Días después de la presentación, “la aceitera limpió el playón donde se acumulaban los granos podridos, y cortó los yuyos”, contó Carolina Alem, que vive enfrente de la fábrica y tiene vista a la parte posterior. En tanto, el área de Control Comercial municipal les informó a las vecinas que “se labró un acta, que está siendo evaluada en el Juzgado de Faltas número 1, a cargo del doctor Amado Siede”, puntualizó Alem.

Esa agua que surge a alta temperatura y contaminada va a parar también a la laguna que está al lado de la aceitera, que está en malas condiciones, según una reciente investigación.

Por otra parte, moscas y ratas son algunas de las plagas que también deben soportar, según contaron vecinos de Procesión Náutica y calle Q.

“El olor proviene de la semilla podrida que se amontona en el playón –detrás de los silos- que se descompone con el sol y el calor”, contó Alem, que junto a su madre conversó con El Diario en calle Procesión Naútica del barrio de Bajada Grande.

“En cambio, los vecinos del lado este sienten el olor de los químicos que se utilizan para elaborar el aceite”, señalaron.
“La semilla que estaba acá, todo ese resto de semillas sacado de los tinglados y los galpones se estaba prendiendo fuego. Por eso, hará cinco días que lo sacaron. Ayer terminaron de limpiar. Pero durante mucho tiempo hubo olor a chiquero de chanchos”, señaló la señora.

Por otro lado, sobre calle Procesión Náutica, de broza, la fábrica vuelca los residuos de la limpieza de las instalaciones, señalaron. Pero como las canaletas no están bien perfiladas “desborda todo para este lado: es agua hirviendo que inunda toda la calle. No se puede transitar cuando sucede eso”, contaron.

“Es una fábrica muy vieja y como vecinos estamos sufriendo siempre temor de infecciones, dolores de cabeza, de estómago. Se han presentado varias notas y nunca nos han respondido nada. Pero tras la última nota, hace dos semanas, sacaron la montaña de semillas podridas”, reconoció la vecina.

A causa de los olores y el polvillo que –indicaron- surge de la prensa de los granos, “no podemos ventilar nuestras casas, no tenemos más plantas porque el polvillo que emite quema todo. No podemos comer nunca afuera, hay muchísimas moscas. Queremos por favor pasar estas fiestas tranquilos, que nos entiendan”, pidieron y aclararon finalmente: “No queremos que cierre la fábrica, no nos quejamos del trabajo, tenemos familiares adentro. Lo que pedimos es que acomoden las instalaciones para que los vecinos podamos vivir mejor”.

Camiones

Sobre Larramendi, entre Procesión Náutica y la laguna, funciona el playón de broza donde estacionan los camiones que traen los granos a la aceitera y aquellos que transportan aceite. Según recordaron las vecinas Luisa y Soledad Gómez, de calle Q, ese lugar era una placita infantil con juegos, pero en determinado momento, “hace alrededor de 15 años, alguien dijo que ese terreno era de la aceitera y desbarataron el parquecito para hacer la playa de estacionamiento”, comentaron. “Hasta había un placero”, contó una vecina.

Por otra parte, Alem hizo críticas a la dinámica de carga y descarga. “Continuamente vienen los camiones con carga pesada, y esa es una playa que no tiene baño, no tienen nada. Los choferes hacen sus necesidades a la vista de todos por una razón lógica, no tienen adonde ir. A veces pasamos y se están bañando al lado del camión. Nos parece que la fábrica podría prestarles un baño”, reflexionaron por último las vecinas.

De laguna con peces a charco contaminado

La laguna de Larramendi al final es uno de los sitios cuya pérdida y contaminación duele más a la gente de Bajada Grande. Soledad Gómez, de calle Q, recuerda todavía cuando sus hijos pescaban en el lugar con sus mojarreros. “Esto no era así antes”, contó, señalando con amargura un lugar que hoy está cercado porque se encuentra dentro de terrenos que pertenecerían a la aceitera, cubierto de espadañas y cuyas aguas están contaminadas. “Al menos podrían limpiar, desmalezar, hay multitud de ratas”, señaló Luisa. “Acá a la laguna viene a parar esa agua hirviendo sucia que larga la fábrica”, agregó.

Investigación

En octubre, alumnos de quinto año de la escuela De la Baxada del Paraná presentaron un trabajo de investigación sobre la laguna que realizaron con el asesoramiento de la Universidad Tecnológica Nacional. El proyecto se está desarrollando desde hace más de un año con el propósito de lograr que se avance en la sanción de una ley que ampare todo este espacio y se pueda sanear la laguna, declarándola Área Natural Protegida, bajo la modalidad de Paisaje Protegido.

“Advertimos que está dejando de ser un lindo paisaje para convertirse en un foco infeccioso que puede causar muchas enfermedades para los pobladores de la zona, se torna peligroso y desagradable”, explicaron. Empezaron en 2010, haciendo estudios del agua, y este año se difundió en el barrio el trabajo, tratando de evaluar el impacto social de este deterioro, precisaron.

“Notamos que iban cambiando las opiniones de acuerdo a las edades, hay vecinos de 50 años de edad para arriba que recordaban a la laguna como un lugar hermoso y que estaría bueno poder rescatar, incluso como un pulmón para la ciudad. Pero por otro lado, los más jóvenes piden que lo tapen porque el olor es insoportable, y es lógico que hagan este planteo, ya que nacieron con el ecosistema degradado”, reflexionó Carolina Candia, una de las alumnas que participaron de la investigación.

El trabajo de campo implicó la toma de muestras para distintos tipos de análisis bacteriológicos, de bioensayos y efluentes líquidos, para conocer el estado del agua. “Los resultaron obtenidos fueron los sospechados: hay una gran cantidad de coliformes fecales, debido a que las redes cloacales domésticas desembocan ahí; paralelamente, también se hallaron desechos provenientes de la fábrica Aceitera del Litoral, situada a la vera de la laguna”, se cita en el informe de investigación.

“El tamaño de la laguna se redujo mucho por la putrefacción, pero también por la urbanización y transformaciones que fue teniendo la ciudad, pero lo poco que queda está degradado”, confirmaron. Ahora se aprestan a preparar un plan de rescate del lugar.