
La convocatoria fue formulada por el gobierno, en donde “pretende revalorizar el proceso que vive la Argentina en materia de negociaciones colectivas –desaparecido luego de los ‘90 y la crisis de 2001– donde mantener el puesto de trabajo era la aspiración máxima de los trabajadores”, se indicó.
En el Ministerio de Trabajo de la Nación anualmente se homologan aproximadamente 2.000 convenios del sector privado que acuerdan libremente condiciones laborales, ajustes de masa salarial y también derechos y obligaciones de las partes.
Para los gremios la oportunidad implica un paso adelante en la relación con el Gobierno, ya que el propio gobernador, Sergio Urribarri, estará en la mesa de negociación; el gesto será una dosis de oxigeno para la dirigencia gremial, especialmente aquella que es cuestionada por establecer esquemas de diálogo con el Gobierno, ya que se considera siempre necesario llevar “una prenda para mostrar a la tropa”. Sobre fines del 2011 se llevó numerosos decretos con recategorizaciones; pero se sabe, nunca alcanza.
El discurso del gobernador ante la Asamblea Legislativa, en tanto, se anticipó sacrificio para obtener resultados; pareció un mensaje hacia adentro y hacia afuera. Se deberá contabilizar en el escenario virtual que envuelve la negociación la crisis agravada que vive y vivirá la eurozona, un crecimiento moderado de la economía y la puesta en marcha de un proceso que busca mayor equidad en las cargas. Nadie de quienes se sentarán a la mesa desconoce este contexto y, como en cualquier negociación, habrá demandas, pero también ofertas. Cada una encierra una necesidad o una posición. En su elasticidad podrá estar el éxito del proceso que se abre.