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Larrisa, un espacio donde el circo se aprende en comunidad

La Escuela Municipal de Circo Larrisa, un lugar para animarse.

La Escuela Municipal de Circo Larrisa ocupa un lugar singular dentro del entramado cultural de Paraná. No solo por su propuesta pedagógica, sino porque se trata de un espacio público y gratuito donde el arte se aprende en colectivo, desde el juego y el encuentro con otros, y donde la formación no se piensa como un privilegio sino como un derecho.

Con casi veinte años de trayectoria ininterrumpida, la escuela se consolidó como un ámbito de referencia para infancias, adolescencias y personas adultas de distintos barrios de la ciudad. A lo largo de ese recorrido atravesó cambios de gestión y transformaciones culturales, sin dejar de funcionar. Durante el ciclo lectivo 2025 volvió a evidenciar el interés que despierta la propuesta que se desarrolla en el Centro Cultural Gloria Montoya, en el Parque Urquiza. “Tuvimos más de 200 personas inscriptas, pero por los cupos de cada espacio curricular la matrícula efectiva fue de 105 estudiantes al comenzar las clases y alrededor de 80 al finalizar el cursado”, explica la directora de Formación Cultural, Rocío Panozzo en diálogo con ANÁLISIS. El dato no es menor, habla de una demanda sostenida, pero también de una modalidad de trabajo que prioriza el acompañamiento, el cuidado y la calidad del proceso formativo por sobre la masividad.

La Escuela Larrisa recibe estudiantes de edades, trayectorias y realidades muy diversas. “Es una escuela abierta a la comunidad, accesible y totalmente gratuita, que recibe niños, niñas, adolescentes y adultos de diferentes puntos de la ciudad”, señala Panozzo. Esa diversidad no es solo un rasgo descriptivo, sino uno de los pilares de la experiencia. En el cruce de cuerpos, edades y recorridos vitales, el circo se vuelve una práctica compartida, donde nadie aprende en soledad y donde el grupo es parte fundamental del aprendizaje.

El enfoque pedagógico de la escuela se apoya en una lógica claramente colectiva, atenta a los tiempos individuales. “El trabajo es completamente grupal, con un acompañamiento casi personal de cada estudiante, pero siempre desde el respeto por los procesos de aprendizaje”, detalla la directora. Y agrega: “No es una simple transmisión de conocimientos; es un trabajo participativo, donde la escucha y los deseos de las y los estudiantes son fundamentales a la hora de la formación”. Esa concepción atraviesa cada clase y cada disciplina, desde la acrobacia hasta el clown, desde el entrenamiento físico hasta la expresión escénica.

En ese proceso formativo, el juego ocupa un lugar central, especialmente en las infancias. “En las artes escénicas como el circo, el juego es quizás el vehículo más importante para el aprendizaje”, señala Panozzo. A través de lo lúdico se habilita la creatividad, pero también la posibilidad de que cada estudiante pueda reconocerse en lo que hace, identificar qué desea y qué quiere expresar. El cuerpo, en este sentido, no es solo una herramienta técnica. “El circo es una disciplina artística cuyo principal medio de expresión es el cuerpo. A través de movimientos, figuras y gestos, aun sin mediar palabra alguna, se pueden transmitir mensajes muy profundos y súper emocionantes”. Algo de ese trabajo pudo verse con claridad en las muestras de fin de año realizadas en noviembre pasado, donde el proceso colectivo encontró su forma escénica frente al público.

 

Más que una formación artística

Los beneficios de participar en este tipo de formaciones exceden ampliamente lo artístico. “Las artes escénicas permiten fortalecer la autoestima y la confianza en uno mismo, pero también, al ser disciplinas grupales, la confianza en los otros”, destaca la directora. El circo implica esfuerzo físico, constancia y compromiso corporal, y en ese recorrido se ponen en juego valores que trascienden la técnica, como el respeto por los tiempos ajenos, el cuidado del propio cuerpo y del cuerpo del otro, el reconocimiento de los límites personales.

“Las artes circenses generan una conciencia grupal muy fuerte, donde el cuidado personal y el cuidado de los demás es fundamental”, remarca Panozzo. El trabajo en equipo, la necesidad de sostener y ser sostenido, de confiar y hacerse confiable, atraviesa cada práctica. “Los beneficios no son solo individuales ni físicos; son también emocionales y colectivos. Se aprende a empatizar, a reconocer al otro, a convivir y a construir algo en conjunto”, comenta la docente.

La propuesta formativa de la escuela se organiza en distintos grupos según edades y recorridos. Cada grupalidad cuenta con objetivos y metodologías acordes a la etapa vital de sus integrantes. “El objetivo general es que cada estudiante pueda descubrir y potenciar sus habilidades creativas, reconocerse a sí mismo y al grupo, construir en colectivo y adquirir confianza y control del cuerpo para la expresión escénica”, resume Panozzo. No es casual que una parte importante del estudiantado se reinscriba año tras año, dando continuidad a su recorrido.

La gratuidad y el carácter público del espacio son centrales para comprender su impacto. “La formación artística es fundamental para la sociedad porque brinda herramientas para expresar emociones, ideas y visiones del mundo”, sostiene Panozzo. El acceso gratuito permite que cualquier persona, sin importar su situación económica, pueda desarrollar habilidades artísticas y encontrar lenguajes distintos al de la palabra. Al mismo tiempo, que el Estado sostenga estos espacios como política pública “permite mantener vivas expresiones artísticas que, como el circo, no siempre encuentran lugar en una lógica privada”.

La Escuela Municipal de Circo Larrisa nació en 2006 y está próxima a cumplir veinte años de funcionamiento ininterrumpido. “Es un espacio importantísimo no solo para la comunidad circense, sino para la ciudad en general”, afirma la directora. De allí surgieron artistas y docentes que hoy son referentes a nivel local y regional, y cuya huella puede rastrearse en distintos proyectos culturales de Paraná.

Para quienes aún dudan en acercarse, el mensaje es simple y directo: “Que se animen. Que aprovechen que esta formación es gratuita y que la escuela tiene una trayectoria muy larga en la ciudad. El temor se supera siempre junto a otros, en colectivo, y no hay mejor manera de hacerlo que a través de un arte tan diverso, exigente y profundamente humano como el circo”, expresa la directora cultural de Larrisa.

 

Inscripciones para 2026

Las actividades del ciclo 2026 comenzarán, como es habitual, junto al calendario escolar, en la primera semana de marzo. Los talleres desde los 5 años, con cupos limitados, entre 15 y 30 personas por grupo, debido a la necesidad de un acompañamiento personalizado y seguro.

La inscripción puede hacerse de manera online en parana.gob.ar/convocatorias

También pueden inscribirse presencialmente en el Centro Cultural Gloria Montoya (Melvin Jones 861, Paraná), de lunes a jueves de 16.30 a 18.30.

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