Por Américo Schvartzman
(desde Concepción del Uruguay, especial para ANALISIS DIGITAL)
Marcela Elizabeth Alvarez se vinculó a la causa inicialmente como testigo. Era parte del grupo de amigos de los primeros detenidos y apareció en los primeros días del caso. Aseguró ser algo así como «una agente encubierta» de la Prefectura Naval Argentina. Álvarez, además, fue pareja de Ventos, trabajaba en la misma mensajería que Flavia y concurría al taller de Aymará, la comparsa a la que Flavia asistía. Los puntos de contacto no terminan ahí, y el papel que juega en la causa parece más relevante que lo anecdótico: un grupo de uniformados pertenecientes a la Prefectura, entre ellos dos de apellido Brunos y Leyes, pidió por ella ante la jueza, y advirtió que otras personas que eran investigadas también actuaban como agentes encubiertos para esa fuerza.
El papel de Marcela Alvarez es una de las claves en el esclarecimiento del hecho.
Su colaboración con la Prefectura Naval Argentina –a través de un integrante de esa fuerza llamado Daniel Acosta–, no están en duda, así como su relación con Ventos. Lo que nunca se logró determinar es la vinculación de ambos con Flavia, aunque varios indicios llevan a suponer que existió. Alvarez lo niega, pero hay testimonios que describen, incluso, una pelea entre Flavia y Marcela Alvarez en el boliche Berlín, en presencia de Ventos. También hay testigos a los que les dijo «era amiga mía».
Horacio Daniel Acosta, personal de Prefectura, con funciones en Narcóticos, era el vínculo de Marcela Alvarez con la fuerza. Acosta es el padre de una chica que fue novia de Luciano –el hermano de Flavia– relación a partir de la cual ambas jóvenes trabaron amistad. Marcela Alvarez reconoció en su declaración testimonial haber colaborado con Prefectura en un caso de droga, y también conocer a Daniel Acosta y a su hija, pero asegura no haber tenido relación alguna con Flavia.
Su posterior fuga –estuvo prófuga durante casi cuatro años– complicó su situación. Pero la Policía entrerriana no se preocupó demasiado por ubicarla. Los datos obtenidos por la familia Schiavo y la intervención posterior de la Bonaerense fueron las que permitieron localizarla y detenerla. Luego, ya en Concepción del Uruguay, procesada por la jueza Bonifacino, se produjo el episodio que la semana pasada volvió a conmocionar a la ciudad.
El Chaqueño, también preso
En la mañana del miércoles, al cierre de esta edición, se conoció la detención del marido de Marcela Álvarez, conocido como aEl Chaqueño y propietario de varios prostíbulos en la zona de Zárate y Campana.