"Que un sindicalista pida menos trabajadores de su rubro es algo que contradice su propia labor", le señaló el vicepresidente del partido justicialista, José Cáceres, al secretario adjunto electo de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), José Galárraga. Además, debido a que el dirigente dijo que “falta mano de obra especializada”, el funcionario le sugirió que no caiga en una cuestión clasista, “donde solo la clase media con acceso a la educación universitaria se encargue de llenar ese hueco que es meramente ideológico y psicológico de la nueva derecha, que en nombre de abolir la política exalta infantilmente a los especialistas”.
"Galarraga parece coincidir con los postulados neoliberales de los ’90, en cuanto a que el Estado tiene que ser despolitizado, pero no hay que olvidar que con esas banderas se privatizó, se achicó al Estado y se agredió a los trabajadores estatales tratándolos como gasto político e improductivo”, señaló el funcionario, quien aseveró: “La ley 9.235 es una clara muestra de esto".
Además, acotó que "aún cuando el Estado invertía casi un 80 por ciento de sus recursos en los salarios, eran salarios congelados. Hoy ese porcentaje llega al 52 por ciento, logrando un equilibrio que permite al Estado aumentar la inversión pública que sustenta el crecimiento, la baja del desempleo y la pobreza, los aumentos de la masa de jubilados, la construcción de viviendas, la inversión en infraestructura, los requerimientos de calidad en la salud”.
Igualmente señaló: “Necesitamos, seguramente, un Estado más calificado para hacer frente a esta nueva etapa. Pero, ojo con el tema de que los empelados deben calificarse, no hay que caer en una cuestión clasista, donde solo la clase media con acceso a la educación universitaria se encargue de llenar ese hueco que es meramente ideológico y psicológico de la nueva derecha, que en nombre de abolir la política exalta infantilmente a los especialistas”.
“El Estado de un gobierno popular es el Estado que en vez de reprimir o esconder los conflictos sociales, los incorpora a su seno, como en el caso de los planteos de los sindicatos ligados al Estado”, continuó. “Que un sindicalista pida menos trabajadores de su rubro es algo que contradice su propia labor”, concluyó.