Por Marciano Martínez (*)
Salí de la panadería llevando dos bolsas de plástico, en cada una de mis manos. En una, medio kilo de pan y en la otra una docena de medialunas. Iba caminando hacia mi casa, lento, como lo hacen las personas de 90 años. Cuando escuché que desde atrás me decían “lo ayudamos a llevar las bolsas”. Mi primera reacción fue decirles que no, pero cuando vi que era una niña de diez años que me miraba con unos ojos claros y ansiosos, le di una bolsa y se puso feliz. Estuve acertado.
La otra niña se puso a mi lado, era casi de mi alto. Y me dijo que se llamaba Sofía. ¡Ah! qué lindo nombre, le dije. Vas a ser filósofa porque tengo un libro que tiene tu nombre y es una introducción a la Filosofía. No, me respondió. Tengo decidido seguir una carrera relacionada con el deporte. O profesora de Educación Física o algo que ver con la medicina del deporte. Me lo dijo con la seguridad de quien, a los 15 años ha decidido ya su destino. ¿Hacés deporte? -le pregunté. Sí, nado aquí en el Echagüe. Mi especialidad son 400 metros. Me sorprendió gratamente. ¿Estás bien organizada? -le pregunté. Sí, obvio. Soy joven. Tengo mis amigas, tengo que estudiar y entrenarme. Me he fijado mis objetivos, mis prioridades y el ritmo de cada una de ellas. Te felicito, le dije. ¡Una joven de 15 años que sabe cómo planificar su vida!
Una edad difícil la de los 15 años. ¿Por qué? le pregunté. Porque nuestros padres les da por hacernos las grandes fiestas y muchas veces no pueden y les causa un daño enorme porque gastan mucho. Conozco cumpleaños de 3 millones de pesos.
-¿Y vos ya cumpliste?
-Sí, en enero.
-¿Y tuvieron problemas?
-No, alquilamos una quinta con pileta. Fuimos a las 3 de la tarde, y estuvimos jugando hasta las 6 y después comimos unas tortas y unos sándwiches que hicimos con mamá. Gastamos pocos y nos reímos mucho y la pasamos bien. ¡Tengo el mejor recuerdo de mi cumpleaños!
¿Y que llevás en tu bolso? Una tela que compré para ir a un cumpleaños de 15. La sacó y me la mostró. Es de color fucsia y el vestido va a ser largo y extendió la tela sobre su cuerpo.
-¡Qué lindo te queda!
-Sí, ya tengo el modelo. Es un vestido largo.
Y seguimos hablando de su vida y me pidió mis datos para ser mi amiga en los medios virtuales. Y se fue caminando muy elegante. Habíamos charlado como media hora.
Con alguna esperanza pensé en su llamado, pero no ocurrió. Es que es una excepción que una joven de 15 años sea amiga de un viejo de 90 años. No ocurre nunca.
Soy un buen lector. Incluso el día domingo leo hasta las noticias de deporte. Y el domingo pasado a toda página había un título en un diario local que decía “Una verdadera fiesta en el agua”. Y destacaba que había habido un récord provincial absoluto en carreras de natación. ¡Debe ser Sofía! pensé. Y era cierto. La nadadora de Echagüe Sofía rompió el récord entrerriano absoluto que estaba en posesión de Silvia Dalotto desde 1988 en 1.500 metros con un registro de 17 minutos, 17 segundos y 95 centésimas. No podía ser de otra forma. Sofía era una jovencita que tenía organizada su vida. Su objetivo, sus prioridades y su ritmo. Y además hacía valoraciones económicas.
Pero había más en la información. Sofía iba a competir en el Torneo Cono Sur a desarrollarse en Asunción, Paraguay, junto a otros jóvenes de Paraná. Y el jefe del Equipo es Carlos Scocco, que más joven que yo pero que me anda cerca en edad porque fue el técnico que le enseñó a mis hijos Enrique y a Javier cuando ellos eran niños.
Dos viejos conviviendo con jóvenes: ¡ya somos una multitud!
(*) Marciano Martínez es abogado. Ex convencional. Este escrito fue extraído de su Facebook.