“Los familiares acercaron unos medicamentos que usa por prescripción médica y que aparentemente hace varios días que no los toma, pero no lo vieron porque está incomunicado”, añadió.
Molaro, quien fue detenido en Resistencia después de más de 20 días de fuga, fue trasladado a Paraná en un vehículo sin identificación de la Policía de Entre Ríos, por una comisión encabezada por el director de Investigaciones, comisario general Carlos Schmunk. El coche partió de Resistencia ayer a las 5, y llegó al edificio del Poder Judicial cerca de las 11, acompañado por otro móvil policial que lo siguió todo el viaje.
No desayunó en Jefatura de Policía del Chaco, y no aceptó lo que le ofrecieron para comer en el traslado. Le convidaron, pero no tomó mates con los policías; no dialogó con ellos, aunque tampoco durmió en el trayecto.
Vestido con una bermuda de jeans y una remera, no entabló más conversación que la indispensable con los funcionarios entrerrianos que lo custodiaron desde el día de su captura, en una pinturería de Resistencia a la que fue a buscar trabajo.
“Se lo ve bien físicamente. No hablamos del hecho porque no nos compete y sería una causa de nulidad que podría arruinar todo el buen trabajo de búsqueda que se hizo”, indicó un oficial de Policía consultado por El Diario.
Agravantes
Los abogados de la familia del futbolista y conductor radial, Alexis Céparo, Ladislao Uzín Olleros, Raúl Massutti y Claudia Laferriere se presentaron en el Juzgado de Instrucción Nº 7 y solicitaron intervenir como querellantes particulares, cuestión a la que Garzón hizo lugar ayer a última hora, según las fuentes judiciales.
“Una vez que investiguemos, que tengamos los antecedentes de la causa, acceso a las pericias y al desarrollo de los hechos, cuyo móvil hasta el día de hoy ignoramos, veremos si nos conformamos con la calificación legal que dispuso el Juzgado o si pedimos que se incluya en otro tipo penal”, indicó Uzín Olleros.
Sin embargo, el querellante adelantó que “por lo que sabemos hasta acá, Alexis fue víctima de un acto muy alevoso, sin ninguna posibilidad de defenderse y en una actitud sorpresiva e inesperada, para nosotros inmotivada hasta el día de hoy”.
“Podemos deducir que fue una agresión además de ilegítima, categóricamente cobarde y abusiva con un arma de guerra”, agregó.
En cuanto al medio empleado, Uzín Olleros opinó que “en este caso sería un agravante, porque un arma de semejante calibre” (una Mágnum 44) con disparos a quemarropa realmente le confiere esa calidad al injusto penal”.
Pruebas. En la causa han declarado varios testigos, y desde Tribunales se indicó que sólo resta escuchar a un par de personas para dar por concluida la recolección de testimonios que interesan al juez Garzón. De todos modos, el juez dijo que “si la defensa o la acusación solicitan alguna ampliación o proponen la declaración de otros testigos, si es procedente se los va a citar”.