Kopaitich ratificó sus sospechas de que Navone se apropió del hijo de Raquel Negro

Kopaitich es un militante de la JP enrolado en la denominada Tendencia Peronista. Ese tal “Navone”, al que se le ocurre quedarse con un varón es Paúl Alberto Navone, un agente de inteligencia que apareció muerto el 25 de febrero de 2008, el día en que debía presentarse a declarar como imputado en una causa en la que se investigaba el robo de bebés durante la dictadura. La nena es Sabrina Gullino y el varón continúa desaparecido. Son los hijos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, nacidos en el Hospital Militar de Paraná en marzo de 1978.

Los hechos

Raquel Ángela Carolina Negro y Edgar Tulio Valenzuela fueron secuestrados el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata y trasladados a la Quinta de Funes. Con ellos estaba Sebastián, el hijo de Raquel, que tenía un año y medio.

El año pasado, cinco militares fueron condenados a penas de entre 5 y 14 años de prisión por sustracción de menores y sustitución de identidad. En el juicio se determinó que Raquel, que estaba embarazada al momento del secuestro, fue trasladada para dar a luz en el Hospital Militar de Paraná, procedente del centro clandestino de detención La Intermedia, y permaneció al menos 15 días en la sala de Guardia.

El parto se habría producido el 3 de marzo y fue atendido por médicos que no pertenecían al hospital. Al día siguiente, los mellizos fueron internados como NN en la sala de terapia intensiva, porque supuestamente presentaban problemas respiratorios y cardíacos, y luego derivados al Instituto Privado de Pediatría (IPP), de donde egresaron el 27 de marzo.

La nena fue dejada esa misma noche en el Hogar del Huérfano y luego dada en adopción legal. Se trata de Sabrina Gullino, quien recuperó su identidad en 2008. El varón continúa desaparecido. Respecto del mellizo, los represores trazaron una versión falseada para pretender que había fallecido.

El nombre de Kopaitich fue introducido por el represor Eduardo Tucu Costanzo, cuando declaró como testigo en el juicio. Allí pidió que el militante peronista sea citado porque tendría importantes datos para dar sobre el paradero del mellizo.

Después de muchas idas y venidas, finalmente Kopaitich declarará mañana, desde la embajada argentina en Madrid, a través de un sistema de videoconferencia, en la causa que se tramita en Juzgado Federal de Paraná como “NN López”, que se inició como un desprendimiento de la investigación principal para determinar el paradero del mellizo.

Testigo

Kopaitch tiene 67 años. En realidad podría decir que tiene 16. Tiene la dicha, o la desdicha, de haber nacido un 29 de febrero y entonces festeja una vez cada cuatro años. Este año le toca. Cumplirá 17, aunque los registros digan 68.

Como Navone, nació en Casilda, un pueblo del sur santafesino siempre dedicado a la explotación agropecuaria, y compartieron la escuela primaria. Navone era un chico retraído al que sus compañeros siempre tomaban como punto para todas las bromas pesadas que se les pudieran ocurrir. “Se destacaba por lo torpe, era una persona casi anormal, un personaje que no tenía personalidad alguna, lleno de temores. Y en aquel tiempo había dos alternativas: aguantarse lo que venga o hacerte cura o militar. Sus padres pensaron que si seguía la carrera militar lo harían un macho bárbaro, pero terminó siendo un cobarde asesino”, señaló Kopaitich.

Navone cursó la escuela secundaria en el Liceo Militar General Manuel Belgrano de Santa Fe. De lunes a viernes como internado y los fines de semana le permitían volver a Casilda. Kopaitich recuerda a ese adolescente que llegaba en colectivo y recorría el trayecto desde la terminal hasta su casa enfundado en un uniforme militar, investido con borlas doradas, con un machete colgando de la cintura y su gorra típica.

Plan siniestro

Por momentos la voz parece apagarse, pero es solo un carraspeo para tomar impulso. Lo que sigue estremece. En diálogo telefónico con El Diario, Kopaitich contó detalles escalofriantes sobre el funcionamiento del plan sistemático para el robo de bebés en la jurisdicción del Segundo Cuerpo de Ejército.

Consultado respecto a cómo se enteró de la historia de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, contó: “En 1978 yo estaba muy involucrado con la Juventud Peronista y me avisaron que era prudente que me fuera del país por un tiempo. Estuve en Italia el tiempo necesario como para que se calme la cosa conmigo y luego pude volver. Cuando volví, me encontré con un compañero en quien yo confiaba muchísimo, que hoy está fallecido, que me contó lo que había pasado con Tucho Valenzuela y de su arreglo con (el jefe del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo) Galtieri. Así me enteré absolutamente de todo: lo que pasó en la Quinta de Funes y el paso de los detenidos por la Escuela Magnasco hasta tanto (Juan Daniel) Amelong acondicionara un campo de su familia, que se llamó La Intermedia, que está exactamente enfrente de la estación de servicios YPF, sobre la autopista Rosario-Santa Fe, muy cerca del río Carcarañá”.

