Florencia Penna
Muertes indebidas es el documental del realizador rosarino Rubén Plataneo que se proyectará por primera vez en la ciudad. Será hoy a las 20, en el Centro Cultural La Hendija (Gualeguaychú 171), organizado por la Librería Ambulante Correveidile y la cátedra de Teorías Políticas de la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER).
A casi 30 años del último golpe militar, Muertes indebidas despliega una exploración diferente de las profundas y sutiles consecuencias del genocidio en Argentina. Esta producción fue seleccionada para participar en el Festival Cine Acción de San Francisco (EE UU), en el Festival Internacional de Documentales In Memoriam Santiago Álvarez, Cuba 2005, y en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires - BAFICI 2005, compitiendo en la sección de Derechos Humanos. Un extracto de la reseña del catálogo de éste último apuntó que “Plataneo privilegia indagar en casos particulares de tres mujeres rosarinas para reconstruir la experiencia de las desapariciones, pero fundamentalmente las secuelas del genocidio en nuestras vidas presentes. Con una labor muy cuidada sobre la imagen y la edición, incorporando un material de archivo apropiado, con un trabajo de experimentación formal poco frecuente en este tipo de documental y adecuando el uso de recursos según las necesidades expresivas, la película conduce al espectador a través de estas experiencias personales hacia un horizonte de verdad histórica habitado por los fantasmas de los duelos inconclusos”.
En diálogo con ANALISIS, el fotógrafo y cineasta se refirió a lo que es su primer largometraje.
-¿Por qué surgió la necesidad de elaborar este documental?
-En la historia que los relatores oficiales intentan cerrar en forma grosera y mentirosa se producen grietas, como huellas en la noche. Es una decisión seguir o no, preguntarse o conformarse, buscar o negar. En esa oscuridad, en ese fuera de cuadro, está la mayor parte de la historia vivida y silenciada. La historia según la cuentan los poderes reinantes, es la única ciencia oculta oficializada… El genocidio perpetrado por la dictadura militar fue sistematizado como para sostener los gritos de horror en el tiempo, yo era conciente de eso, y la idea y el sentimiento me torturaban. Necesitaba hacer esta película como un conjuro personal, por un lado, y por otro por la necesidad de remover, de retomarlo desde la intuición artística, con la intención de horadar el muro de miedo desde la libertad artística.
-¿Reconocés alguna filiación en particular con documentales sobre desaparecidos en la última dictadura militar?
-No sé si podría marcar alguna filiación precisa, lo que sí puedo afirmar es que aún Juan como si nada hubiera sucedido (de Carlos Echeverría) me parece de lo mejor sobre el tema, y el enfoque de Godard de hacer películas políticamente, en vez de películas políticas, sí marca una línea para mí.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
