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“El narco se ha vuelto el Estado en el barrio”, advirtió Mónica Olivera sobre la realidad en Paraná

"Debe haber funcionarios, sobre todo en niñez, vejez y mujeres, que sean personas comprometidas de verdad, más allá del sueldo", afirmó Mónica Olivera.

La presidenta de la Asociación Mujeres Luchadoras Positivas, Mónica Olivera, viene trabajando hace más de una década en los más difíciles territorios de Paraná frente a las problemáticas de la violencia de género y del narcotráfico. En diálogo con el programa El Séptimo Día (Radio Plaza), habló del triple femicidio narco ocurrido en Buenos Aires, como disparador de lo que se vive también en la capital entrerriana. Cuestionó la ausencia del Estado y paralelamente el avance del narco que se ha convertido en una figura protectora de muchos vecinos. Además, abordó el aumento del consumo de drogas y alcohol en mujeres, lo que las hace más vulnerables a la promiscuidad y enfermedades de transmisión sexual debido a la falta de acceso a anticonceptivos y a la desarticulación de programas de Educación Sexual Integral (ESI).

Tres chicas jóvenes, una menor, una niña en una situación de vulnerabilidad. Por más allá de que hoy digan "era esto o lo otro", a mí no me interesa lo que eran. Eran tres mujeres que fueron asesinadas, torturadas. Hay que ir a la raíz de todo esto. ¿Cuál es la raíz? Un Estado ausente. Hoy tenemos un Estado totalmente ausente. Tenemos un presidente que tiene un discurso de odio para con las mujeres, los viejos, la comunidad LGTB, con todas las minorías. Desarticuló todo lo que armamos en años, y digo "armamos" porque soy parte del colectivo feminista y habíamos ido avanzando de a poquito, pero ahora retrocedimos de una piña. Y ellos lo quieren usar políticamente, y eso me parece tanto más cruel que los que hicieron esto con estas chicas.

—¿Cómo se aborda la discusión de que “les pasa lo que les pasa porque están metidas en algo que saben que es peligroso”?

—Hoy, lamentablemente, con la crisis económica que estamos viviendo, que es peor que la de la pandemia, sé que hay varones que también son víctimas y que lo único que les acerca a tener algo es el "transa" o el narco de la zona. Pero, sin lugar a dudas, en estas crisis la variable de ajuste es la mujer. El gran problema, te vuelvo a decir, es el Estado totalmente ausente, cada vez más ausente, y el narco se ha vuelto el Estado en el barrio. Es quien le puede hacer tener a un pibe una zapatilla o una moto, dependiendo del grado de lo que ellos puedan llegar a hacer.

—A esa ausencia y ese rol del narco hace 10 o 15 años que la venimos contando ¿qué diferencia hay con la actualidad?

—Que hoy es peor. Con cada crisis económica ellos avanzan mucho más. Aparte tienen la habilidad de saber dónde entrar en la vulnerabilidad de los pibes, tanto varones como mujeres, esto es indistinto.

—Todos miran Buenos Aires, pero pasa acá el narco paga el cumpleaños de 15 de la nena que no tiene para festejar, paga el velatorio, paga las pastillas de la abuela que el PAMI se las dejó de dar o porque no le alcanza la jubilación. Ha ganado terreno con pequeños gestos, como queriéndose posicionar.

—Claro. Y su misma gente, la que lo conoce, lo idolatra, lo cuida, lo defiende. Entonces, vos no vas a ver ningún vecino de un narco que salga a hablar mal de él, porque el tipo te hace unas fiestas del Día del Niño que tenés 20 bicicletas, cuando nosotros a pulmón lográbamos dos y ya era un logro. Tienen acceso a plata que nosotros no tenemos, entonces pueden comprar voluntades. Y el Estado en el tema de las drogas es bastante ausente, y ahora mucho peor. Porque se ha desarticulado todo, no tenemos Sedronar, no tenemos el Ministerio de la Mujer. Dicen que todo era un curro, y no, la verdad que no. Nosotros trabajamos muchísimo, las asociaciones. Yo con mi asociación trabajamos hace diez años después de lo que nos pasó en el barrio, que el Estado estuvo súper ausente, y yo lo denuncié y gracias a eso estoy viva.

