Por Natalia Buiatti,
de ANALISIS DIGITAL

Con la garganta reseca y pidiendo que se le conceda beber agua, Carlos Zanaschi comenzó su testimonio cerca de las 10. Antes, a puertas cerradas había declarado la mujer infectada con el virus en 2006.

Molesto en repetidas oportunidades por las preguntas que se le hicieron, el bioquímico insistió en que alguien falsificó los asentamientos realizados en el libro interno del nosocomio, donde figuran los datos de cada análisis. “No sé por qué cambiaron eso, no sé quién fue. Cuando le dije al doctor Alcain que los grafemas no eran míos me lo reconoció, pero no supo responderme quién podría haber hecho eso. Me dio pena por él porque echó un manto de sospecha sobre los técnicos del laboratorio”, marcó.

El profesional explicó cómo funcionaba Servicio de Hemoterapia. Dijo que se desempeñaban dos bioquímicos: Gabriela Coronel Campana -también imputada- y él. Aseguró que el rango de ambos era “de paridad”, es decir que ninguno tenía mayor responsabilidad que otro, aunque reconoció que él tenía mucho más antigüedad que la mujer. “Yo entré a trabajar en el San Roque en el ‘88 u ’89, ella cerca del 2000”, recordó. Asimismo, ratificó que en el sector había una “docena o quincena de técnicos, un médico, una médica, un personal de maestranza, una secretaria y el jefe del Servicio, el doctor Alcain”.

Por otro lado, contó que se desempeñaba en el Programa Sangre Segura, que funcionaba en “un aula” dentro del sector donde se emplaza el Servicio, en el hospital.

Sobre el funcionamiento del Servicio, manifestó que “lo normal es realizar los análisis en el mismo San Roque”, pero varias veces no cuentan con los reactivos necesarios para concretarlos. Motivo por el que deben enviarlos a “un centro privado o al San Martín”. “A veces no nos suministran los reactivos en tiempo y forma. Cuando eso sucedía, quien decidía dónde se realizaría el estudio de la sangre era el jefe”, subrayó, al tiempo que exclamó: “Si el Estado nos hubiese provisto de los reactivos, el doctor Zanaschi -es decir, él- hubiese podido hacer los análisis”.

Constantemente insistiendo en la responsabilidad de Alcain sobre el hecho, y recalcando directamente al Tribunal, el bioquímico exteriorizó: “El doctor pertenecía a mi grupo íntimo de amigos, le tenía mucho aprecio, y me acostumbré a trabajar en un ambiente de confianza ciega”.

Con una línea de narración poco clara, Zanaschi pudo precisar que el 25 de septiembre analizó la sangre infectada, el 26, 27 de septiembre de 2006 trabajó para el Programa Sangre Segura, y tras las inquietudes de los defensores y la querella, no pudo explicar con exactitud qué hizo el 28.

En síntesis, el profesional pudo ratificar que él era el encargado de analizar las extracciones del día 26 de septiembre. Pero también dijo que en el libro donde se asentaban los resultados, “a veces” se certificaban los estudios con la firma aunque los casilleros de la planilla estuvieran en blanco. Es decir que se rubricaban los datos de la muestra de sangre que aún no habían sido asentados.

Zanaschi argumentó que su función se terminaba con el asentamiento de los resultados de los análisis. Ante la interrogación insistente de Raúl Barrandeguy, defensor de Alcain, descartó que el día 26 le haya comunicado a alguien que uno de los análisis que realizó dio positivo.

El día de la noticia y después

El bioquímico dijo que supo del resultado positivo cuando volvió de su licencia, en enero, por la carta que había llegado de la planta de hemoderivados de Córdoba. Corroboró que en uno de los libros internos no estaba registrado. “En una investigación posterior que hice, pude establecer que ese día había faltante de reactivos y lo escribí con lápiz en el borde”, refirió. Añadió que en otro de los registros, “había un óvalo semiborrado y con otra caligrafía”. En ese sentido, reafirmó que su denuncia inicial versó sobre esa falsificación.

“Días posteriores lo encontré a Alcain y le pregunté. Le dije que los grafemas no eran míos y me lo reconoció. No supo darme una respuesta y me dio pena por él porque echó un manto de sospecha sobre los técnicos del laboratorio. También me contó que Coronel había preguntado a dónde habían sido enviadas esas muestras”, indicó.

