Estimado/a miembro/a de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana,
Los abajo firmantes, organizaciones y grupos de ciudadanos movilizados contra el desarrollo mundial de combustibles fósiles no convencionales, nos gustaría dar a conocer y expresar nuestra preocupación por los debates en curso iniciados por la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, -integrada por el Parlamento Europeo, el Parlamento del Mercosur y otras representaciones parlamentarias Latinoamericanas- en un informe denominado “Sobre oportunidades y desafíos de gas de esquisto en los países ALC y en los Estados miembros de la UE”.
Las controversias en torno a los no convencionales (como el gas y petróleo de lutitas – shale gas/oil -, el gas de arenas compactas – tight gas – y el gas asociado a mantos de carbón) y la tecnología recientemente desarrollada que se utiliza para extraerlo -que incluye la técnica denominada fracturación hidráulica de alto volumen horizontal o “fracking” – se han hecho cada vez más presentes en la agenda política de América del Norte y Europa en los últimos cuatro años y se han extendido por todo el mundo, especialmente en muchos países de América Latina, donde una fuerte movilización ha crecido rápidamente desde entonces.
Estos proyectos hidrocarburíferos han sido promovidos como fuentes de energía seguras y limpias que supuestamente podrían ayudar a los países a aumentar su seguridad energética, disminuir los precios de la energía y proporcionar una transición asequible hacia una economía baja en carbono. Sin embargo, la experiencia de Estados Unidos nos ha demostrado que la extracción de hidrocarburos no convencionales genera impactos graves y en gran escala en torno al medio ambiente y la salud humana, tal como las amenazas a la reducción de las reservas de agua potable, la calidad del agua subterránea y de superficie, el impacto de su extracción sobre la calidad del aire, el aumento de la actividad sísmica, un importante efecto sobre el cambio climático y su competencia con las inversiones en energías renovables y el ahorro de energía.
Teniendo en cuenta los impactos asociados que se presentan como casi inevitables de acuerdo con un gran número de estudios científicos revisados por expertos[1], resulta urgente que los líderes de los países con planes de desarrollar esta industria reconozcan estos efectos adversos lo más rápido posible. En momentos en que los debates sobre el desarrollo de no convencionales ya han comenzado en varios países de Europa (Reino Unido, Polonia, Rumanía, Hungría, Dinamarca, Alemania, España) y en América Latina (México, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Colombia, Chile, Bolivia), es esencial que estos diversos impactos ambientales, de la salud, climáticos y sociales sean evaluados y bien entendidos por las autoridades, quienes luego pueden tener que hacer frente a los accidentes y las consecuencias a largo plazo generadas por esta industria.
El reporte que la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana está discutiendo actualmente sobre el tema puede ser una primera oportunidad importante para (a) tomar seria y oficialmente en consideración estos riesgos, (b) evitar que se hagan declaraciones engañosas y suposiciones falsas, y (c) garantizar que el bien común de las dos regiones esté realmente reflejado.
Lamentablemente el primer borrador, que fue presentado en noviembre de 2014, recientemente modificado[2], no responde a la mayor parte de estos objetivos:
- Todavía supone que el ejemplo de Estados Unidos se puede replicar a pesar de los numerosos obstáculos económicos, geológicos y ambientales observados en la mayoría de las otras regiones del mundo (más densamente pobladas, con mayor escasez de agua, sujeto a una notable actividad sísmica en muchas áreas, y donde los acuíferos transfronterizos son la única fuente de agua potable para millones de habitantes).
- No tiene en cuenta la otra realidad del boom del gas de lutitas en Estados Unidos: cada vez más un creciente numero de ciudades, condados y estados de los Estados Unidos (incluidos el estado de Nueva York) han decidido prohibir el uso del fracking debido a los impactos científicamente probados y de las importantes incógnitas que aún rodean esta tecnología.
- Del mismo modo ignora la existencia de un movimiento similar en Europa, donde Francia, Bulgaria, Escocia y Gales han prohibido el fracking, mientras que la República Checa, Irlanda y Holanda lo han detenido temporalmente. Similar situación ocurre con los municipios y departamentos que se han declarado libres de fracking en Brasil, Uruguay y Argentina.
- Anuncia la industria de no convencionales como económicamente viable y competitiva, en un momento en el que decenas de empresas del sector deben cancelar deudas de inversión en miles de millones de activos en los Estados Unidos y están cerca de la quiebra debido a los bajos precios internacionales del petróleo y gas.
- Promueve el “tamaño de las reservas de gas de esquisto en Europa y en América Latina”, a pesar de que en la actualidad, no se sabe a ciencia cierta qué parte de estos recursos pueden ser económica y técnicamente recuperables.
- Se menciona la necesidad de crear un marco legal fuerte y adecuado antes de autorizar el fracking, sin considerar que dicha técnica ya ha sido autorizada de hecho en Europa y América Latina.
- Asegura que las instituciones europeas consideran que el actual marco legal en sus países aborda suficientemente los impactos generados por la extracción de no convencionales, pero al mismo tiempo han reconocido en repetidas ocasiones las deficiencias actuales que justifican la necesidad de presentar recomendaciones legales para los estados miembros europeos[3].
- El informe omite la necesidad que las empresas europeas utilicen normas ambientales más estrictas, como sí lo hacen en sus países de origen, de manera de evitar injustos dobles estándares. Los estudios recientemente publicados por Amigos de la Tierra y Observatorio Petrolero Sur muestran notablemente como empresas europeas como Shell y Total han estado desarrollando sus proyectos de hidrocarburos no convencionales en Argentina con estándares mucho más bajos que los que serían aceptados en Europa[4].
- Insta a los legisladores miembros de la asamblea a desarrollar espacios de cooperación para generar “marcos regulatorios birregionales”, lo que entendemos como una intromisión en las políticas soberanas de cada país. La experiencia reciente nos muestra que las reformas legales en el sector energético en Argentina y México en lugar de tomar en consideración las documentadas problemáticas ambientales del fracking, han sido redactadas en función de los intereses de corporaciones norteamericanas y europeas, abriendo la puerta para el desarrollo masivo de no convencionales en esos países.
Creemos que estos diferentes puntos requerirían modificaciones importantes para asegurarse que no se promuevan ideas falsas que sólo podrían traer decepciones en el futuro.
Esto es de particular importancia ya que dichos errores podrían eclipsar otras buenas sugerencias del informe tales como la necesidad de aplicar el “principio precautorio”, tener por lo menos “una normativa vinculante con la cual los [estados] Miembros deberían cumplir antes de poder autorizar la técnica de fracking en su territorio”, además de garantizar una aplicación efectiva de las normas a través de las instituciones de supervisión sólidas y específicas.
Mientras que desarrollamos la campaña para la prohibición de esta tecnología que es inherentemente destructiva, consideramos que el mínimo absoluto es que no puede desarrollarse el fracking antes de hacer un análisis de sus impactos y mientras no se aplique el marco jurídico más estricto posible. En este sentido el primer paso debe ser el fomento de debates públicos amplios e informados, para que la población pueda decidir sobre los posibles resultados del desarrollo de esa industria. Creemos que estos son los puntos que deben ser fomentados por el informe sin ambigüedades, y que éste no debe tener por objetivo principal promover incondicionalmente una industria cuyos beneficios económicos han fracasado ampliamente en materializarse fuera de los Estados Unidos.
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