“Es decir, el proyecto que nosotros aprobamos era un tipo de tratamiento, básicamente eran digestores, que vienen a ser como unas cámaras sépticas en cada uno de los paradores. Eso retiene todo lo que flota y todo lo sólido, y después tenía un sistema de filtración, que terminaba su desagüe final en el Riacho Itapé, hacia el lado de Concepción del Uruguay”.
Pero la empresa hizo algo diferente: “En el camino esto cambia, y hacen una cañería de infiltración cercana al camino que es lo que finalmente se termina tapando o bien hay una pérdida, que es lo que está generando hoy malos olores y la presencia de efluentes sin terminar su tratamiento y en un lugar en el que no tienen que estar”.
Sin autorización
“Nosotros fuimos advertidos de esta situación por gente que anda en la zona. Tomamos las medidas del caso, hicimos la inspección y ahí nos dimos cuenta de que había un cambio respecto de lo que estaba en el proyecto. En función de esto se le pidió un informe a la contratista para que eleve qué es lo que habían hecho, acrediten información y a su vez se tomaron muestras en los lugares donde se identificaron los efluentes, ahora estamos terminando los análisis del laboratorio y terminando el informe técnico que va a terminar en alguna resolución que será la que definir la problemática para corregirla”.
Es decir que la contratista hizo algo que no estaba en el proyecto original y no avisó, por eso, “ahora, lo primero es corregir el problema, porque hay una fuga de efluentes cloacales en la zona cercana a donde circula la gente. Eso desde ya. Y en segundo lugar tenemos que ver si lo que hicieron, lo hicieron bien, porque al no poder haberlo visto cuando se hizo, tampoco sabemos cómo se hizo, y si ya hay problemas ahora a dos meses de la inauguración. Yo no veo mal el cambio que querían hacer, el tema es haberlo avisado en su momento para tomar las medidas y verificar que se ajustaba al cálculo de la construcción. La idea es corregir lo puntual, esta problemática porque esto va a traer olores seguramente y algún riesgo de contaminación, si la gente circula por ahí. Que no está habilitado para eso, no es que la gente va a estar en contacto con un efluente, que tampoco está crudo el efluente, pero pasa por un sistema primario y le falta tratamiento… Así que lo que vamos a ver, con todos los papeles, es si le exigimos que hagan otro nuevo tratamiento para la zona o bien que cumplan con el proyecto original”.
El problema es que si hay un escape, terminaría en el balneario municipal, “además eso debería estar previsto para definirse dentro del mismo territorio de la isla. Hay tecnología y espacio suficiente para hacer las cosas bien. Desde el punto de vista de la contaminación no es gravísimo, pero no se lo puede dejar como está. Porque si cuando recién empieza a utilizarse ya hay un problema, imagínese si esto sigue, o si se tapa con los años será un problema acumulativo”.
No obstante, Raffo explicó que “por suerte se vio a tiempo, todavía está la empresa constructora a cargo del mantenimiento así que se puede corregir. Y por otro lado, esto muestra que la gente está activa y anda observando, eso nos sirve porque uno no puede estar en todos lados. Por eso cuando se presentan los estudios, es una declaración jurada y el contratista dice allí cómo va a ser la obra. Si uno después va al terreno y ve otra cosa, ahí vienen las responsabilidades. Lo aprobado era lo que estaba en el papel, resulta que hay otra cosa y a la vista está que hay un problema.
Finalmente, Raffo sostuvo que “en esta semana tendremos el cierre del informe técnico y determinaremos si se le hace corregir lo que está funcionando mal e intimarlos a que presenten una nueva propuesta o cumplan con la propuesta original. Al no saber qué está hecho y cómo está hecho, no nos da el pie para corregirlo, para ver si se puede utilizar o no lo que está hecho. Eso se definirá en estos días, se buscará una solución para que la gente pueda disfrutar del paseo y no haya un efecto sobre el ecosistema. Son las dos cosas”, publicó El Miércoles Digital.