Por Manuel Justo Gaggero*
En públicas declaraciones señaló que los mejores presidentes en la democracia eran Raúl Alfonsín y Néstor Kichner y que acompañaría a Cristina Fernández, hasta sus últimas consecuencias, con lo que justificó la política de entrega del patrimonio nacional, de abierta impunidad para la corrupción, de endeudamiento y de negación de toda diversidad, que caracterizó a la llamada “década ganada”.
Cando fue designado en el AFSCA no renunció a la banca de diputado nacional impidiendo, de esa forma, que asumiera, como correspondía, su suplente el dirigente de Libres del Sur Jorge Ceballos; opositor a la dinastía K.
Desde este organismo facilitó que la lumpen burguesía generada por los Kichner se hicieran con numerosos medios audiovisuales.
De esa forma Cristóbal López, Lázaro Báez, Spolsky y Ferreyra, entre otros, se convirtieron en dueños de diarios, canales de televisión, radios y productoras.
Tratando de imitar, como “farsa y tragedia”, al mismo tiempo, el rol nefasto que cumplió Raúl Apold en el “primer peronismo” -1946 -1955 – respaldó la política de distribución de la pauta oficial de publicidad que privilegiaba a los amigos del gobierno.
Hoy aparece como un claro defensor de la “Ley de Medios” cuándo, es evidente, que la aplicación de la misma por este funcionario no privilegio la pluralidad informativa y los medios alternativos sino que fue el ariete para confrontar con el multimedio “Clarín”; luego que los propietarios de éste se negaran a que Néstor Kichner integrara el directorio de esta sociedad.
Fundó una corriente política denominada pomposamente “Nuevo Encuentro por la Democracia y la Equidad” para aparecer, falsamente, como el ala de “izquierda” del Frente para la Victoria, al mismo tiempo que compartía la fórmula para gobernador y vice de la provincia de Buenos Aires, con Aníbal Fernández, ex menemista, ex duhaldista y ahora fervoroso kichnerista, con procesos abiertos por malversación de caudales públicos y vínculos con grupos narcos.
No cabe la menor duda que tiene que irse, que no es posible seguir tolerando “Tartufos” y que se debe garantizar la libertad de expresión y la comunicación alternativa en todas sus formas, transformando la red de medios del Estado en una verdadera red pública de comunicación, no en el aparato de propaganda “goebeliana” como fue durante la “tercera década infame”, pomposamente denominada la “década ganada”.
Los que fueron derrotados en las últimas elecciones y abandonaron el gobierno el 10 de diciembre de este año, fundaron su modelo de construcción en la mentira, la negación de las diferencias, y la manipulación de la historia, por lo que los funcionarios que participaron de esta no pueden ser hoy “adalides “de la “democracia y la libertad”.
Terminemos con estos “Tartufos”.
*Es abogado, fue director del diario El Mundo.