cerca desaparece. Diremos varias cosas. Quédese. Al final, aparece Álvarez Agis. También está el muro importador, la velocidad de las tasas de interés y hasta un velocímetro que nos ayuda a hallar algunas coordenadas para el dólar. Pero por ahora, en este comienzo, hablamos de una idea básica. Y de otra idea que se posa, cual mariposa, para aumentar la profundidad del encuadre. Y es ahí donde aparecerá él y su máquina. La máquina Costantini.
Volatilidad, elecciones y después
Comencemos. El grueso de los inversores, ahorristas, bueno, tenedores de pesos parecen dispuestos, a medida que pasan las horas, en una proporción creciente, a dolarizarse. Nada nuevo. De pesos a dólares. Por las dudas. Porque sí. Por ahora.
En términos de volatilidad e incertidumbre, nada que no pase -con distintas herramientas y magnitudes- en otros lugares del planeta antes de una previa electoral. Claro está, en la Argentina, algo desmesurado el movimiento. Guarda una relación, tal vez, con las propuestas que, en lo económico, pueden hacer la diferencia. Son varios candidatos, todos con ideas de gran contundencia prometeica, que apuntan a un cambio sustancial. Y a ello habrá que sumarle, además, que esas propuestas contienen, implícita, una futura negociación con el FMI.
Demandas infinitas de dólares
Por supuesto el escenario es agregado en materia de información. He ahí la variable secundaria. Por un lado, hay pocas reservas disponibles en el BCRA, lo que aumenta la volatilidad, porque la expectativa de que una vez atravesadas las PASO ese problema disminuya es nula. Dicho en castellano, a pesar de las promesas de unificación cambiaria, levantamiento brusco del cepo, etc, sin dólares suficientes, todo eso es hojarasca de palabras en el corto plazo. No sólo hay que pensar en la potencial demanda de importadores que deben cancelar sus operaciones. También habrá que pensar en los tenedores de deuda en pesos, que quisieran pasarse a dólares. Para tomar una referencia, si de bonos en pesos se trata -incluida la deuda de cortísimo plazo, hoy el sector privado ostenta el equivalente a u$s 18.000 millones.
(Todo) lo que pide el FMI y la pregunta
Pero sigamos. Por otro, volviendo al FMI, están los que especulan -el dato es desconocido por ahora- que se pediría con más fuerza al Gobierno de aquí en adelante un deslizamiento más rápido del tipo de cambio oficial. En síntesis, para que el ministro Massa encarezca todo dólar que caiga en sus manos. La pregunta que se hace el tenedor de pesos (o inversor) promedio es ¿qué tipo de plan de estabilización podría aplicar éste u otro futuro gobierno para lograr que el sistema de tipo de cambio funcione correctamente? La respuesta es lo que alimenta y mueve la rueda especulativa del mercado por estas horas. Por supuesto, súmese una especulación adicional, la de aquellos que gustan de generar olas en la previa electoral.
La sumatoria al cuadrado
Pero quiero insistir con algo. Hay datos que son elocuentes y que parecieran solaparse con el cuadro antes descripto. Es decir que, en medio de una tendencia a la dolarización por parte del mercado de pesos argentinos, y de una especulación con cambios en la política de administración de reservas y de crawling peg (devaluación), emergen lógicas agregadas que pueden inducir a nuevas preguntas para obtener nuevas respuestas, atentos a esa máxima que sostiene que no existen las preguntas sin respuesta, sino solo las preguntas mal formuladas.
Ahora bien, ¿qué significa que “demasiado cerca desaparece”? Que a veces esas lógicas, fuerzas, fricciones, que, si bien sabemos que están, se pierden detrás de otros fenómenos más notables de corto plazo. ¿Es ilógico o desmedido el salto del dólar blue? ¿Está fuera de cálculo el desenlace del dólar MEP o CCL en la previa de las PASO? De nuevo, si hay algo que uno podía anticipar desde hace ya varios meses es que una parte de los ahorristas con inversiones en pesos a tasa de interés iban a desarmar esa apuesta antes de atravesar el primero de los exámenes electorales. Bueno, eso está ocurriendo, empujado por la resistencia del Gobierno a impulsar ese “desarme” con anterioridad ante los consejos del FMI de mantener tasas reales positivas de interés.
Lo que cambió esta semana
¿De qué hablamos entonces? Hay encima de estas cuestiones otras que son novedad. Son varias, pero mencionemos una que en las últimas horas comienzan a señalar varios analistas: mientras la cotización del dólar oficial corre al 11-12% mensual, la tasa que pagan, por ejemplo, las Leliq se encuentra abajo, en torno al 8%. Por ende, uno podría pensar que comienzan a verse incentivos adicionales a la dolarización por parte de una masa de ahorristas. He ahí el santo grial que ha generado algo de momentum adicional.
