El 5 de abril de 2000, en Concordia, dos conocidos medios nacionales de comunicación transmitieron en vivo y en directo desde la ciudad más empobrecida del país la “insurrección” de un grupo guerrillero que se preparaba para “entrar en guerra” con el orden político establecido. Detrás de un pasamontañas, el líder guerrillero del autodenominado Comando Sabino Navarro se atribuía flamantes atentados y decía tener conexión con las F.A.R.C. de Colombia y el E.Z.L.N. en Chiapas, México.

¿Como se te ocurre la idea de trabajar esta noticia?
_A mediados de 2006, me encontraba trabajando en la producción de mi tesis de grado en Ciencias de la Comunicación. El tema rondaba la construcción del discurso mediático sobre la violencia durante la segunda mitad de los `90 y recordé (en realidad me obsesionaba) el famoso episodio de la falsa guerrilla de abril de 2000. El hecho había sucedido en Concordia, la ciudad de mi infancia y adolescencia, que se había empobrecido tanto a causa de nefastas administraciones políticas que tenía los índices más altos de desocupación del país. Rápidamente conocí a Chelo Lima, luego a Patricia Rivero y Carlos Sánchez, quienes habían sido los primeros lideres sociales de la región, utilizando metodologías en pugna en ese momento como la pueblada y el corte de ruta. Con una característica muy particular: sus acciones tenían siempre una marcada cuota de histrionismo y, por esa razón tal vez, eran ultramediáticos. Por lo tanto, para encontrarle un sentido, y luego resignificar el acontecimiento mediático, tuve que encuadrarlo dentro de una serie de acciones políticas que el grupo venía llevando adelante desde mediados de los años noventas. Eso nos llevó un largo proceso de investigación. El episodio siempre me pareció muy interesante para pensar algunos temas que me obsesionaban, trabajar como las formas de construcción y representación que los medios hacen de la realidad, pero para llevar adelante la película tuve que meterme en sus vidas, sus historias. Es un film compuesto por capas: se lo puede leer como la historia de ascenso y ocaso de tres militantes sociales y su particular relación con los medios, pero también como una crónica, muy personal claro, sobre la más famosa y extraña operación de prensa de la historia argentina.

¿Como buscaste a los personajes y que reacción tuvieron cuando les hiciste la propuesta?
_Fui muy sincero con todos. A Chelo y Carlos les propuse filmar una película sobre lo sucedido en abril del 2000, donde mi intención era poner la lupa sobre el papel que jugaron los medios de comunicación. Con el correr del tiempo, entablamos un vínculo que permitió que el film logre trascender el hecho y nos permita reflexionar sobre otros temas a partir de los mecanismos de identificación que logramos con sus vidas.
Con Pato fue diferente. Ella sufrió mucho la cárcel y la condena social, por lo que me costó mucho que se abriera a dejarnos entrar en su vida. Pero cuando al fin logramos una linda relación, descubrí a una mujer de inagotable riqueza emocional. Su personaje es central en la película porque todos nos identificamos con ella, con su historia.

¿Cual fue la idea de ellos, estaban haciendo una broma o intentaban algo más serio?
_Yo no creo que lo pensaran en téminos de "broma" o "seriedad". El 5 de abril de 2000 se les presentó la oportunidad de denunciar la situación social que vivía Concordia a través de un medio de alcance nacional y para eso eligieron una forma arriezgada de hacerlo, una forma que impregne sentido. Evidentemente, la lectura que hicieron del medio no fue la correcta y la acción, a corto plazo, se les volvió en contra, ya que chocaron contra todo el aparato de la Justicia y, a su vez, fueron funcionales a muchos sectores que indudablemente nada tenían que ver con ellos.

¿Como fue la experiencia en el rodaje? Teniendo en cuenta que de trabajaste con los protagonistas reales de la historia.
_La modalidad de trabajo fue algo que se fue dando naturalmente a partir de las necesidades narrativas que el proceso me demandaba y que me permití explorar con mucha libertad. Fueron tres intensos años de trabajo, muy complejos por cierto, ya que el guión fue un proceso en constante apertura que terminó de definirse durante el montaje final. En un momento sentía que tenía una historia con múltiples entradas, y todas interesantes de abordar. El proceso comenzó con una larga investigación, donde reunimos una gran cantidad de testimonios formales, el material de archivo (gráfico y audiovisual) y ciertas ideas en torno a las reconstrucciones. Con ese material, pude armar un primer corte centrado en el episodio del 5 de abril de 2000, lo que sería la “crónica policial”, digamos. Luego, en agosto de 2008 (siempre filmamos en invierno), logramos el cuerpo central del film, con un plan de rodaje más sólido. Ese año filmamos las reconstrucciones (que realizamos a partir de los testimonios del año anterior y donde respetamos todo tipo de continuidad narrativa y estética), las escenas de los habitantes del pueblo (yo le llamo “el coro”, porque la pensamos como el coro de la tragedia griega, aunque aquí no anunciaban acontecimientos nefastos sino representaban más orden de lo popular, de lo mítico) y nos metimos de lleno en la vida de los tres protagonistas. A partir de allí comenzó un largo año de montaje y reescritura de guión que nos obligó a volver a filmar una tercera etapa en el invierno de 2009, de menos de una semana y donde básicamente registramos a ellos viendo la película, filmamos sus reacciones y utilizamos el material como parte de la diégesis del relato.

¿Y quedaron conformes con la película?
_Intensa. Primero vieron un primer armado (las escenas que se ven en la película) y luego en el estreno de Concordia, en pantalla grande y a sala llena. Fue muy emotivo para todos, había una sensación general de una herida social que empezaba a sanar. Para ellos obviamente, y también para mi, que tenía mucha expectativa en ver la reacción de la gente, y para gran parte de la ciudad, que más allá del debate que sigue generando el hecho y ellos mismos (literalmente, dividían la ciudad a fines de los `90) los que salían del cine agradecían el nuevo punto de vista, la humanización del personaje público. Luego llegó el estreno en Buenos Aires y el afecto de la gente fue inmenso en la sala.

¿Como conseguiste los fondos para rodarla?
_Fue una coproducción entre el I.N.C.A.A., mi productora (RUMBA CINE) y la productora ALANORTE. También colaboró la Municipalidad de Concordia durante el rodaje y el estreno.

¿Como llegás a proyectarla en Paraná?
_A partir de una gestión que hicieron dos estudiantes de Comunicación de la UNER (Mercedes García y Emiliano Camino) junto al Instituto Audiovisual de Entre Ríos para proyectarla en La Vieja Usina. Será la última presentación en una sala en el país ya que ya tiene fecha de lanzamiento en TV para mediados de julio.

¿En que andás ahora, estás filmando alguna otra cosa?
_Estoy investigando algunos temas, filmando y escribiendo. Lo más avanzado es un documental en tono de sinfonía sobre la ciudad de Buenos Aires. Pero ando con ganas de entrarle a una ficción a secas, así que tomándome el tiempo necesario para que aparezca el tema.

La cita es este viernes en calle Gregoria Matorras 861, en las ciudad de Paraná, con entrada libre y gratuita. Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=AwdyAzHRIeQ