En referencia a lo que había pasado con los mellizos, detalló que le contaron qué había ocurrido: “Sí. Esto es tan terrible que parece alucinante. A Navone se le ocurre quedarse con el varón, pero no con la nena. A la nena la llevaron Amelong y (Walter) Pagano hasta Rosario y la dejaron en el Hogar del Huérfano. Pusieron un escarbadiente en el timbre que está sobre la calle Maipú para que las monjas se vieran obligadas a recogerla y ellos poder escapar. En cuanto al chico, nació con algún problemita de salud, que no era nada serio, sino algo que suele ocurrir en los partos múltiples, porque tragó un poquito de líquido amniótico. Por eso dijeron que tenía problemas, que se había ahogado y había nacido muerto. Eso es mentira. Es un invento de Navone para quedarse con el niño. Lo atendieron en el Instituto Privado de Pediatría hasta que salió del cuadro y de ahí fue a parar a la casa de Norma Ramos, que era una celadora de la Policía de Menores de Rosario y tenía una casa en la zona sur, en los aledaños de Uriburu y Oroño, adonde iban a parar todos los bebés para después negociarlos. De eso se ocupaba una abogada, Leyla Perazzo, y el precio variaba según las características fisonómicas de los chicos. Ahí fue a parar el hijo de Raquel Negro y de ahí lo sacó Navone.”

De esta respuesta se infiere que había un grupo dedicado a la comercialización de bebés. ¿Solo lo hacían con hijos de desaparecidos o había una red más amplia?, se le preguntó, a lo que Kopaitich sostuvo: “Bueno… la segunda parte de la pregunta involucra el contenido de la primera también. Y debo decir que no. Era solo una parte de la logística con la que contaban para el caso de los hijos de desaparecidos y aquellos que sobrevivían a enfrentamientos armados. Ese era el método que utilizaban en esta área, no sé como operaban en otras regiones. Aunque también hay casos de chicos que fueron entregados a sus familias”.

Sobre la relación que tenían Ramos y Perazzo con la patota del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, indicó: “Eran miembros de la patota y se valían de su condición de policías. Por supuesto que también recibían algunos aportes adicionales en su sueldo por esta función tan importante que desempeñaban”.

Si bien se sabe que Amelong y Pagano se llevaron a la nena, dijo desconocer quién llevó al niño: “No lo sé. Quién se llevó al niño a la casa de Norma Ramos, no lo sé.”

“Lo de Navone en relación con Raquel Negro también es muy tétrico. Cuando a Raquel Negro la ingresaron en el Hospital Militar de Paraná, estuvo con cuidados especiales hasta que se produjo el parto, pero después había que cumplir la orden de Galtieri de fusilarla, porque ese era el costo que debía pagar por la traición de Tucho Valenzuela. Como Amelong y (Pascual) Guerrieri sabían que Navone quería quedarse con el niño, lo obligaron a fusilarla. Entonces la llevaron a los fondos del hospital, prácticamente desnuda, con ella sosteniéndose el vientre todavía, y Navone pidiéndoles a Amelong y Guerrieri que fueran ellos quienes la maten. Pero los otros lo obligaron a que lo hiciera y Navone la fusiló con un tiro en la frente. Por eso ella volvió a La Intermedia desnuda y con una bolsa de nylon en la cabeza, para que no les ensuciara el baúl del Peugeot 504, que manejaba Marino González. Parece kafkiano, pero fue así. Y ahí fue entonces que le entregaron el niño. Pero el que tuvo que apretar el gatillo fue Navone”, afirmó.

Historia de un testimonio

El 22 de septiembre, el represor Eduardo Tucu Costanzo declaró como testigo en el juicio y pidió que se cite a Kopaitich porque tendría importantes datos para dar sobre el paradero del mellizo varón. “El que sabe bien cómo fue que Paúl Navone se llevó al mellizo de Raquel Negro del Hospital Militar de Paraná en 1978 es Oscar Kopaitich, que está en España”, dijo ante el Tribunal Oral Federal de Paraná.

Durante el juicio, Costanzo dijo: “Háganle un (análisis de) ADN al hijo de Navone, o al hijo del hermano de Navone”, alimentando las sospechas de que el militar se hubiera quedado con el bebe. “Háganle un ADN al hijo de Navone, que el día que se mató lo mandaron a España, y al hijo del hermano de Navone, que vive en Casilda. Allí era vox populi que Navone tenía un hijo de desaparecidos, o él o el hermano”, profundizó.

Exilio catalán

Oscar Natalio Kopaitich está radicado en Barcelona desde 2002. Su salida fue traumática ya que tomó la decisión de dejar el país luego de sufrir una serie de amenazas por parte de la patota del Destacamento de Inteligencia 121. “Si ellos amenazaban con matarme, yo me les reía en la cara; hasta que se metieron con mi hijo, que entonces tenía 18 años. Yo no podía prohibirle que saliera con sus amigos, pero un día lo siguieron y me llamaban por teléfono para decirme que estaba en tal o cual parte; en un momento me dijeron que en cinco minutos llegaría a casa, y así ocurrió”, relató. También contó que en 2008 fue abordado frente a los tribunales rosarinos: “Eran los miembros de la patota que estaban afuera, ordenados por los miembros de la patota que estaban adentro. Me metieron una escopeta en la cabeza y me pegaron un susto, lo asumo…”.

Foto: El Diario.

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