La máquina, el GPS de Eduardo
La solución, el rayo esclarecedor a tanta confusión y solapamiento lo trae Eduardo Costantini y su máquina. El economista y CEO de la empresa Consultatio quizás ha sido uno de los que pudo considerar el esquema completo. ¿Qué hizo Costantini? Respuesta. Metió todo en una misma caja. Y la puso en movimiento. Una máquina.
A saber. Dijo que el dólar oficial "está muy barato”. También dijo que el dólar blue “está demasiado elevado" (para ese nivel de dólar oficial). Pero además sumó una mirada ulterior. Dijo que “la realidad está en el medio”, en alguna parte. Y agregó algo que todos pensamos: que esa ecuación, uf, está en movimiento permanente.
Es decir que no vale ponerse el poncho de la nominalidad. Dijo Costantini que acertarle a las coordenadas del dólar en la Argentina “es como tirarle un tiro en movimiento”. Y lo argumentó: “cuando vos empezás a reajustar, a equilibrar, a calibrar las distintas variables se produce una devaluación que inexorablemente habrá". Y señaló algo más: “Hay que devaluar porque no hay reservas y la demanda de dólar es infinita". Y agregó: "Todo llevará a un salto en la inflación de corto plazo, entonces, obviamente el dólar de equilibrio va a subir pero tiene que ser mucho más bajo que el libre". Aun así, advirtió que no se puede hacer "un ajuste a mansalva". Por esa razón, se entiende, reclamó “poner orden en las cuentas públicas”.
El muro y lo que hay detrás
Si bien el Gobierno ya ha dado muestras de no querer devaluar el tipo de cambio oficial por el impacto inflacionario que esto podría tener, sí, en cambio, ha cedido a los pedidos del FMI en una especie de versión liviana de esa solicitud. Un muro que impida la demanda. En última instancia, siempre se trata de encarecer cualquier cotización que tenga como base el tipo de cambio oficial pero que le asegure al FMI que no se van a vender tantos dólares baratos. Se lo llama a esto una “devaluación fiscal” y muchas veces puede servir de sustituto de una devaluación cambiaria pura. Está en los libros. Samuelson, Barro, Dornbusch, Fisher. Si se le agrega que en los últimos días el ritmo de depreciación del peso se aceleró por encima del 12%, entonces la respuesta está ahí, muy cerca.
La revelación de Emanuel
Para el final, la mirada del economista Emanuel Álvarez Agis, una especie de aleph, la realidad y la existencia en un punto infinito, de que “algo huele mal en Washington”. No sólo porque obviamente el FMI viene jugando en contra del Gobierno en varias cuestiones. También, porque “el organismo está dejando la puerta abierta para poder interrumpir los desembolsos si el resultado de la elección primaria es sustantivamente desfavorable para el gobierno o si las condiciones económicas se complican aún más”. He ahí otra cuestión importante que ha acelerado las pulsaciones. ¿Qué tipo de imposición puede poner el FMI más adelante? ¿Qué clase de limitación podría instrumentar si el Gobierno logra un resultado importante? ¿Y si no lo logra?
El lector podrá pensar que el Gobierno y el FMI ya anunciaron este nuevo pacto. Es cierto. Pero se desconocen todas las condiciones negociadas. ¿Pidió el FMI una aceleración de la devaluación? ¿Exigió un salto discreto del tipo de cambio como condición para hacer un nuevo desembolso? ¿Puso como condición una reducción de las importaciones o un encarecimiento adicional del dólar importador? ¿Pidió un dólar soja más elevado a sus antecesores? ¿Dejó abierta la puerta para exigir más medidas a cambio del desembolso de las próximas semanas?
Revisar relojes rápido
Por supuesto habrá repercusiones en las primeras jornadas posteriores a las Primarias. De un lado estarán aquellos que buscarán convalidar un dólar oficial con perspectiva fuertemente alcista. Del otro, aquellos que pensarán en un dólar blue con piso también más elevado, aunque sin techo aparente. Habrá, incluso, los que buscarán tomarle el pulso -algo árido en estas circunstancias- a la divisa estadounidense en todas sus versiones.
Por eso conviene dar unos pasos atrás. Sumar perspectiva. Revisar los relojes que usualmente se utilizan en estos casos. Tirar del hilo de la historia reciente. Y ni con eso, seguro, será suficiente.
(*) Director de Ámbito Financiero