Por Tirso Fiorotto
Día de luto para los latinoamericanos, se murió El Mensú. Día de luto para el mundo de la música y la pintura y la poesía y la conciencia antiimperialista; para la humanidad integrada naturalmente al paisaje capaz de celebrar esa pertenencia.
Los miembros de la Junta Abya yala por los Pueblos Libres (JAPL) sugerimos una jornada de meditación sobre nuestras identidades, nuestras artes, nuestros oficios, inspirados en la obra de Ramón Ayala y en su vida plena, en su alegría de vivir, en su humor y su coherencia.
Hace poco realizamos un hermoso encuentro en su nombre, cuando decidimos entregarle la distinción “Conciencia Abya yala 2022” como expresión de “artistas que han sabido comprender la simbiosis de la cultura y la biodiversidad, y burlar las fronteras impuestas a nuestros pueblos”. Fue una velada artística de excepción, un 7 de octubre, Día Mundial del Algodón. La fecha misma recuerda el rasguido doble titulado El Cosechero, un himno a los trabajadores de los algodonales compuesto por Ramón Ayala y que en la Argentina corean las multitudes.
La relación de amistad de Ramón Ayala, Minga Ayala de Almada, Miguel Martínez, Linares Cardozo, Aníbal Sampayo, Polo Martínez y tantos artistas que nos honran es un camino de amistad y armonía que vuelve a alumbrarnos en este día triste y a la vez estimulante, que nos llena de compromisos con la madre tierra y con los pueblos milenarios de este suelo.
Ramón Gumercindo Cidade, conocido como Ramón Ayala, nació hace 96 años en Garupá, Misiones. A continuación, el texto completo del reconocimiento que hoy recupera su hondo sentido, cuando acompañamos en el sentimiento a sus familiares y amigos y a toda la patria grande.
Fundamentos
La Junta Abya yala por los Pueblos Libres entrega la distinción Conciencia Abya yala 2022 a artistas que han sabido comprender la simbiosis de la cultura y la biodiversidad, y burlar las fronteras impuestas a nuestros pueblos, y lo hace en la persona del misionero Ramón Ayala, modelo en esa línea, con una extraordinaria obra, plena de belleza y amor, vigente por más de siete décadas.
El autor de El Cachapecero, El Cosechero, El Mensú, Posadeña Linda, Pan del agua, y otros 300 temas musicales, verdaderas perlas del cancionero, además de obras poéticas y plásticas, recibe el reconocimiento en un acto previsto en Paraná para el 7 de octubre, el Día Mundial del Algodón. Con esta distinción, la JAPL quiere agradecer la lucidez y el talento de artistas que traspasan los límites trazados entre la comunidad humana y los ríos, las selvas, la naturaleza, en suma, y que nos ayudan a conocer un mundo íntegro, sin compartimentos estancos, donde la humanidad dialoga con el resto de las manifestaciones.
Vemos en Ramón Ayala la actitud del que se deja empapar por su paisaje y lo transmite al mundo con sus mejores galas, sin ignorar sacrificios, sueños, oficios, luchas, con la capacidad de asombro y admiración del maestro. Vemos en el Mensú un arraigo, un conocimiento de su gente y una celebración, de su selva, de nuestro continente, en suma. Como una expresión de firmeza y rebeldía ante el colonialismo y por sobre todo de liberación por el arte, es decir: el arte no supeditado a nada.
Vemos en este argentino nacido en Garupá un modelo también del canto con fundamento que recupera para la argentinidad su enlace en las honduras del Abya yala (América), prevenido de las luminarias del poder concentrado y dependiente, con una mirada de cuenca que es la base necesaria para entender nuestra condición.
“Y será en el surco mi sombrero bajo el sol faro de luz”, canta el obrero en la poesía que tiñe por completo la vida casi centenaria de Ramón Ayala.
Artistas como este maestro lleno de energía son una garantía del gusto exquisito por la música y la literatura y la pintura, y de la apertura a las voces del territorio que impregnan sus obras. De ahí el encuentro que realizaremos en La Vieja Usina, de Paraná, el 7 de octubre, Día Mundial del Algodón, junto a artistas de la música y la pintura y la poesía, será una excusa inmejorable para cantar juntos las canciones que nos acompañan y nos llenan el corazón desde hace tantas décadas, y que siguen abriendo caminos.