
Desde que en julio pasado, el presidente Javier Milei cometió el error de desarmar las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), inundar la plaza de pesos, confiado en que no irían al dólar, cada 15 días su equipo económico, encabezado por Luis Caputo, renueva otros bonos de corto plazo para absorver esa moneda nacional y que no presione al tipo de cambio y la inflación antes de las elecciones legislativas.
Este miércoles tocó fecha de otra renovación y el elenco de Caputo, con su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, al timón, colocó deuda por $7,6 billones, de los casi $9 billones que vencían, a una tasa sideral de hasta el 88% anual, cuatro veces superior al nivel de inflación esperado por el consenso del mercado para los próximos 12 meses. Bancos, consultoras, universidades y otros analistas relevados por el Banco Central prevén un índice de precios al consumidor (IPC) del 21,1% anual.
Unos $1,5 billones se colocaron en Letras de Capitalización (Lecap, que no pagan intereses sino que vienen a engrosar el capital) con vencimiento al 30 de septiembre, es decir, después de los comicios bonaerenses del próximo día 7, que pueden marcar una derrota para La Libertad Avanza (LLA), y antes de los nacionales del 26 de octubre, fecha en que los libertarios se ilusionan con una victoria. Por esta deuda se pagó la tasa más alta, del 75,6%. No es de extrañar, sobre todo ante la perspectiva de que LLA pierda votos por el nuevo escándalo de presunta corrupción que involucra a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, hermana del jefe de Estado. Un escándalo que pone en entredicho su discurso contra la casta política y que abre la incógnita de si una tercera fuerza podrá aprovechar el desencanto con el anterior gobierno peronista y el actual libertario.
Unos $904.000 millones se renovaron con Lecap que vencen el 16 de enero y rinden 51,5%. Otros $545.000 en Lecap al 27 de febrero con tasa del 59,1%. A su vez, $3,3 billones se fueron a las letras que rinde la tasa Tamar (de hasta el 86,6%) más 1,6% y otros $1,2 billones en Tamar más 1,5%. Por eso, se habla de un 88%. No hubo interés por los bonos atados al dólar, publicó elDiarioAR.
Entre los tenedores de esta deuda, la mayoría son bancos, que no pueden comprar divisas, pero que necesitan liquidez para atender las necesidades de sus clientes, que a su vez sí pueden terminar demandando dólares. Pero las entidades financieras tampoco tienen mucho margen de maniobra porque Milei ordenó secar la plaza de pesos a fuerza de elevar los encajes bancarios del 15% hace un año hasta el 53,5% actual.
Todo sea por mantener el dólar y la inflación a raya y contentar así al electorado. Las elevadas tasas dañan el crédito y la actividad económica, pero para el Gobierno son asuntos menores frente a la prioridad de sostener la promesa proselitista de 2023 de calmar los precios. Habrá que ver en qué medida la falta de recuperación del salario y las jubilaciones, el deterioro del empleo y los escándalos de corrupción hieren el favoritismo del que se pavonea Milei.
Con estos niveles de tasa, las empresas que necesitan préstamos para su operatoria cotidiana o los individuos que quieren financiar consumos o un crédito hipotecario encuentran dificultades. A su vez, ganan los ahorristas: el plazo fijo subió hasta el 53% en el Banco Macro o 47% en el Nación, el Credicoop o el ICBC, mientras que las billeteras virtuales rinden el 40% Personal Pay o el 35% NaranjaX, Ualá o Mercado Pago.
Los inversores hacen bicicleta financiera apostando a la tasa en pesos. La pregunta es cuánto dejarán de pedalear para irse al dólar, que ahora cuesta $1.360. ¿Después de las elecciones del 7 de septiembre si gana el peronismo, al que tanto temen los pro mercado? O acaso el tipo de cambio salte de todos modos después del 26 de octubre por razones estructurales: porque el peso, aunque ya no tan sobrevaluado como a principios de año, sigue estando apreciado por demás si se tiene en cuenta que las reservas del Banco Central son la mitad de lo que deberían, según el criterio del Fondo Monetario Internacional (FMI). Por tanto, más que riesgo kuka, hay un peligro intrínseco del esquema económico de Milei, inconsistente y rústico, de acuerdo con la opinión de economistas que el presidente apoda mandriles.
Mientras la bola de Lecap y Tamar se incrementa. La consultora Equilibra calcula que la continuidad de estas altas tasas, para evitar fuga al dólar hasta las elecciones del 26 de octubre, generará un gasto en intereses equivalente a los fondos de la ley de emergencia en discapacidad que vetó Milei y que ratificó por ahora la Cámara de Diputados.