Pero bueno, mucha gente no tiene esa locura de hablar como lo hice yo y como sigo hablando. Porque creo que la mejor y única manera, después de haber enfrentado yo misma a los narcos, es la visibilización y la prevención. Una vez que los chicos de ciertos barrios entran, no salen más porque no hay lugares, los que hay están atestados y salen carísimos, es imposible pagar. Entonces tenemos que bregar porque no entren a la droga, porque encima a los pibes les falta de todo, hasta amor de familia, y eso los lleva a un lugar donde todo lo que les den les va a venir bien. Y después se hacen adictos y no los podés sacar. Yo a veces tengo en mi escalera pibes drogándose no sé con qué, que andan con una cuchara y un encendedor, creo que es paco o algo así. Son zombies, literal. Les digo que salgan y te miran y no te conocen, y te conocen desde que nacieron. Es triste. A mí me duele el corazón porque yo tuve a mi hijo en la droga, y hoy la podemos contar. Nos dimos una vueltita por el infierno y volvimos, pero no todos tienen eso.

—Nosotros hablamos de los "soldaditos" y los adictos, pero nunca hablamos de las adictas y de las chicas que se prostituyen incluso para acceder a una dosis ¿Cómo venís viendo esta situación que no está tan lejos, no solamente en el conurbano?

—Ha aumentado lo mismo que el alcohol, que es una droga lícita. Ha aumentado el consumo en mujeres, que tienen las mismas problemáticas que los varones, lo que pasa es que se tornan más vulnerables. ¿Por qué? Por la promiscuidad, por los abusos, porque para consumir tienen acceso sexual con cualquiera. Y eso trae aparejado cómo ha avanzado en la sociedad el HIV y las enfermedades de transmisión sexual. La chica en consumo no se cuida y es promiscua porque la situación la lleva, es una víctima del sistema. Y eso hace un perjuicio inmenso en la sociedad. Te doy un ejemplo: una persona tiene pareja estable, pero va y tiene una relación con esta chica que estuvo con veinte, obviamente le va a pegar una enfermedad. Un embarazo sería lo menos dañino, pero todo lo demás te trae consecuencias de por vida. Por eso es tan importante la Educación Sexual Integral (ESI), para saber cuidarnos y para cuidar a los demás, porque esto está avanzando a pasos agigantados. En cualquier momento, el tema de las enfermedades venéreas va a ser una pandemia, claramente.

—¿Cómo está la escuela del barrio Lomas del Mirador? ¿Cuál es el centro de salud más cercano?

—Hay falta de insumos en lo que es anticonceptivos. Antes tenías a la mano un dispenser, los chicos y las chicas iban y buscaban. Hoy no hay eso, no hay acceso. Antes estaba el doctor Terra que a todas las pibitas les ponía el chip para cuidarse, para que tengan hijos cuando ellas quieran. Si vos te embarazás sin control, sin haberlo querido, muchas veces esas criaturas terminan en la calle a los pocos años. La mamá súper joven tiene un hijo, se separan, tienen otro, y el primero ya molesta. Entonces, terminan en la calle, donde el pibito agarra cualquier mala costumbre. Es un tema de educación, fundamentalmente. Y con este gobierno tuvimos que no quieren que se dé la ESI, y para mí la ESI es fundamental y es la base de todo. Lo peleamos muchísimo cuando tuvimos la ley del aborto, porque todos dicen "quieren que aborten". No, queremos que sean educadas para no tener que abortar. Y en caso de que les pase algo y tengan que llegar a eso —ninguna mujer va contenta a abortar—, que si lo hace, lo haga en las mejores condiciones. Pero la educación sexual les daría la inteligencia para decidir cuándo y cómo quieren embarazarse.

—Antes tampoco era fácil encontrar espacios de ESI en las instituciones.

—No. Teníamos algunos profes recopados que le metían educación sexual, y ahí metían el bocadillo. Pero bueno, siempre depende de las personas, como todo. Y hay personas en contra, la gente de las iglesias sabemos que están en contra, pero después no se hacen cargo del pibe ni de la piba. La realidad es que la iglesia ya no es una ayuda para la gente.

