El paranaense Walter Grinóvero es el entrenador de Tomás Etcheverry, el argentino que sorprendió al mundo en la actual edición de Roland Garros al llegar hasta los cuartos de final. En esa instancia, el oriundo de La Plata cayó con el alemán Alexander Zverev por 6-4, 3-6, 6-3 y 6-4, y quedó eliminado del segundo Grand Slam de la temporada 2023. Detrás de él hubo un trabajo minucioso y constante del entrenador entrerriano, quien brindó una entrevista con el programa radial “A Quien Corresponda”, que se emite por Radio de La Plaza (FM 94.7 Mhz).

Wally, como es reconocido en el ambiente tenístico, trabaja desde hace 23 años con jugadores profesionales y recién llegado de su experiencia en París, se refirió al gran torneo del platense. “Estoy disfrutando de estar en casa, ocupándome de ser padre, el otro rol que tengo, tomando unos mates y organizando un poco la casa desde mi llegada”, comentó en el inicio de la entrevista en la que contó cómo llegó a ser el entrenador de Etcheverry.

“Yo terminé a fines del año pasado con Francisco Cerúndolo y Facundo Bagnis; me acercaron algunos proyectos y fui a Estados Unidos a ver otros, y se terminó cerrando el de Tomás. Sinceramente cuando lo vi, analicé y estudié, me tomé tres meses de estar con él, viajar y conocerlo bien, para hacerle una propuesta a su equipo de trabajo y sponsors, para informarles sobre el diagnóstico que yo hacía sobre las cosas a mejorar y las que había que sostener”, señaló.

“Al ser un tenista de raza y ser un jugador que lleva el tenis en la sangre hace las cosas fáciles. Lo veo día a día y verlo con tanta presencia entrar a jugar cuartos de final en la Philipe Chartier (la cancha central de Roland Garros), no es para todos. Eso me va dando cada vez más herramientas y nos hace poner la vara cada vez más alta para seguir trabajando en este proceso que recién inicia”, agregó sobre las virtudes del tenista argentino.

Cuando asumió como su entrenador, Etcheverry “estaba 80, no había ganado partidos en ATP. Sí había jugado algunos torneos de Grand Slam y ATP, pero no había logrado concretar lo que él se proponía”. Y añadió: “Empezamos de a poco, se hicieron cambios de equipo, me hice cargo cien por ciento del proyecto. Empezamos a ver una nueva manera de jugar, nuevas técnicas, otra posición en la cancha… Yo estaba convencido, y lo estoy ahora, aunque es fácil decirlo con los resultados puestos. Pero cuando yo tomé el proyecto, le dije a Tomás: ‘voy a llevarte a la elite mundial’. Y me respondió: ‘¿Vos creés en mí? Ahí le dije, ‘claro, sino no estaría acá’. A partir de ahí se empezó a generar un crecimiento enorme. Lo mío es el conocimiento y ponerlo en cancha, y lo de él es la entrega diaria y la pasión que tiene por este deporte”.

En cuanto a los aspectos que se corrigieron durante estos meses de trabajo, Grinóvero especificó: “En principio fue cambiar un poco su mentalidad. Era muy conservador en su pensamiento y en el juego. Tener de la mentalidad de no ir a sumar puntos sino de ir a ganar torneos, pero también trasladarlo a la cancha: jugar más cerca de la línea, ser más agresivo y sacar más agresivamente en cuanto a la velocidad; su servicio era de 180 kilómetros por hora y hoy estamos en un promedio de 200; y llega a sacar 220 Km/h. Todavía estamos en un proceso. Lo que hice fue mirar jugadores o exjugadores de su estatura, para ver cómo jugaban y este recién es el inicio del trabajo. Ahora se hace conocer al mundo, pero como le dije ayer: se termina una etapa hermosa, pero viene otra de seguir cosechando triunfos y no parar hasta estar en la cima”.

Grinovero también ha sido head coach de los argentinos José Chucho Acasuso, Martín Vasallo Argüello, Diego Junqueira, Mäximo González, Juan Pablo Brzezicki, Agustín Calleri, Juan Martín Aranguren, y los chilenos Cristian Garín, Gonzalo Lama y Nicolás Jarry. Ya lleva más de dos décadas en el circuito y vio venir este gran presente. “Cuando empecé a trabajar, a esto ya lo sentí, sinceramente, y tengo testigos; sabía que esto iba a pasar y no es que lo digo ahora, que llegó a cuartos de final de Roland Garros. Y siempre trabajé con el equipo que tengo en estar preparados. Tomás (Etcheverry) ya tiene su agente de prensa, su equipo de managment que maneja sus contratos, su preparador físico, su coach mental y kinesiólogo, y yo, como director de todo el proyecto. Estamos preparados, no nos agarra de sorpresa”, comentó.

“Ahora sí, lo que queda es estabilizarnos emocionalmente, porque esto es muy fuerte, y que él logre encontrarse de nuevo con él mismo. Antes iba al club como Tomás Etcheverry, un proyecto, pero hoy ya es otra cosa. Pero estamos preparados, tenemos un excelente equipo y eso a él le da tranquilidad. Son 23 años en el circuito, uno aprendió, y me encuentro muy consolidado en este momento, con mucha confianza en mi trabajo y en todo el equipo, y eso se traslada al jugador. Por eso en líneas generales está cómodo, confía mucho en mí. Creo que él necesitaba un padre tenístico, una figura fuerte que crea en él y me aboqué a ese trabajo, era necesario y acá están los resultados”, completó.   

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