El partido comenzó con el Taladro mejor parado en la cancha, a partir de esto es que en los primeros minutos manejó bien la pelota, aunque no generó mucho juego asociado y no llevó mucho peligro al arco de Bértoli, quien llegó a los 100 encuentros en la B Nacional.

Por su parte, el dueño de casa se replegó en su campo a la espera de la propuesta del rival, que no en ese momento no era mucha por cierto. Es por eso que los minutos comenzaron a transcurrir y el partido invitó más a una siesta que a seguirlo con expectativa.

De hecho, prácticamente jugaron sin arcos, como se dice habitualmente en la jerga futbolera. Es que hubo poco juego y los dos parecieron cómodos con la igualdad. Hubo que esperar hasta los instantes finales para que haya una chance clara de gol y fue para el dueño casa.

César Carignano recibió una habilitación de Ramiro López y quedó en una situación propicia, pero como sucediera en la fecha anterior ante Huracán, tomó el balón muy abajo y nuevamente se le fue por encima del travesaño. Así se terminó la primera mitad, pasó poco y nada.

En el entretiempo hubo champú y el Rojinegro entró con otro ímpetu al campo de juego. A los pocos segundos se evidenció otra cara en el dueño de casa y ganas de ir hacia el arco rival.

Otro pase de López para Carignano no tuvo un buen final, es que Carigol no pudo controlar la pelota y fue lo último que hizo dentro del campo de juego porque en su lugar ingresó Leo Acosta algunos minutos después.

Enseguida nomás llegó una jugada que seguramente quedará en la memoria de muchos por la definición. Carrasco recibió un rebote fuera del área, encaró al defensor, amagó y con una definición estupenda coló la pelota por encima de Santillo. Un golazo, sobre todo por la resolución del goleador Santo porque el pie prácticamente no tenía recorrido, sin embargo la pelota dibujó una parábola estupenda en el área para decretar la apertura del marcado.

El golazo significó un mazazo difícil de asimilar por parte de Banfield. Es que no reaccionó en ningún momento y si bien creó algunas situaciones, fueron esporádicas y con poco peligro en el arco local.

Lejos de ser un plantel que se armó para ascender, el Taladro se mostró perdido dentro del campo de juego y permitió que el Santo se agrandara y se convirtiera en dominador exclusivo de las acciones.

Es por eso que era cuestión de esperar nada más el segundo grito del equipo de Osella, antes Carrasco se perdió un gol increíble. Recién a los 44 minutos apareció Leo Acosta para definir al costado de Santillo y ponerle más justicia al marcador.