Luis María Serroels
Especial para ANÁLISIS
Una publicación da cuenta de que nuestro país registra índices de hábitos de lectura muy precarios, por debajo incluso de otros países con similar grado de desarrollo. Añade que lamentablemente las bibliotecas no han sido tradicionalmente el ámbito predilecto para consulta, enriquecimiento intelectual, conocimiento del pasado a través de historiadores y la valiosa labor de escritores en las más diversas temáticas y géneros. Y opina que una falta de efectivas políticas sociales integradoras –lejos de las prioridades estatales- que sume a todas las regiones, ha contribuido a irresponsables desatenciones. Su particular ámbito, la posibilidad de profundización, la tranquilidad y la inmensidad de tomos al alcance de todos, han edificado la enorme trascendencia de las bibliotecas como herramientas educativas y culturales, para facilitar el acceso equitativo a estudiantes, investigadores, estudiosos, especialistas y todo sediento de saber. El “aroma a biblioteca” resulta único.
Antecedentes
La Biblioteca Provincial de Entre Ríos –en sus inicios Biblioteca Pública de Entre Ríos-tuvo el invalorable aporte bibliográfico y documental que el Profesor Normal en Ciencias, Antonio Serrano, realizara al gobierno. Este ilustre hombre fue un verdadero sabio por sus títulos, investigaciones arqueológicas y una enorme variedad de publicaciones de su especialidad -docente universitario-, y una inagotable fuente de consulta y aprendizaje para muchas generaciones.
De su lugar inicial de emplazamiento en Rivadavia 547 (inmueble perteneciente al Taller Industrial Antequeda, convertido ahora en Centro Cultural Antequeda) se trasladó al solar de la misma arteria (hoy Alameda de la Federación) con el número 248/78 frente a la plaza Carbó, por ser “accesible para la población y de gran valor edilicio”. Dichas casas se hicieron construir en 1870 por Ramón Febre y José Antelo, a la postre gobernadores de Entre Ríos.
En la década del ´70, los inmuebles –considerados “ejemplares únicos de la ciudad, destacables por su amplitud y representatividad de un período en que Paraná comienza a adquirir características urbanas de mayor jerarquía”, fueron expropiados por el gobierno provincial para un local administrativo. La creación de nuestra biblioteca se concretó por el Decreto Nº 3.429 del 6 de julio de 1978, reglamentado y estructurado en 1981. Un año después se constituyó una Comisión de Apoyo y el 1º de agosto de 1987, el Decreto Nº 6.610 la denominó Biblioteca Provincial de Entre Ríos.
Polémica iniciativa
La idea de levantar en ese predio un edificio propio para la Legislatura entrerriana –que funciona en la Casa Gris-, no es nueva. Prioritariamente se pensó en algún terreno lo menos alejado de la sede gubernamental y llegó a hablarse del espacio donde se halla instalado el parque infantil Pato Sirirí.
(Más información en la edición gráfica número 1053 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2016)