Con manifestaciones de desagrado ante lo que consideraron una pena exigua, familiares de Leopoldo González se retiraron ayer de la sede de Tribunales luego de conocer la sentencia que condenó a Stella Maris Marina Mentasti a ocho años y seis meses de prisión efectiva por el delito de Homicidio. La pena impuesta a la mujer de 25 años y madre de tres hijos supera en seis meses al mínimo establecido para este tipo de delito.
El Tribunal de la Sala número 1 en lo Criminal de Paraná, integrado por los vocales José María Chemez, Daniel Perotti y Ricardo González, la encontró autora material y responsable de la muerte de su concubino Leopoldo Leo González, en un hecho ocurrido el 12 de noviembre de 2006 a las 22 en una casa en Anacleto Medina, en Luis Palma al final y Los Minuanes, en Paraná, cuando la mujer le disparó con una tumbera en el abdomen ocasionándole una herida mortal.
La lectura de la sentencia estaba fijada para las 12.30 y recién se hizo efectiva casi una hora después. La tensa espera en los pasillos de Tribunales fue exasperando los nervios de la decena de familiares que, como en todas las jornadas, se hizo presente una vez más para seguir los pormenores del juicio. Esta vez lo hicieron portando un cartel con la foto de la víctima que rezaba “Leo Justicia por vos”.
Cuando Mentasti, custodiada por varios efectivos de la Policía, se dirigió a la sala donde se realizaría el adelanto de la sentencia, los familiares la increparon gritándole “asesina” e insultándola en reiteradas ocasiones. Incluso, la mujer que portaba el cartel con la foto de la víctima intentó ponerlo delante de la homicida, pero fue desplazada por un efectivo.
El fallo
Cuando el abogado querellante Leandro Dato enfrentó a los familiares y les comunicó la decisión del tribunal, aquellos se mostraron indignados y decepcionados. “Ocho años nada más” dijo una mujer que tenía un bebé en sus brazos; otra se preguntó con desazón “¿qué hacemos con ocho años”; otra evaluó “si matás y no tenés antecedentes te dan ocho años nada más”, un muchacho aportó a las expresiones que surgían del dolor: “Ocho años por mandarlo al cajón sin ningún órgano, porque lo vació esa asesina”. Como corolario de tales manifestaciones de dolor, todos los cuestionamientos confluyeron en una sola pregunta: “¿Dónde está la Justicia?”.
Por su parte, Dato evaluó que la sentencia era positiva porque, señaló: “Lo primero que nos planteamos fue obtener una condena”; y explicó acerca de la pena impuesta a Mentasti: “Éramos conscientes de que no tenía antecedentes y que, si bien mató a su concubino y padre de sus hijos, no es bueno que esté separada de sus hijos”.
Destinos
Dos jóvenes mujeres que hasta ayer no tenían ningún vínculo ingresaron a Tribunales unidas por un par de esposas y por haber cometido un delito cada una.
Marina Mentasti, de 25 años, y Penélope Antonella Elizabeth Suárez, de 21, arribaron custodiadas por dos mujeres policías y un agente para, la primera conocer la sentencia que definiría su futuro y la segunda para notificarse del fallo que la condenó a prisión por el asalto a un remisero cuando sólo tenía 17 años.
Ambas jóvenes, en tiempos, circunstancias y por motivos diferentes sellaron sus vidas y unieron sus destinos en un par de esposas. Ahora, en la Unidad Penal de Mujeres número 6 dos vidas que nunca debieron cruzarse compartirán el mismo espacio físico. (Uno)