Asimismo, aseguró que “siempre le preguntaba qué había pasado y él me respondía que estaba investigando”. De inmediato, contó que días después, Alcain lo envió solo al San Martín para que averiguara. “Yo le tenía mucho aprecio pero tuve como un relámpago y me pregunté por qué me enviaba a mí al San Martín”, deslizó. “Nunca tuve una respuesta coherente de Alcain sobre por qué me involucró a mí”, insistió.

Zanaschi contó que “el 16 de abril de 2007 fue exonerado del cargo en el laboratorio del San Roque”. Dijo que lo separaron porque presentó la denuncia.

“Me derivaron a un centro de salud. Estuve trabajando en un rincón donde tenía que pararme constantemente y tengo un problema de cadera. Si eso no es castigo, ¿qué es?”, inquirió.

Posturas cruzadas

Este jueves surgió un careo entre el testigo que se llevó toda la mañana y más. Alcain y Zanaschi se enfrentaron para sostener cada uno su postura sobre qué se hizo cuando llegó el resultado de VIH positivo al nosocomio.

Alcain: “Fuimos el 29 de enero al San Martín, entramos juntos a Infectología, intentamos hablar con Kramero, pero después me dijiste que debías irte”.

Zanaschi: “No, estás mintiendo. ¡Te estimaba tanto! Vos me mandaste solo al San Martín”.

“Busqué a mi vecina cuando escuché en el hospital que hablaban de ella y decían que estaba enferma”, recordó Villaverde

“Fui a Infectología del Hospital San Martín no recuerdo bien por qué. En una oficina había dos personas que conversaban y repetían que no podían ubicarla para comunicarle que estaba enferma. La buscaban porque tenía VIH”, lamentó.

“No sé quiénes eran los que conversaban. Era una mujer y un hombre, pero decían que estaba infectada”, subrayó.

“De inmediato la ubiqué y le dije que en el hospital la buscaban porque me pareció muy importante. Me asusté”, concluyó.

La próxima audiencia

El Tribunal, compuesto por Hugo Perotti, Miguel Ángel Giorgio, y José María Chemez, dispuso un cuarto intermedio este viernes a las 9, oportunidad en que se reabrirá el debate.

La querella está compuesta por Miguel Ángel Cullen y Miguel Retamoso. En tanto que el representante de la bebé es Luis Pedemonte.

A la defensa de Coronel Campana la ejerce Noemí Berros. En tanto, la Fiscalía está a cargo de Cecilia Goyeneche.

Es preciso señalar que al coordinador del sector se le imputa la omisión de deberes de funcionario público y abandono de persona, y a Coronel Campaña se la acusa de lesiones culposas.

El caso

Debido a un cuadro anémico, la víctima fue sometida en octubre de 2006 a una transfusión de sangre en el San Roque. Posteriormente dio a luz a una niña y retomó su vida normalmente, junto a otros dos hijos de 8 y 2 años y a su esposo.

Recién en abril de 2007, una vecina que había concurrido al área de Infectología del San Martín, le dijo que se pusiera en contacto con los médicos de ese lugar.

Esa vecina, como otros pacientes, había escuchado una conversación entre personal del hospital, en la cual se mencionaba el nombre completo de la mujer en cuestión.

Así de casual fue la primera información, y muchas de las siguientes, ya que el peregrinar de esta familia no halló en las semanas subsiguientes respuesta oficial alguna, pero sí numerosos rumores del caso de “contagio por error”.

Al cabo de un tiempo, la familia de la víctima recaló en el Juzgado de Instrucción Nº 8 de Paraná, donde se enteró de la denuncia que había formulado el entonces titular del programa Sangre Segura, Carlos Zanaschi, sobre lo cometido.

Recién cinco meses después de la transfusión, se le informó que debía realizarle análisis a sus hijos y esposo. Incluso el niño del medio, que al nacer su hermanita tenía 2 años, había vuelto a ser amamantado, lo que aumentaba aún más el riesgo.

A un año del contagio, la familia logró enterarse, a fuerza de preguntar ya que nadie les informó oficialmente, que en realidad las muestras habían sido remitidas de forma incorrecta y por eso los resultados eran parciales.

(Foto: ANALISIS DIGITAL)