En las últimas horas del lunes, 59 internos de la Unidad Penal número 2, de Gualeguaychú, iniciaron una huelga de hambre en reclamo de la restitución del servicio telefónico público dentro del penal. Es el segundo que se produce en dos semanas, puesto que en la huelga que iniciaron internos de la Unidad Penal número 1, en Paraná, la semana pasada, entre un extenso listado de solicitudes se incluyó la restitución del servicio de teléfono. La medida puso en alerta al personal penitenciario.
Los reclusos se quejan porque no pueden comunicarse con sus familiares debido a la falta de los teléfonos, tanto de los que funcionan con tarjetas como de los que lo hacen con monedas.
El jefe de la Unidad Penal, Roberto Melgar, comentó que “el problema es de la empresa que retiró los teléfonos, pero está trabajando para solucionar el inconveniente”, aunque desde la dirección se tratará de que se restablezcan lo más pronto posible. También trascendió que los aparatos que funcionaban en el lugar fueron retirados por el maltrato al que eran sometidos por los reclusos, puesto que estaban rotos la mayor parte del tiempo.
El reclamo tiene otras aristas que hacen aún más complejo el problema. En este sentido desde la Secretaría de Comunicaciones de la Nación se implementó un sistema de monitoreo de llamadas de reclusos mediante el uso de chips. De esta manera se tiende a controlar el auge de los llamados secuestro virtuales o secuestros express.
La UP número 2 también cuenta ahora con ese método de control, que tiene como modalidad el cobro del secuestro mediante la acreditación de pulsos telefónicos a través del sistema de tarjetas telefónicas. Personal capacitado en combatir esta modalidad delictiva comentó que la acumulación de pulsos telefónicos en una cárcel significa una importante cantidad de dinero y de poder dentro del penal.
El año pasado, en Paraná, se conocieron tres casos relacionados con esta modalidad delictiva que sucedieron en la zona sur de la ciudad y que, en su momento conmocionaron a la ciudadanía.