—Va a llevar su tiempo reconstruir todo esto que se ha destruido.

—En dos años destruyeron bastante y les quedan dos años más. Esperemos que la gente piense un poquito sin odio y en lo que realmente necesitamos los argentinos, que es vivir en paz, cuidados y contenidos, que no nos maten más pibas.

No entregar preservativos es totalmente grave y a futuro, porque esto va a dañar generaciones. Lo que hizo esta gente va a dañar a la sociedad entera. No es que a mí se me ocurre. Vos imaginate que alguien que se contagie de una enfermedad como el HIV, que hoy sí tiene remedio, igual es una condena. Mejor prevenir que curar: usar forro, no seas forro. Si no te cuidás vos, no te cuida nadie.

—Vos decís " estos dos años de este gobierno nacional". Está claro que el desmantelamiento total de lugares muy sensibles va a traer consecuencias a largo plazo. Ahora bien, ¿no viene un corrimiento del Estado desde la pandemia? Había financiamiento para determinados programas, pero uno ve que eso tampoco era un freno y estas cuestiones problemáticas no dejaban de avanzar ¿Qué proponés en adelante para que tengan en cuenta las autoridades, sean del partido que sea?

—Tuvimos funcionarios, y sobre todo funcionarias, que "hacían el oso". Por omisión o por lo que sea, fueron corruptas a su manera porque no les interesó. Ellas estaban bien, cobraban su sueldo abundante y no les importaba mucho. Yo creo que debe haber funcionarios, sobre todo en niñez, vejez y mujeres, que sean personas comprometidas de verdad, más allá del sueldo. Porque si tenés a cargo una cartera de género y te matan una piba en tu gestión, vos sos responsable. Lo vimos con Fátima (Acevedo), yo no me olvido de Fátima. Ella denunció como nosotros le dijimos, pidió ayuda, estaba en una casa de acogimiento y la mataron igual. Entonces, me parece que los funcionarios que no tienen un compromiso real... habría que ver cómo vive cada persona. ¿Qué hiciste? ¿A quién ayudaste? ¿Quién sabe de tu labor? Poner gente porque salga a militar una boleta no me parece.

—Rendirle cuentas a la sociedad.

—Exactamente. Cuando murió Fátima, yo adelante de Tribunales les dije: "El que sea responsable tiene que renunciar, porque esa chica confió en el Estado". Siempre bregamos porque denuncien. Todos los días me llegan reclamos de "mi marido me hace esto o lo otro", pero no lo quieren denunciar. Yo les digo que sin una denuncia no puedo pedir las medidas, es imposible. Ella denunció, estuvo en una casa de acogida y la mataron. Ella nos confió su vida y yo hasta el día de hoy me siento responsable.

Yo lo que estoy trabajando ahora, y quiero que la gente lo sepa, es así: hay ciertos lugares que no me dan total confianza, y yo quiero estar tranquila a dónde mando a una mujer con una problemática de violencia. Hoy estoy trabajando con la Oficina de la Mujer del Superior Tribunal de Justicia, que está en calle La Paz. También hay un link donde pueden hacer denuncias virtuales (Formulario de Denuncia – Poder Judicial de Entre Ríos), sin tener que ir a una comisaría y someterse a que un funcionario les diga que vengan más tarde, cuando más tarde tenés más miedo. Trabajamos con ese link que es muy serio y va directo a tribunales. Me parece lo más serio hoy en día. Y después vemos la forma de que las medidas lleguen lo antes posible.

Nos han venido muchas quejas de denuncias falsas. Entonces, ¿qué hacemos? Primero se le cree a la mujer, diga lo que diga, y se piden las medidas. Luego se pide que intervenga un equipo interdisciplinario que sepa dirimir, aconsejado por un abogado, si hay un interés económico para perjudicar al varón. No defiendo al varón, pero tampoco quiero una injusticia. He militado más de diez años para que la mujer que de verdad tenga un problema de violencia tenga las medidas restrictivas y de protección, no cuando es una mentira y se quiere tergiversar nuestro trabajo. Es redifícil, pero muchas veces me terminan llamando varones con denuncias falsas y también es feo. Quiero que las que de verdad tengan problemas de violencia tengan la respuesta.

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