S. M.
El ingreso de esta propuesta legislativa se da en un escenario de creciente debate por la utilización para la agricultura de substancias de gran toxicidad, con sus consecuentes perjuicios para la salud humana y el deterioro del medio ambiente. Asimismo, las voces que objetan este tipo de metodología para los cultivos, señalan su indisoluble ligazón con el asentamiento y expansión del complejo sojero en todo el país.
En diálogo con ANALISIS, el legislador oriundo de Gualeguaychú dio detalles de su proyecto y, colocándolo en el plano de las expectativas cercanas, sostuvo que más allá de lo técnico, el espíritu normativo apunta a contribuir a una discusión mucho mayor en el que plantea preguntarse por la “soberanía alimentaria”.
–¿Cuál es el origen de este proyecto legislativo?
–Desde hace mucho hay una inquietud sobre esto y, por suerte, hay gente comprometida luchando por poner en debate el tema, informarnos –hay muchos estudios al respecto-, ya que hay investigadores y médicos que han alertado sobre esto. Pero además, de escuchar fundamentalmente a los pobladores rurales, los que viven cerca de los lugares donde se utilizan este tipo de agrotóxicos, a partir de su experiencia y su conocimiento que son totalmente válidos. Justamente, lo científico comienza allí.
-¿Por qué se da ahora este creciente debate?
–Los pueblos tienen distintos tiempos para que madure la discusión de algunas problemáticas. Me parece que cada vez va cobrando más fuerza este debate que tienen que ver con experiencias concretas de personas que están expuestas a este tipo de substancias y que están, lógicamente, haciendo oír su voz.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)